[CLUB DE JÓVENES CRÍTICOS] La tierra se mece al ritmo español

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¿Quién no ha oído el típico flamenco español, los temas Perdóname y Si me dejas ahora del gran Camilo Sesto,  o el Ave María y Bulerías de David Bisbal? De seguro muchos, pero muy pocos  han escuchado las composiciones de Juan Crisóstomo de Arriaga, Enrique Granados o Manuel de Falla. Y más que por un tema de desinterés, también influye el aspecto generacional.

Por ello, el concierto ”En los jardines de España”, presentado por el Ministerio de Cultura en el Gran Teatro Nacional, busca mostrar otra faceta de la música española a la que no estamos acostumbrados.

Bajo la dirección de Mario Benzecry (director invitado), la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil Bicentenario (OSNJ) interpretó los temas de tres de los compositores más grandes de España: Arriaga, Granados y de Falla, junto a Pablo Sabat Mindreau, director artístico de la OSNJ, pero que esta vez subió al escenario como pianista solista del concierto.

Entrada

Llegué a la puerta principal del Gran Teatro Nacional, saqué mi entrada y se la entregué a los jóvenes recepcionistas y en medio camino de ingresar a la sala de teatro opté por ir a la sala de espera, pues aún seguía ofuscado por algunos problemas del transporte público. Al sentarme me percaté que las personas conversaban con júbilo y vestían formalmente, los varones, con saco y corbata, y las damas, con  vestido. Todo indicaba una noche de elegancia y emoción.

Se escuchó la “segunda llamada” y casi todas las personas,, como si nuestros movimientos estuviesen coordinados, nos levantamos de los asientos y nos dirigimos a la sala principal del Gran Teatro Nacional (GTN). Para la “tercera llamada” ya estábamos ubicados en nuestras butacas. Muchos de los asistentes eran de tez blanca, caucásicos. Probablemente eran europeos, quizás españoles, que se venían a (re)encontrar “En los jardines de España”.

Inicio

Se abre el inmenso telón característico del GTN. Las arpas, violines, violoncellos y contrabajos estaban con las cuerdas impacientes por comenzar. Las flautas, oboes y clarinetes, con lo poros abiertos en el escenario. Los fagotes, cornos, trompetas, trombones, tuba y timpani, con el viento a su favor. La percusión y la celesta, esperando el movimiento de la batuta para sonar.

Mario Benzecry camina tranquilamente y se ubica en medio del escenario. Los aplausos suenan y se acallan de a pocos. Entonces la batuta comienza a trabajar.

EL “Mozart Español”

Obertura de los “Esclavos felices” es la pieza escogida para dar por iniciada la noche y el concierto. Esta composición fue escrita por el joven Juan Crisóstomo de Arriaga de apenas 13 años – quien escribió su primera pieza a los 11, pero tuvo una muerte prematura a los 19 años- quien fue catalogado como el “mozart español”.

De regreso a casa me preguntaba cuál hubiese sido el legado de Juan Crisóstomo de Arriaga para la música de no haber fallecido a una edad tan prematura.

La pieza estremeció de emoción al público y dejó una sensación de espera para la programación final, la cual finalizaba con otra composición de quién pudo haber sido uno de los compositores más grandes de la historia.

Noches en los jardines de España

Luego, se hizo presente las Noches en los jardines de España de Manuel de Falla, compuesto e inspirado en otros jardines, como “En el Generalice”, “Danza Lejana” y “En los jardines de la  sierra de Córdoba”. Esta es la primera gran obra creada para orquesta y para piano.

Mientras escuchábamos esta pieza poco a poco la atmósfera se llenó de una sensación híbrida entre misterio y melancolía que al respirar se insertaba en cada parte de nuestro cuerpo y nos sumergía en el más profundo de nuestros pensamientos.

Intermedio

La voz en off indicó el intermedio de 15 minutos y, aunque no es un tiempo extenso, la espera se tornó larga. Los espectadores prefirieron salir  de la sala de teatro e intercambiar las sensaciones que acababan de experimentar con sus acompañantes. Entre la impaciencia y los bullicios se vuelve a escuchar la “tercera llamada”.

Goyescas

La segunda parte del concierto nos trae a Enrique Granados y su magnífica obra Goyescas. Esta pieza volvió música el amor de Granados a España a través de los cuadros del pintor Francisco de Goya, la cual nos atrapó en una música pianista de gran sensibilidad rítmica.

Un sentimiento de gracia y elegancia nos encantó y, por supuesto, a la orquesta, donde cada instrumento contenía una pequeña escena lírica para sí mismo, que el público recibió con satisfacción y cierta melancolía por la triste melodía del momento.

Nos mecemos en la música

Y así como Juan Crisóstomo de Arriaga dió el inicio, ahora le pone un punto final al concierto, pero un punto seguido a la noche.

Mario Benzecry se prepara y da la señal para empezar con la Sinfonía en re mayor, IJA 17, la cual se compone por “Allegro con brio”, “Andante”, “Scherzo” y “Finale”.

Mientras disfrutábamos “Andante”, el suelo comenzó a temblar. Parte del público, atemorizado por el movimiento, se estremeció y se levantó de sus asientos, pero el maestro Benzecry continuó con su trabajo y la OSJB siguió a su director. Solo una violinista, motivada por los nervios, se levantó de su asiento, sin soltar su instrumento, por unos milisegundos, pero luego se reincorporó con sus compañeros y continuó  su labor.

Y como bien dicen: “el espectáculo debe continuar”, los músicos, junto a sus fieles compañeros de cuerda, viento y percusión, daban todo de sí en el escenario hasta que la batuta del director quedó quieta. Entonces los instrumentos se inmovilizaron y callaron, pero las palmas se movieron velozmente, causando aplausos estruendosos que retumbaron en toda la sala.

La noche no termina

No podíamos evitar dialogar sobre lo que acabábamos de gozar -y me sumo a ello, ya que sin darme cuenta sostenía una plática con un señora de unos 40 años. Entre idiomas como el castellano, inglés o francés se escuchaban  conversaciones por doquier y aunque la vocalización y pronunciación eran diferentes, los unía la exaltación y admiración del momento.

Aunque el movimiento sísmico causó cierta incertidumbre, la noche tenía un elemento en común: la música. Es que al momento de juntar las piezas musicales de tres de los más grandes compositores de España, se vuelve tan potente que puede mecer a la tierra y a todo aquel que los escucha.

Por: Ronald Cueva : ronald.cueva1@unmsm.edu.pe

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@MediaLabUNMSM

Lima, 5 de noviembre de 2019

El Club de Jóvenes Críticos es un programa que trabaja en conjunto el enfoque de Educación del Área de Públicos y @MediaLabUNMSM. Estudiantes de Comunicación Social se entrenan en la crítica de artes escénicas a partir de la investigación, observación de procesos creativos y entrevistas con artistas y elencos que se presentan en el @Gran Teatro Nacional.

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