[CLUB DE JÓVENES CRÍTICOS] Trueno: hay, escolares, muchísimo que hacer

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Escolares en el teatro

Empieza la función. Cientos de escolares impacientes, movedizos y bulliciosos. Sube al escenario una actriz y un actor. Algunos escolares asquerosamente silvan para expresar su virilidad ficticia. La animadora censura este vulgar ultraje.  Es el público ideal.

El programa de Formación de Públicos del Gran Teatro Nacional, no se limita a enseñar conductas de un espectador educado, ni a perfilar el gusto por el arte escénico, sino va más allá. Trata de persuadir al público a que se conduzcan virtuosamente por la vida, rescatando valores ancestrales, que a veces solemos olvidar.

La obra

“Trueno” es ágil, viva, cómica, y funciona porque  se sostiene de la realidad y lo que conlleva su insoportabilidad, es decir,  la corrupción. Desde el episodio rutinario de discusión, porque el cobrador no te cobró el medio pasaje, hasta las obras inconclusas de políticos y autoridades. El espectáculo hace reflexionar acerca de la democracia a los escolares expectantes con dosis de humor y moraleja.

La obra dirigida por David Carrillo, cuenta con actuaciones frescas. Alejandra Linares encarna a una escolar vivaz y enérgica; Michella Chale, es la voz de la memoria y la conciencia; Alfonso Dibós, Joaquín Escobar  y un polifacético Job Mansilla, logran contrarrestar con reflexiones y humor a un público poco adaptado al teatro y al silencio.

Ambos lados se expresan

Al término de la función, se realizó un conversatorio entre el elenco y los escolares. Esta condición bilateral de la comunicación permitió expresarse y  gritar al unísono la caída de la corrupción. Lastimosamente, otros silbidos similares a los del inicio del espectáculo se hicieron notar. Esta vez la artista que recibía el acto deshonroso hizo notar su incomodidad.

La reflexión

Toda esta experiencia me hizo pensar en Cristo y la cruz; el místico sacrificio del que beben las religiones. Ser Dios y rebajarse a la condición humana. Bajar al lodo. Siempre hay algo por hacer, el ser humano es moldeable y es necesario ensuciarse las manos para darle forma a la virtud. El teatro ha dejado de ser, por un momento, un espacio predestinado al silencio en las butacas, por el respeto y la admiración a la puesta en escena, y se ha convertido en un contenedor de adrenalina similar al de los caballos de carrera antes de salir de sus estaciones. Pero sin lugar a dudas las lecciones recibidas más la paralización de un acto tan normalizado por la ciudadanía como lo es un silbido, marcan un antes y un después en los jóvenes espectadores.

Texto de Aldair Guerra Perez: aldair.guerra@unsms.edu.pe

Fotografía de Natali Conde Quispe: natali.conde@unmsm.edu.pe

@MediaLabUNMSM

Lima, 6 de setiembre de 2019

El Club de Jóvenes Críticos es un programa que trabaja en conjunto el enfoque de Educación del Área de Públicos y @MediaLabUNMSM. Estudiantes de Comunicación Social se entrenan en la crítica de artes escénicas a partir de la investigación, observación de procesos creativos y entrevistas con artistas y elencos que se presentan en el @Gran Teatro Nacional.

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