La historia detrás de los movimientos

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“La danza es una canción del cuerpo, ya sea de gozo o de dolor” Martha Graham.

 

La compañía de danza Paul Taylor, creada por el bailarín del mismo nombre, quien fue solista en la compañía de Martha Graham, y considerado por la revista Time como la máxima figura actual, presentó a inicios de junio en el Gran Teatro Nacional dos obras de su repertorio tituladas Piazzolla Caldera y Esplande. En estas piezas se expresa lo que Graham mencionaba: canciones del cuerpo que expresan emociones, al parecer contrarias, y que se sienten en distintos momentos, como el gozo y el dolor. Sin embargo, al observarlas nos damos cuenta de que, en contextos específicos como este, ambas emociones confluyen naturalmente.

Piazzolla Caldera , pieza de tango estrenada por primera vez hace 21 años,  genera emociones encontradas. Sensualidad y coquetería emergen de los danzantes y convergen con sentimientos de decepción y desesperación. La pieza nos muestra lo volátil que es el hombre ante las situaciones que se le presentan.Uno de estos momentos se da cuando la bailarina principal siente el rechazo de sus compañeros. Uno por uno le dan la espalda, por lo que ella se desespera y se llena de melancolía hasta desvanecer, lo que simboliza algo más que el simple rechazo a una mujer.

Llama la atención el hecho de que Taylor no utilice en la coreografía ningún paso de tango y, en vez de ello, proponga pasos de danza moderna (lo que no quiere decir que se deje de conservar su esencia). En Piazzolla Caldera se mantiene el principal sentido de este baile que, como sabemos, nace en los lugares humildes, en un ambiente caracterizado por lo multicultural, espacio social en el que cada día se manifestaba la lucha por la supervivencia. La historia nos dice que el tango revela un ambiente lleno de hambre, de tristeza y de desesperación. Es por ello que Enrique Santos Discépolo llama al tango  “un sentimiento triste que se puede bailar”.

El coreógrafo estadounidense manifiesta que para crear esta coreografía se inspiró en las palabras que Neruda dedicaba a la poesía. Neruda no quería que la poesía se limitara a un espacio, la quería libre, mixta. Esto es lo que Taylor busca en su compañía de danza que combina géneros musicales, como el tango y la danza moderna, tal el caso de Piazzolla Caldera.

En cuanto a Esplanade, para la creación de la coreografía Taylor se inspira en una mujer corriendo a parar un autobús. La primera de las cinco secciones que tienen dos conciertos para violín de Bach presenta un equipo de ocho bailarines rebosantes de la exuberancia juvenil que parecen recordar su infancia jugando a quién atrapa al otro para ganar un premio. Los pasos consisten en correr, saltar, caer, lo que nos hace creer que en realidad no hay ningún paso real de baile.

El hecho de que sean pasos inspirados en peatones, no quiere decir que sean menos relevantes. Parecen tan fáciles de ejecutar que uno piensa que puede pararse en medio del escenario y hacerlo, por ello conectamos con la propuesta del coreógrafo. Además no es convencional ver a un grupo de personas, con vestimenta de colores marrón, lila y rosado pastel, arrojarse en el piso y rodar para luego levantarse como si nada. Michelle Fleet, una de las bailarinas, cual niña que no quiere pisar las líneas, salta por encima de sus compañeros, quienes están echados como si fuesen el paso de cebra de las pistas, para salir triunfante en el juego.

Intercalar escenas de sentimientos encontrados, pasar del júbilo y alegría a la melancolía y soledad, hacen que uno, como espectador, reflexione. ¿Qué es lo que está pasando y por qué sucede así? Cada uno puede crear una historia y dar respuesta a sus interrogantes según una propia interpretación. El tango es para todos.

Texto y fotos: Johana Perleche

johana.perleche@unmsm.edu.pe

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