Los problemas mundiales necesitan de las ciencias sociales

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Hetan Shah, en una columna publicada recientemente en la revista Nature, titulada como en este texto, se preocupa que en el Reino Unido se haya hecho un llamamiento excepcional a los científicos de datos, matemáticos y físicos de su país para que puedan trabajar en el proceso de formación de políticas del gobierno. Si bien, Shah reconoce el enorme poder informativo de los datos, no por algo fue director de la Real Sociedad Estadística de Londres, considera importante el aporte que brindan las humanidades y las ciencias sociales a fin de hacer frente a los desafíos del presente decenio.

Para demostrarlo, pone como ejemplo el caso de las epidemias a las que define como fenómenos sociales y biológicos. Para eso refiere el trabajo de antropólogos como Melissa Leach, afiliada al Instituto de Estudios de Desarrollo en Brighton, quien, para contener el ébola en África occidental, propuso sustituir los ritos tradicionales de entierro riesgosos (el lavado de los cuerpos de los fallecidos antes de enterrarlos) por otros más seguros, en lugar de tratar de eliminar por completo las costumbres locales tradicionales. En otras palabras, en vez de aplicarse medidas de control estandarizadas, de arriba hacia abajo, que marginaran las creencias culturales propias de una comunidad, se optó por construir enfoques inclusivos y participativos que combinaran el conocimiento local y científico.

Esta y otras experiencias, concluye Shah, no deben pasar por alto -especialmente para los gobiernos que quieran ser calificados como “sabios”-, los beneficios que aportan los expertos en ciencias sociales y humanidades, pues junto a las ciencias duras (entre ellas, la matemática como herramienta universal y portátil), y la tecnología de los datos, podrían proporcionar conocimientos sorprendentes y valiosos.

Refractarios de la verdad

El artículo de Shah abre un camino para la interdisciplina (aun cuando no ha utilizado esta palabra), es decir, la relación entre ciencias, técnicas y filosofía, la cual resultaría beneficiosa para intentar resolver los complejos problemas de la sociedad, siempre y cuando se preocupe, y de esto estoy convencido, por el concepto de verdad objetiva.

Lamentablemente, la contracultura predomina en las humanidades y ciencias sociales debido a la presencia de tendencias llamadas indistintamente “posmodernistas” o “anticientíficas” en cuanto se oponen a los valores de la racionalidad y la verdad objetiva. Entre ellas, destacan: el existencialismo, la fenomenología, la sociología fenomenológica, la etnometodología y la teoría feminista radical.

El oficio del posmodernismo -basado en la propia sensibilidad personal (de ahí su arbitrariedad)- reemplaza la racionalidad, la evidencia empírica, la claridad y la coherencia.

Foucault (y sus “muchas sociologías”), Lyotard, Derrida y Baudrillard son las figuras más influyentes en el pensamiento social contemporáneo. Igualmente, Deleuze, Guattari, Virillo, Lacan y Kristeva. La referencia a estos autores es enorme en la literatura teórica de las ciencias sociales, de ahí deriva la abundancia de tradiciones, paradigmas, enfoques, teorías y concepciones pasadas y presentes, a merced de las tantas interpretaciones como lectores conquisten. En la era posmoderna, la proliferación masiva de ideas teóricas es la razón de ser de la teoría sociológica no tiene otro objetivo que “mantener la conversación”, como afirmaba Rorty, en lugar de descubrir la verdad (Ritzer & Goodman, 2001).

Hay que admitir que la contracultura se ha convertido en parte integrante, si no en una ideología predominante, de la cultura actual, lo que hace, al parecer, imposible trazar una línea divisionaria nosotros (los no charlatanes)-ellos (Sadovnikov, 2004). Así, por más apasionada que sea la voluntad de expulsar a la bestia, la intención es, después de todo, quijotesca.

Referencias

Ritzer, G., & Goodman, D. (2001). Postmodern social theory. In Handbook of sociological theory (pp. 151-169). Boston: Springer.

Sadovnikov, S. (2004). Systemism, Social Laws, and the Limits of Social Theory: Themes Out of Mario Bunge’s: The Sociology-Philosophy Connection.Philosophy of the Social Sciences, 34(4), 536–587. https://doi.org/10.1177/0048393104269199

Shah, H. (2020). Global problems need social scienceNature577(7790), 295.

Lima, 25 de enero de 2020.

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