Mario
Bunge cumple 100 años. Físico teórico y filósofo “cientista”,
Bunge es autor de una importante y voluminosa producción en los campos de la
Metodología, la Epistemología y la Teoría de la Ciencia, pero también destaca por
sus obras sobre física, filosofía política y ética ligada a la ciencia y al
desarrollo de la humanidad.
En el estudio
de las Ciencias Sociales, que es el área que me interesa, Bunge entrelaza la
investigación sociológica con las teorías filosóficas. En otras palabras, nos
dice que no hay un límite exacto que separe ambos campos, de tal forma que los
científicos sociales y filósofos pueden servirse mutuamente para perfeccionar
sus estrategias de investigación, analizar conceptos claves, dar origen a sistemas
coherentes y realistas e identificar problemas nuevos y relevantes.
Precisamente
una de las obras que reúne una serie de trabajos sobre diversos problemas
filosóficos que engendran las ciencias sociales es Filosofía y Sociedad (2008). En este libro escrito con claridad y hasta con
sentido del humor, Bunge, desde la sociología matemática, trata problemas que
nos interesan como humanidad y que van desde el agotamiento de los recursos
naturales, la desigualdad económica, la delincuencia, la ambivalencia de la
técnica informática y el internet, hasta la filosofía del management, a fin de promover estrategias que, en el mejor de los
casos, puedan ser eficaces.
Enfoque
En Filosofía y Sociedad, Bunge insiste en su defensa del enfoque sistémico
matemático, donde lo social lo describe como un sistema compuesto por
subsistemas (económico, político, cultural) cuyos componentes interactúan entre
sí.
La
concepción sistémica consiste en suponer que los objetos en cuestión, lejos de
ser simples o de estar aislados, son sistemas o partes de sistemas. A su vez,
un sistema es un objeto complejo que tiene propiedades globales y se comporta
como un todo debido a que sus componentes están unidos entre sí (p. 9).
Es así como todo
sistema se caracteriza por poseer una composición (conjunto de partes), un entorno
(conjunto de objetos con los que está relacionado), una estructura (conjunto de
vínculos entre las partes y entre estas y aquellos componentes de su entorno
que lo afectan o que son afectados por el sistema). Sin embargo, a diferencia
de los sistemas conceptuales (clasificaciones y teorías) y semióticos (textos y
partituras musicales) que son estáticos, todos lo demás (físicos, químicos,
biológicos, sociales, técnicos) cambian. Es por eso que estos sistemas cuentan
con una cuarta característica más: “el mecanismo peculiar que mantiene o
transforma al sistema” (p. 11).
La información, ¿motor de la sociedad?
Con excepción
del sistema semiótico, los flujos de información (o comunicación) no son
propiamente mecanismos, pues solo forman parte de las relaciones sociales.
Existen otros tipos de relaciones en lo social como son los subsistemas
biológicos, económicos y políticos cuyos mecanismos son el trabajo, la
competencia, el aprendizaje, la competencia, la persuasión y la coerción, pues
más que información, necesitan de conocimientos y prácticas creados por la
ciencia y la técnica.
Vivir en sociedad es actuar con ayuda de información. Pero la mera
información no conduce a la acción: lo que puede detonar una acción es el
conocimiento. Y no basta disponer de información para conocer. […] Lo que
caracteriza al trabajo calificado, la cooperación, la competencia y la coerción
organizada es el conocimiento especializado, es decir, el que va más allá del
conocimiento ordinario. Es claro que este conocimiento, como cualquier otro, se
transmite vía de la información. Pero la información en sí misma no es
conocimiento (p. 97).
Problemas globales, ciencia y ética
De acuerdo con
Bunge, problemas sociales como el calentamiento global, el consumo excesivo de
recursos naturales, las brechas económicas, entre otros, necesitan abordarse,
más que con voluntad política, con la ayuda de los conocimientos proporcionados
tanto por las ciencias y técnicas sociales, así como por la ética o normas de
conducta.
En
particular, necesitamos saber quiénes necesitan qué, cómo se satisfacen tales
necesidades, y qué deberes tenemos con los necesitados. Por ejemplo, regalar
comida al hambriento puede resolver una emergencia, pero es contraproductivo a
la larga porque arruina a los agricultores locales, cuyos productos no pueden
competir con alimentos que caen del cielo. […] Tampoco basta el conocimiento
experto: también falta algo de moral. Esto se debe a que, cada vez que actuamos
sobre otros, los afectamos, y las reglas básicas que regulan la coexistencia
humana son principios morales, tales como el de reciprocidad y el de ayudar al
necesitado aun si no se puede esperar recompensa (p. 25).
Delito y sociedad
Para Bunge,
todo delito conocido por la sociedad como fraude, traición, robo, asesinato si
bien es perjudicial es acaso el menos entendido de las “conductas torcidas”
pues se maneja bajo la consigna de “castigar antes que prevenir” en vez de
intentar conocer sus causas con el objetivo de “rediseñar políticas sociales”.
Esta
actitud retributiva, enraizada en el deseo primitivo de venganza, bloquea tanto
la búsqueda de los mecanismos del delito como el diseño de programas eficaces
de prevención y rehabilitación. Más aun, hace del delito un tema exclusivo de
la psicología, el derecho, la moral y la religión, aislando así a la
criminología de las ciencias y las técnicas sociales en lugar de ubicarlo en
medios de ellas (p. 49).
Así, hay
ciencias sociales como “la antropología, la psicología social, la sociología y
la historiografía (que) nos enseñan varias lecciones importantes sobre el
delito. Una de ellas es que hay muchos tipos de delito […] hay crímenes
ambientales; delitos políticos y crímenes culturales” (p. 49).
Management y filosofía
Este apartado
es la deliciosa conversación que sostiene Bunge en el papel de entrevistador
con Henry
Mintzberg, un reputado experto en temas de administración de
empresas y académico de McGill University, de Canadá.
Reproduzco algunas
partes de la conversación que les podría interesar:
M. B. ¿Qué es
para ti el management: ciencia, arte
o técnica?
H. M. La
ciencia busca la verdad. El management
busca resultados. Por lo tanto el management
no es una ciencia. Tampoco es una ciencia aplicada (la que es ciencia). Es
una práctica que usa ciencia (principalmente como análisis). Pero no mucha,
porque es reducida la práctica de management
“correcta”, codificada en forma verificable (“basada en evidencias”). El management es más bien arte (en su
búsqueda de ideas profundas [insights]
y de visión) y mucha más artesanía (en que está enraizada en la experiencia).
M. B. ¿Está penetrando
el posmodernismo en management? Y ¿qué opinas de la afirmación
posmodernista de que no hay verdades objetivas y universales ni valores
objetivos y transculturales?
H. M. Sí, el
posmodernismo está penetrando en algunos sectores. Pero nunca me gustó la
palabra. Creo que en arquitectura representa principalmente algunos garabatos
en la fachada de un edificio. “Moderno” significa o debiera significar
“contemporáneo”. De modo que ¿cómo es posible que algo sea “posmoderno”? Por
otro lado, no creo que haya verdades, y menos aún universales. En 1492
descubrimos la verdad: que el mundo es redondo, no plano. No es verdad. El
mundo abulta en el Ecuador. Y los suizos saben que no es redondo, ni menos aún
plano. Hay que juzgar a las teorías por su utilidad, no por su verdad. Después
de 1492 ningún armador corrigió el diseño de los buques por la curvatura del
mar. La teoría de la Tierra plana (o al menos del mar chato) ha sido
perfectamente útil para construir barcos, aunque no para pilotearlos.
M. B. ¿Qué piensas de los gurús o
magos de management? Y ¿por qué hay tantos consultores, e incluso
escuelas de management, que se dejan seducir por el gurú del año? ¿Será
porque nadie lleva la cuenta de los resultados de sus consejos? ¿O porque no
hay una escuela de management dominante (mainstream)?
H. M. Creo que ambas explicaciones
son buenas. (Mira nuestro libro Strategy Bites Back, publicado en 2005,
en el que reprodujimos la entrevista que le hizo un famoso gurú a Ken Lay, el
presidente de Enron, pocas semanas antes de su caída. Como ves, a veces podemos
documentar los resultados.) Peter Drucker dijo que los periodistas usan la
palabra “gurú” porque “charlatán” no cabe en los titulares. Casi siempre se
trata del disparatado culto del héroe.
M. B. ¿Eres optimista o pesimista
respecto de la economía mundial? En particular, ¿marchamos hacia una sociedad
de la abundancia o de la escasez? ¿Seguirá prosperando y expandiéndose el
Imperio Americano? La concentración creciente de la riqueza ¿seguirá estando
acompañada de desigualdades socioeconómicas crecientes? Y ¿puede hacerse algo
para reforzar la democracia y ampliar el acceso a bienes económicos y
culturales?
H. M. Creo que nos estamos
dirigiendo a un colapso, y muy malo. No sólo porque el lugar-país-región Estados
Unidos tiene esos enormes déficits y desequilibrios de pagos, sino también
porque el llamado valor accionario, la compensación de los ejecutivos y el
encogimiento [downsizing] han socavado a la mayoría de las corporaciones
públicas estadunidenses. Los economistas creen que estas corporaciones se han
vuelto más productivas. Todo lo contrario. Si quieres figurar en esas
estadísticas económicas, despide a todo el mundo y vende las existencias. Es
una gran estrategia, mientras no se agoten las existencias. Hay demasiados
gerentes heroicos al timón, y demasiado pocos de esos a quienes importa los
productos y los clientes.
M. B. ¿Tienes algún consejo para
los ejecutivos y funcionarios de los países subdesarrollados?
H. M. No lea la mayor parte de lo
que se publica sobre management. Entienda en profundidad lo que usted
administra e interésese apasionadamente por lo que se supone que debe hacer su
organización. Comprométase con ella para comprometer a otros. Considere a su
organización como una comunidad, no como un conjunto de agentes. El buen
desempeño [performance] vendrá como consecuencia. Recuerde que su
función como gerente es servir. Gánese su liderazgo. En cuanto usted se
considere un líder heroico, estará terminado. Y practique un estilo de management
adecuado a su propio país. No hay un estilo universal; o al menos, el que
hay es americano y resulta cada vez menos funcional.
Valoración
Filosofía
y Sociedad
abarca otros temas: la preocupación del autor por aclarar los equívocos más
frecuentes referentes a conceptos como sistema,
mecanismo y emergencia; su crítica a la tesis de Max Weber sobre la objetividad
en estudios sociales; la posibilidad de construir una teoría económica
alternativa a la economía estándar, la teoría y práctica del cooperativismo, la
sociología de las filosofías y el enfoque escéptico de la política.
De esta forma, la obra expone
muchas de sus reflexiones sobre problemas sociales y teóricos, desde un punto
de vista filosófico, lo cual lo sitúa en un lugar destacado junto a los
académicos más acreditados del mundo.
Referencia
Bunge, M. (2008). Filosofía y Sociedad. México: Siglo XXI.
Texto de Carlos Gonzales-García
Lima, 21 de septiembre
de 2019
@MediaLabUNMSM