Cumbia en la selva de cemento

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El reloj marca las siete de la noche, ni un minuto más, ni un minuto menos. Ellos suben al escenario y el público los recibe con una calurosa alegría, la misma  que han sentido a lo largo de sus 45 años de trayectoria. Ya todo está listo, solo queda respirar profundo y empezar el show. Esta noche, la emblemática agrupación Los Mirlos con su cumbia amazónica psicodélica hacen que Lima, con su caos citadino, se transforme en una selva tropical.

De esta manera, el Gran Teatro Nacional (GTN) presenta la última fecha del Afuera Fest, festival al aire libre que ha congregado a cientos de personas para disfrutar cada martes por la noche de bandas nacionales de diversos estilos musicales. En esta oportunidad, Los Mirlos se hacen presente para cerrar con broche de oro dicha temporada de conciertos.

Tres horas antes de iniciar el espectáculo, el panorama a las afueras del GTN se iba preparando. Mientras guardaban un sitio en la fila de ingreso, adultos y niños ya bailaban en  la prueba de sonido de la agrupación.

Es inevitable no contagiarse con temas como La Danza de los Mirlos, Lamento en la Selva o la muy popular Eres Mentirosa. Aquellas piezas musicales que le darían el éxito a la agrupación liderada por Jorge Rodríguez Grández y que transportaría en cada presentación un pedacito de la selva peruana con su peculiar sonido compuesto por los característicos guapeos y la instrumentalización de la guitarra.

Pero, ¿cómo es que un grupo musical ha perdurado por casi cinco décadas? ¿cuál es el secreto de la vigencia de Los Mirlos?

Desde sus inicios, durante los años 70 en la ciudad de Lima, cuando la cumbia comenzaba a tener presencia en la vida de los peruanos, los denominados Charapas de Oro han impuesto un estilo musical que se dota de identidad amazónica y que ha sido fuente de inspiración para el surgimiento de bandas tropicales como Damas Gratis en Argentina.

Quizás la respuesta está en su melodía pegajosa que nos transporta a una selva bella y natural, llena de vida y musicalidad, en ese sonido singular de la guitarra bajo la muñeca de Danny Jhonston o en lo que Jorge Rodríguez afirma con una frase contundente: “No somos sólo un grupo de música, sino una propuesta de identidad amazónica”. Identidad que permite representar el vivir y sentir de su gente además, de mostrar la realidad de una población alegre y cálida. Esa identidad que te hace bailar hasta que duelan los pies  o hasta decir basta.

En esta ocasión, ellos abren el espectáculo con un nuevo desafío en su historia artística: el Reto GTN, la adaptación de Pequeña serenata nocturna del compositor Amadeus Mozart. Esta pieza clásica, que data del año 1787, ha sido adaptada al estilo de Los Mirlos y se convierte en la sorpresa de la noche.

Enseguida, la emoción se contagia entre los espectadores y todos aplauden el tema. «Bailando con los Mirlos, te daré serenata, llevando alegría en una noche de amor», se escucha. El concierto ha comenzado, el corazón se acelera y lo único que podemos hacer, en adelante, es cantar y bailar.

Sin duda, ellos brindan una buena dosis de alegría, un sinfín de sensaciones que movilizan el cuerpo de manera inexplicable pero, sobretodo, manifiestan su  originalidad, aquella que se ha mantenido intacta a pesar de los diferentes cambios que ha sufrido la industria musical peruana.

La gente pide una canción más, sin embargo, una fotografía marca el cierre definitivo del espectáculo.

Mientras descienden del escenario, sonrientes, Los Mirlos conversan, ríen, juegan y recuperan el aliento. La noche no acaba, aún queda una conversación pendiente con tres miembros del Club de Jóvenes Críticos, a quienes reciben con un grato saludo, pero esa ya es otra historia.

Ellos lo reconocen, ha sido otra excelente presentación en esta selva de cemento.

Texto: Silvia Andrea Cáceres Huamaní

siilvia.caceres1@unmsm.edu

Fotografía: Johana Perleche García

johana.perleche@unmsm.edu.pe

Twitter: @MediaLabUNMSM

FB: MediaLabUNMSM

Lima, 04 de abril de 2019

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