Este artículo forma parte de nuestra serie sobre desinformación en tiempos de pandemia.
#ContraLaDesinformación
Camila enciende el móvil, el pitido de una nueva notificación la alerta, es un mensaje de su tía: “¡Ya hay cura! El coronavirus de Wuhan se puede curar …”. Lo lee con atención y decide compartirlo a todos sus contactos. “Se acabó”, se dice a sí misma, decide salir a comprar, luego va a visitar a sus padres, les lleva algo de alimentos y orgullosa comenta la buena nueva. Regresa justo antes del toque de queda, “qué estupidez”, se dice...
La pasta dental te ayuda a eliminar el coronavirus; inyectar desinfectante al cuerpo puede matar a la Covid-19; y otras ideas que pueden sonar disparatadas y que, de acuerdo con los científicos lo son, protagonizan en medio de escándalos los titulares de los medios de comunicación en muchos países del orbe. Mientras tanto el coronavirus SARS-CoV-2 continúa cobrando miles de vidas alrededor del mundo.
La “infodemia” aumenta exponencialmente en medio de esta crisis sanitaria mundial y las redes sociales actúan como “aliadas”, incluso sin proponérselo. Desde 1993, cuando las redes sociales eran parte de la ciencia ficción, ya la estudiosa Mar de Fontcuberta advertía sobre la proliferación de noticias erróneas o falsas que eran tomadas como “verdaderas”. Actualmente se habla de la “news fabrication”, tipología de las fake news que refiere al conjunto de artículos que “no tienen base factual pero que son publicadas en el estilo de noticias para crear legitimidad” (Tandoc et al, 2017, p. 7).
Así vemos, escuchamos o leemos cada día información acerca de curas milagrosas, avistamiento de ovnis, desclasificación de archivos secretos de reconocidas agencias de inteligencia y hasta teorías de conspiración. Todo circula por redes sociales y forman parte del conjunto de noticias que produce desinformación. A ello se añaden algunos programas de entretenimiento, como el de un conocido presentador aspirante a la presidencia del Perú que afirmaba con determinación que “el bicarbonato no va a dejar que pase el coronavirus”, y para avalar su “información”, presentaba un testimonio “real” de la efectividad del remedio natural. Pero, ¿por qué un medio televisivo comparte este tipo de información?
Uno de los objetivos es desinformar pero otras veces obedece a un instinto de aumentar la sintonía de los programas televisivos o de los clicks en sus páginas sociales (Tandoc et al, 2017, p.12). Esto porque, en muchos casos, los clicks se traducen en ingresos a través de publicidad. Los artículos fabricados se pueden publicar en un sitio web, blog o en las redes sociales, el problema ocurre cuando una organización publica estas historias brindándole respaldo, objetividad y audiencia. (Tandoc et al, 2017, p. 7).
¿Por qué la desinformación continúa en circulación?
La información falsa se esconde bajo una apariencia de legitimidad tratando de aparecer como noticias reales y verificadas. A esto se agrega que la desinformación se vuelve tan viral que la corrección o aclaración no tiene la misma audiencia, como afirman Aruguete y Calvo (2020), y el público termina creyendo que lo que ha visto, leído o escuchado es, finalmente, la verdad.
En tiempos de pandemia la fabricación de noticias ha generado niveles de desinformación nunca antes alcanzados. Esto ocurre porque los ciudadanos se convierten en agentes activos de reproducción y las propagan cual Covid-19 que va en busca de su próxima víctima, un organismo que debe acogerlo para poder seguir multiplicándose.
¿Cómo evitar esto?
Basta aprender a distinguir las fuentes de información, de dónde procede, quién lo dice y, antes de compartirla, dudar un poco de lo que la noticia dice. Usted, finalmente, decide si se aplica – o no – la vacuna contra la desinformación.
Referencias:
Aruguete, N. & Calvo, E. (2020). Fake news, Trolls y otros encantos. Cómo funcionan (para bien o para mal) las redes sociales. Recuperado de https://bit.ly/3ar0SFX
International Federation of Journalists. (2018). ¿Qué son las Fake news? Guía para combatir la desinformación en la era de la posverdad. Recuperado de https://bit.ly/2VEXbZi
Mar de Fontcuberta (1993). La noticia: pistas para percibir el mundo. Barcelona: Paidós.
Tandoc Jr, E. C., Lim, Z. W., & Ling, R. (2018). Defining “fake news” A typology of scholarly definitions. Digital journalism, 6 (2), 137-153. DOI: 10.1080/21670811.2017.1360143
@Milagros Otárola Ccochachi: milagros.otarola(at)unmsm.edu.pe
@MediaLab UNMSM
Lima, 28 de abril de 2020
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