Fotoreportaje: la historia de un muro de la verguenza en Lima

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Un tramo del muro construido a partir de 1985 que establece límites entre el asentamiento humano La Rinconada (San Juan de Miraflores) y el condominio residencial de Las Casuarinas (Santiago de Surco).

Un muro separa dos mundos, dos distritos que colindan y sin embargo reflejan la dramática desigualdad social que se vive en Lima, la capital del Perú. Se trata de San Juan de Miraflores y Santiago de Surco.

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Viviendas, establecimientos de comida y hasta una institución educativa inicial se encuentran dentro del cementerio Señor de los Milagros, cuya inadecuada delimitación pone en riesgo la salud de los vecinos.
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Viviendas prefabricadas que no cuentan con las necesidades básicas muestran la pobreza que predomina en Pamplona Alta.
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Una de las pocas redes de Sedapal que brindan el abastecimiento a los pobladores. Metros más abajo, la acumulación de desperdicios degrada el panorama.
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Trabajadores de Sedapal realizan servicios de alcantarillado, agua y desagüe en la zona aledaña al muro divisor.
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Pobladores recurren al personal de Sedapal ante la carencia de servicio de agua potable y desagüe.
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Vista panorámica desde lo alto de La Rinconada-Pamplona Alta, en la cual se observa el último paradero de una empresa de transporte, situada a pocos metros del cementerio Señor de los Milagros.
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Un tramo del muro construido a partir de 1985 que establece límites entre el asentamiento humano La Rinconada (San Juan de Miraflores) y el condominio residencial de Las Casuarinas (Santiago de Surco).

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