La Mariposa de Friedman
Pero aquí he encontrado lo que amo:
Los amargones me llaman
y las blancas ramas de los castaños del patio.
Solo que nunca más vi una mariposa
A los 13 años de edad le tocó presenciar, sentado en una butaca del Teatro Segura, la obra “Noche de Walpurgis” sin saber, en ese momento, lo que el futuro le deparaba con el baile y la coreografía. Su carrera como artista lo llevó a ejercer importantes puestos en el mundo del ballet y, luego de tres décadas fuera del país, en el 2016 asumió la dirección del Ballet Nacional del Perú. Este año, como parte de la Segunda Temporada del 2018, por segunda vez presentó “El Jardín del Fauno” en el Gran Teatro Nacional. Sentado en uno de los ambientes de vestuario del GTN, Gamonet comenta al Club de Jóvenes Críticos los detalles de dicha presentación.
«En realidad, no estás viendo nada, tienes dos personas en el escenario y ya tienes una relación ahí».
Carla Anamaria: ¿Cómo ha cambiado el ballet en el Perú?
Jimmy Gamonet: Yo tuve la suerte de pertenecer al Ballet Nacional en 1979, justo un año antes de irme del país- me fui en el 80 como hace 38 años- y tuve la suerte de conocer al elenco. En esa época lo que se hacía era muy distinto a lo que se hace ahora, pues se realizaban trabajos modernos, contemporáneos o algunas veces clásicos. Pero antes de ello, cuando se fundó la compañía con Kaye Mac Kinnon, la línea musical tenía piezas folclóricas desde Huaylash, Pistha como danza selvática o la marinera; y todas ellas fueron llevadas a la danza clásica. Kaye le dio ese estilo a la compañía. Ya después entraron otros directores que experimentaron de otra manera. No obstante, lo más interesante del asunto es que existe una línea constante: “el entrenamiento clásico”. Inclusive trataron de llevar a la compañía a un territorio más contemporáneo, un intento que duró por dos años; sin embargo, no funcionó tan bien, pues en primer lugar los bailarines no son modernos o sea pueden hacer ballet contemporáneo pero sus cuerpos están condicionados y preparados para hacer muchas cosas clásicas. Entonces cuando me ofrecieron venir a dirigir la compañía me pareció que, en este momento, el neoclasicismo es lo que más le hace justicia al estilo que lleva la compañía porque te da la libertad de poder experimentar con movimiento de la manera que deseamos y a la misma vez mantener la raíz que es el clasicismo.
Natali Conde: Desde su experiencia como coreógrafo, ¿qué se necesita para que una persona se forme y se desarrolle como coreógrafo?
Jimmy Gamonet: Primero, me imagino que debemos tener la necesidad de mover cuerpos. Conmigo empezó desde muy niño, en la primaria, para el día de la madre o cualquier evento que hay en el colegio. Yo hacía las coreografías desde muy pequeño -ocho o nueve años- pues me gustaba reunir a mis compañeros, poner la música y armar los pasos. Eso se transformó con el tiempo. Bailé por muchos años y siempre tuve la necesidad de componer canciones y mover cuerpos; ya que para realizar una coreografía tenemos que ser críticos y apreciar lo que vemos, llegando a tal punto en que digamos: “Yo lo haría de esta manera”; pues si no llegamos a ese análisis nunca vamos a poder coreografiar. Me acuerdo que en una entrevista abierta al público en Miami, me hicieron la misma pregunta y yo respondí “Creo que fui criticón» desde el primer momento; me gustaba criticar todo lo que veía”, entonces me dijeron “si criticas tanto ¿por qué no lo haces tú?”. “Pues bien, entonces lo hago yo”, me dije.
¿Que se necesita saber para ello? Primero debemos tener conocimiento del idioma físico que vayamos a manipular; ya sea el clásico, el contemporáneo, moderno, el hip hop o las danzas sociales. Tenemos que tener un buen conocimiento del vocabulario. No solo para copiar; sino para poder hacer variaciones y sentir la libertad de crear y mezclar. Además tener conocimiento de música, historia, producción, escenografía, vestuario, la técnica en sí, el baile y cosas que nos alimentan.
Natali Conde: ¿Existe alguna diferencia en la comunicación que tiene con los bailarines en una obra abstracta y en una obra narrativa?
Jimmy Gamonet: Por supuesto, en obras narrativas es relativamente fácil, por ejemplo, ahora estamos empezando a reponer una obra muy conocida: Carmen de Bizet. Hay una ópera y muchas interpretaciones de esta obra musical, inclusive los mismos bailarines la conocen ya que han leído, por algún lado o la han visto en el teatro. Entonces todo esos referentes ya los tienen, es cuestión de asignarles un personajes; vale decir, establecer quién va interpretar a “Carmen”, a “Don José” y a“Escamillo” para luego trabajar con ellos y hacerles saber que los movimientos son una especie de proyección debido a que no se usa la palabra. El dinamismo y la combinación de movimientos son las encargadas de hacer entender a la audiencia lo que está está pasando en el escenario.
Para lograr ello, los bailarines deben tener una idea muy clara de quienes son en ese espacio y en esa historia. Todo esto toma un montón de práctica pues consiste en dar referencia a los bailarines, y observar que puedan proyectar lo que quieran decir a través de sus movimientos. ¡Toma un montón de trabajo! Las obras abstractas son una reacción al impulso musical. Si bien les puedo dar referentes relacionados al movimiento, a la fuerza que tienen que sentir en un movimiento en particular, también les puedo decir, y no tiene nada que ver con el caso: “¡siéntete como un ave o siéntete como un caballo!”. Los bailarines relacionan sus conocimientos personales y los tratan de aplicar al movimiento tratando de generar una textura especial.
Natali Conde: Entonces hay mayor libertad…
Jimmy Gamonet: Exacto. Aunque además en esta obra encontramos variaciones; ya que va a depender de la interpretación de cada bailarín, pues no todos somos iguales.
En una entrevista, la semana pasada, estábamos hablando ¿qué sería bonito?, ¿a qué punto me gustaría que llegue la apreciación de una función de danza en Lima? En otros países la danza está súper desarrollada. Existe un gusto tremendo y una audiencia que sigue la danza. La gente no solo observa lo que se presenta en el ballet; sino además, identifican a los artistas que van a bailar la pieza y hacen comparaciones. Por ejemplo, el día lunes va a bailar “fulanita” el martes va a bailar “otra” y hacen comparaciones: ¿quién fue la mejor?, ¿quién interpretó mejor? Es otro nivel de apreciar el arte. ¡Te das cuenta!
Carla Anamaria: ¿Qué nos presenta «El Jardín del Fauno”?
Jimmy Gamonet: «El Jardín del Fauno» se creó hace muchos años atrás, aproximadamente en el año 1992 para el Miami City Ballet en Florida pero tenía otro título: Pané suite. Le cambie el nombre, aunque básicamente era lo mismo: Fausto. Pero para hacer el título más interesante decidí en Miami ponerle Panee Suite. Aquí decidimos junto al equipo de prensa ponerle otro nombre que pueda llamar más la atención en Lima. Entonces pensamos en el “Jardín del Fauno” que suena más fantasioso y que trata de este personaje que es el rey del bosque y que le gusta jugar con las ninfas. Este es el punto de partida del Ballet; así que me pareció bonito traerlo porque es una pieza clásica en el aspecto técnico y esta compañía es clásica; pero la línea estética, que llevamos, es neoclásica lo que nos permite tener un poquito más de libertad de movimiento y no ser tan cuadriculados como el ballet clásico.
Yessenia Coronel: La presentación del “Jardín del Fauno” tiene una narración que ha llegado entretener al espectador y causar en él ciertas sensaciones ¿qué técnica se usó para que la narrativa sea comprendida?
Jimmy Gamonet: Mira, mi punto de partida fue lo que decimos en danza: “un divertimento”; es decir, una agrupación de movimientos de secciones, en la que primero se presenta el cuerpo de baile con los solistas y los principales. Después viene lo que llamamos variaciones, donde se muestra el nivel técnico de los solista y de los principales. Al final se cierra con el cuerpo de baile nuevamente. Vale decir, creas esta cosa visual que es bonita: comienzo, medio y final. Abres en grande, muestras lo que hay dentro del sandwich (la comida) o sea los trabajos virtuosos y difíciles de bailar técnicamente. Y cierras, nuevamente, con lo más appealing para la vista.
Yessenia Coronel: En esta ocasión, Purple Bend I fue interpretada por dos bailarinas, entonces ¿cómo fue la selección para que, en dicha presentación,danzaran dos mujeres?
Jimmy Gamonet: Yo vi una película que se llama Platoon y que trata sobre la guerra de Vietnam. Al final de esta film se utiliza la pieza musical de Barber, Adagio for Strings y cuando la escuché con ese fondo tan sanguinario, tan dramático por guerra, me chocó. Pues una cosa no tenía nada que ver con la otra, pero justamente esa mezcla me llamó tanta la atención que dije “sería muy bonito hacer una cosa en movimiento que no tenga nada que ver con la línea melódica de la música”. Entonces empezó, dicha propuesta, como una especie de ejercicio de composición física. Primero construí la obra con dos mujeres y con movimiento bien minimalista, pero bien fuerte; o sea , hay un pulso en el movimiento que no tiene nada que ver con la melodía – porque la melodía queda a un lado- debido a que siempre están en tensión.
Intente transmitir la sensación que me ocasionó cuando vi la película; pero en movimiento. Ese fue el punto de partida. Ahora bien, la gente siempre tiene la necesidad de decir: ¿qué significa?, ¿qué estás viendo? En realidad, no estás viendo nada, tienes dos personas en el escenario y ya tienes una relación ahí. No sabes qué tipo de relación tienes, pero son dos personas que se están intercomunicando e interrelacionando. Entonces uno mismo trata de buscar qué está pasando en el escenario, ¡eso es lo bonito!.
Purple Bend I. no tiene nada, no tiene una historia. Yo indiqué que es una investigación de relaciones lo que se está viendo en escena. “La relación que tú quieras, imagínate”. Es la parte bonita creo yo, en vez de decirte “¡No, esto es lo que está pasando!” Porque otras personas podrían decir “¡No, yo no veo eso!”
Después hice la misma coreografía pero para hombres. Fue un estudio en movimientos porque mientras las mujeres se paran en punta y su calidad de movimientos es otra, los hombres son mucho más fuertes: pueden cargar y tirarse al piso. Ahí empecé a usar variantes. La coreografía es la misma pero hay ciertos elementos que los chicos pueden hacer y las chicas no.
Carla Anamaria: But I never saw another butterfly again fue una pieza que me llamó mucho la atención porque se desarrolló el tema del holocausto…
Jimmy Gamonet: Si, tanto la música de Górecki fue inspirada en una mujer que estaba en busca de su hijo en un campo de concentración, es muy fuerte, su punto de partida para componer la música es bien dramática. Después, utilicé unos poemas que se compusieron durante la Segunda Guerra Mundial en Checoslovaquia en Praga, en uno de los campos, que también se titula But I never saw another butterfly again; entonces me gustó la mezcla del poema con la música. En eso me basé para representar, en la obra, a las mujeres que han perdido a un ser querido. Inclusive en los movimiento hago referencia a que están cargando a un niño. El ballet es muy atmosférico porque te pone en ciertos lugares.
Carla Anamaria: Cuando escuché comentarios, a muchos, les había impresionado los vestuarios y la música; pese a no estar tan relacionados al baile contemporáneo.
Natali Conde: Como también el juego de luces…
Jimmy Gamonet: Claro. Las luces son sumamente importantes.Yo siempre he dicho que la iluminación te convierte una pieza mediocre a una obra de arte o te la mata, por eso tiene que haber un balance espectacular. Para ello, nosotros tenemos una semana de pre-producción donde trabajo con las luces, intensamente; y estamos ahí desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche, trabajando pedacito por pedacito, movimiento por movimiento. Es la parte más tediosa de todo este proceso. Ustedes van y se sientan para ver la obra, pero detrás de eso es todo un tema.
ANEXOS:
Poema: la Mariposa de Friedman
La última, la última de todas,
De un amarillo tan intenso y vivo que deslumbra.
Tal vez si las lágrimas del sol cantaran
contra una piedra blanca…
Ese amarillo sin par
se eleva etéreo hacia lo alto.
Y se fue…Sin duda deseaba
despedirse del mundo con un beso.
Siete semanas aquí he vivido
Enclaustrado en este gueto.
Pero aquí he encontrado lo que amo:
Los amargones me llaman
y las blancas ramas de los castaños del patio.
Solo que nunca más vi una mariposa.
Esa mariposa fue la última.
Las mariposas no viven aquí adentro,
en el gueto
Edición:
Carolina Amable: carolina.amable@unmsm.edu.pe
Carla Anamaria: carla.anamaria@unmsm.edu.pe
Natali Conde: natali.conde@unmsm.edu.pe
Yessenia Coronel: yessenia.coronel@unmsm.edu.pe
Fecha: Lima 11 de Octubre del 2018