La vida tiene un toque de efímera. Dentro de unos años tendremos cuarenta más de experiencias, de historias que contar y de momentos gratos que recordar. Sin embargo, la soledad puede ser algo común a esa edad.
El programa «Grandes audiencias, actividades para adultos mayores» del Gran Teatro Nacional es una iniciativa que congrega, tal cual misa de domingo, la visita de adultos mayores.
En este espacio cultural, el taller se da como dinámica de expresión corporal. Los adultos mayores no solo se relajan o ejercitan sino que también conviven, se escuchan y bailan. Esta forma de reencontrarse hace que el tiempo se convierta en casi dos horas de alegría donde pueden volver a sus años “mozos”.
Este despertar juvenil comenzó con una sesión en la que se propuso un estiramiento del cuerpo bajo la dirección de coordinadores- animadores, quienes mediante una forma de teatro incentivaron a los participantes a realizar movimientos de acuerdo a la disposición de su cuerpo. Arriba, abajo, agachados, pero no tanto o tal vez sí, algunos eran más osados para realizar ciertos movimientos.
Cada uno de ellos parecía ansioso y a la vez feliz de pasar un momento agradable en grupo. La siguiente dirección les permitió desplazarse, conocerse y saludarse. Y en especial a confiar. Con sumo cuidado, fueron dejando que sus cuerpos sean llevados por sus compañeros. Así, con pasos cortos, emprendían un viaje circular en la sala VIP del teatro.
Presenciar tan genuino acto de confianza devino a la pregunta de cómo el taller ha logrado generar un vínculo emocional-académico. Con dos años de actividades ininterrumpidas, los focus group y encuestas que realizaron los encargados de este taller permitieron conocer el sentir de este grupo social. Y así pensar en lo que tienen para ofrecerles y empoderarlos.
Como todo proyecto, el taller de expresión corporal sigue en continua evaluación, y en ocasiones los mismos adultos mayores quieren formar parte de estos cambios ya no solo como participantes sino como promotores de los talleres. Con aquel entusiasmo inició esta gran proeza, por el interés del mismo público.
“Ahora, vamos a bailar”, indicó Diego Huayhualla, el líder de la dinámica, y acompañado de guitarra y cajón la jarana comenzó. En ese entonces, todos los pasos anteriores parecieron nada a comparación de los movimientos que realizaron en el bailetón. Eran cuerpos jóvenes “sacudiendo el esqueleto”, olvidándose de sus preocupaciones, de sus tristezas y de que este taller tenía un final.
Texto y fotografía de Elizabeth Condori: elizabeth.condori@unmsm.edu.pe
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@MediaLabUNMSM
Lima, 14 de noviembre de 2019
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