«Cada vez es más difícil estar en silencio, solo y en silencio… es cada vez más complicado» nos dice Pablo Sabat Mindreau, director de la Orquesta Sinfónica Juvenil Bicentenario, cuando preguntamos su opinión acerca de los desafíos de la música clásica para los jóvenes de hoy. «Para este tipo de música tienes que sentarte en silencio a escuchar, que de por sí ya es difícil», opina.
Conozcamos más a la persona y al artista, mediante la segunda entrega, de una serie de tres, de la entrevista que sostuvo el Club de Jóvenes Críticos con el maestro Sabat.
CJC.- ¿Desde cuándo considera que los críticos empezaron a ver el arte, en este caso la música, con parámetros que determinaban lo que era «bueno» y lo que «no»?
Pablo Sabat.- Desde los años sesenta, más o menos, se empezó a ver a la música de una forma distinta a lo que era común en la primera mitad del siglo XX. Desde entonces hay muchos críticos, y no críticos también, que han vivido encadenados a sus discos y se saben toda la música que tienen grabada de memoria, pero estas están tocadas y grabadas de cierta manera que probablemente haya sido al estilo de la primera mitad del siglo XX. Así, cuando viene alguien y hace la música de otra forma, por ejemplo toca la Sinfonía número cinco de Beethoven de una forma que ellos no están acostumbrados a escuchar, les parece una desgracia. Así, la crítica dice: «Es una porquería, es un salvaje, ¿cómo puede hacer eso?, Ha destruido la música». Una vez un crítico escribió sobre un concierto que yo hice. Él dijo que el tiempo en el que yo había hecho la pieza era mucho más lento de la que todos estábamos acostumbrados. Era una vergüenza que escriba algo así porque ese crítico no tenía idea de que se podía hacer las cosas en otro tiempo. Tampoco tenía idea de que la orquesta no podía tocar a la velocidad de las grabaciones. Entonces, criticar y decir que eso estaba mal no tenía sentido.
El tema de la crítica es un tema de bastante responsabilidad. Yo creo que básicamente el crítico tiene que guiar al oyente. El crítico tiene mucho poder. No sé si hayan visto Ratatouille?, de esa película el crítico Anton Ego dice que uno puede levantar a alguien o hundirlo, y eso pasa. Hay un director estadounidense muy famoso del siglo XX que se llamó Leonard Bernstein y dirigió la Orquesta Filarmónica de Nueva York en los años sesenta. Siempre tuvo una manera de dirigir muy especial, muy diferente, muy libre, maravillosa; sin embargo, para los ojos de los críticos, este era un payaso, un excéntrico… uno lo ve ahora, y las payasadas que hacen otros son mucho peores. Había un crítico del New York Times que lo tenía en la mira y todo el tiempo intentaba tirarlo abajo. Finalmente fue el genio que fue y nadie logró tirarlo abajo.
Claudia Rojas.- Entonces nos recomendaría escuchar una pieza pero no encasillarnos en ella, sino salir y escuchar otras versiones.
Pablo Sabat.- Todos tenemos una ventaja ahora: el internet, Youtube, Spotify… lo que quieran. Ustedes agarran, buscan “la quinta de Beethoven” y les sale todo. Cuando yo era chico la música era artículo de lujo, no había importaciones. Recuerdo que una vez fui a un centro comercial conocido de aquella época y encontré un disco del concierto de piano de Schumann dirigido por Karajan. Yo lo vi y se me hizo agua la boca. Dije «tengo que tener ese disco», junté plata, trabajé… hice un montón de cosas para poder comprármelo. Cuando ya tenía mi plata, fui. Estaba caminando sin apartar la mirada del disco y justo se acerca una señora a la repisa y se lo lleva. ¡En ese momento morí! No había forma humana de conseguirlo de nuevo. Recién me lo pude comprar varios años después en cassette cuando fui de viaje a otro país. Ahora pueden escuchar lo que quieran.
Hay un repertorio central o básico, que son ciertas sinfonías de Mozart, todas de Beethoven… cosas que deberían tenerlas frescas en la cabeza. Así como hay gente que puede cantar “Despacito”, también deberían pensar en el tercer movimiento de la Sinfonía número dos de Beethoven. Yo trataría de lograr ese conocimiento del repertorio que no es tan complicado, no es un sufrimiento, la verdad.
Claudia Rojas.- ¿Qué le diría a esos jóvenes que cuando uno les dice “música clásica”, se duermen?
Pablo Sabat.- Es complicado, porque cuando me preguntan cuándo empezó a gustarme la música clásica, yo digo “siempre”. En mi casa se escuchaba muy poco, a mi mamá le gustaban The Beatles y eso era lo no clásico que yo escuchaba. Yo creo que hay una gran ventaja si uno escucha música desde chico, mi hija por ejemplo. Mi teoría era que debía meterle toda la música clásica desde chiquita porque iba a llegar un momento en que toda la música popular, como el pop, iba a tratar de invadirla; entonces mejor era que tuviera todo.
CJC.- Las herramientas para defenderse
Pablo Sabat.- Claro. Desgraciadamente no me funcionó muy bien la estrategia. Mi hija de chiquita, se sentaba delante del televisor y solita ponía el video de La flauta mágica, de Mozart. Lo veía todo y lo volvía a ver. También dibujaba al personaje de la ópera, ¡era una cosa de locos! Desgraciadamente llegó al colegio, pero lo bueno es que ahora ella ha sido capaz de apreciar lo que yo no. Ella tiene el abanico muchísimo más grande que sí incluye la música clásica. Ella no la rechaza para nada, dejó de ir a conciertos porque se hartó, pues la llevábamos a todo lo que yo hacía. ¿Ustedes conocen la aplicación Shazam que reconoce canciones? Ella es Shazam. Yo creo que lo que le pongan, escucha 2 o 3 notas, y ya está cantando. Hace poco, por ejemplo, estábamos en el auto con la radio encendida y estaba sonando la Segunda Sinfonía de Sibelius, un compositor Finlandés, de repente, cuando llegó el momento en que la música es super romántica, mi hija me dijo «¡amo esa música!». Agarré y lo puse en el concierto de Finlandia que tuvimos este año en marzo/abril. Le dije «tienes que ir a ese concierto porque lo he puesto por ti». Luego me dijo que estuvo llorando todo el concierto. (risas)
Entonces, ¿qué se le dice? No lo sé porque es difícil. Así como hay gente que ha tenido esa experiencia, hay otra gente que no la ha tenido, que ha escuchado todo tipo de música.
Debido a que este tipo de música exige compromiso, es que se vuelve aburrida; la otra música es muy fácil, no necesitas nada. Para este tipo de música tienes que sentarte en silencio a escuchar, que de por sí ya es difícil. Yo pensaba que era fácil, pero cada vez es más difícil estar en silencio, solo y en silencio… es cada vez más complicado. El gran cuerpo de la música clásica o de repertorio estándar viene de épocas en que el tiempo era diferente, la gente tenía otro tipo de vida: más tranquila, más silenciosa. Si ustedes escuchan música de la edad media por ejemplo, es como que uno empieza a levantarse, a levitar, qué se yo. No sé si han oído cantos gregorianos, por ejemplo. A veces cuando estoy estresado pongo cantos gregorianos y es una maravilla.
CJC.- Lo interesante es que los jóvenes sí escuchan música clásica sin darse cuenta. Mira la cantidad de películas… Y los padres de estas generaciones sí han escuchado más de lo que se imaginan en las novelas. Te acuerdas de las novelas mexicanas de los 70, 80… que tenían muchísima música porque los mexicanos eran realizadores que realmente sabían darle valor a la música.
Pablo Sabat.- Había una serie para niños que daba cuando yo estaba en el colegio que se llamaba “Los osos revoltosos”. La música de la presentación era música de Carmen, de Bizet. Uno de los problemas con eso es que en los últimos tiempos hemos estado tratando de idear formas nuevas de presentar la música clásica, entonces se ha hablado de poner cosas visuales, escenas o algo así.
CJC.- como Animatissimo?
Pablo Sabat.- No, Animatissimo es una misma cosa con el video, pero la música de concierto sinfónico no está pensada para otra cosa. Por ejemplo, hay una obra inglesa muy famosa que se llama Los Planetas. Alguien aquí me dijo que vio un concierto en México donde habían proyectado fotos de la NASA de los planetas… Para empezar, cuando este señor Gustav Holst escribió Los Planetas que eran 9 planetas, ahora son 8 creo… ni siquiera son 8 planetas, son 7 porque la Tierra tampoco está dentro de los planetas de la composición y encima -para remate- la obra no está basada en los planetas físicos sino en algo de astrología, los símbolos de la psicología… lo demás no me acuerdo. Entonces, proyectas las fotos de Los Planetas. Primero, no tiene nada que ver con la música, segundo -a mí me pasa- en el instante en que me pongo a ver algo, dejo de escuchar. A mí, siendo músico, me parece increíble que cuando vaya a ver una película alguien me pregunte: ¿qué tal la música? No escuché nada; o sea, nada.
CJC.- No lo identificó?
Pablo Sabat.- Hay gente que sale de una película cantando la música
CJC..- Y dicen hubo pieza tal y compositor tal y …
Pablo Sabat.- Y además no solo de compositor. Así fuera una música original de la película, yo no registro nada del sonido. Me concentro tanto en la cuestión visual que me olvido de la música, ¡siendo músico! Animatissimo no es lo mismo porque es como si fuera la película. La música de películas es linda, espectacular de repente, maravillosa y todo, pero entonces lo tocan una vez y otra vez y otra vez porque no hay más, porque la película no requiere más, ¿no es cierto? La música sinfónica, un compositor sinfónico hubiera hecho una cosa extraordinaria con ese tema; seguramente un edificio sinfónico que no se puede hacer en una película. Entonces yo no sé si John Williams por ejemplo hubiera hecho una sinfonía con el tema de La guerra de las galaxias. A mí me encanta, me encanta La guerra de las galaxias, Indiana Jones, Superman… todos esos temas. Cuando digo temas me refiero a la idea musical, porque ahora todo el mundo dice “tema” entonces, en los mismos músicos, cada vez que me lo dicen en la Orquesta, me estresan. “El tema tal” y se refieren a una sinfonía completa… eso es un disparate porque una sinfonía tiene un montón de temas, pero no es un tema. Es el término mal usado.
Carla Anamaría.- Usted dijo que lo visual a veces distraía un poco de la orquesta…
Pablo Sabat.- A mí, totalmente…
** La próxima semana haremos la tercera y última entrega de la entrevista al maestro Pablo Sabat.
Edición: Johana Perleche
johana.perleche@unmsm.edu.pe
Lima, 16 de julio de 2018