«Pulgarcito»: para quienes son y tienen alma de niños

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Un cuento clásico de hadas llevado al escenario limeño, muestra a un grupo de niños en busca de la felicidad en un mundo ajeno al dolor.

«Pulgarcito» representa al héroe de su propia historia,  y el bosque, al mundo hostil que lo reta. ¿Serán las dificultades de la vida y la pobreza un impedimento para encontrar la felicidad? El poder que tienen los niños de soñar es un aliciente que los adultos hemos olvidado y que la obra Pulgarcito: la verdadera historia, nos ayuda a recordar.

La cuarta temporada de ópera familiar se presentó en el Gran Teatro Nacional (GTN) y estrenó la fantástica historia de Pulgarcito, basada en el clásico cuento de hadas de Carlo Collodi, Jacob Grimm, Wilhelm Grimm y Charles Perrault. En escena estaban los integrantes del Coro Nacional de Niños (CNN), cantantes líricos y músicos nacionales. Ese día niños, jóvenes y adultos volvieron a acercarse a la ópera a través de un cuento clásico.

Pulgarcito, la verdadera historia es una adaptación musical de la composición escrita por el alemán Hans Werner Henze y con el libreto original de Giuseppe Di Leva. Muestra un relato lleno de lecciones sobre la valentía y la fraternidad, donde Pulgarcito, quien tiene un tamaño no mayor al dedo pulgar, es un niño astuto, valiente y audaz que sabe sobrellevar las peripecias que la dura realidad trae consigo.

¿Hasta qué punto una historia para niños deja escapar la realidad que rodea a la sociedad?

Pulgarcito, lejos de solo contar la clásica historia de Perrault, toma también un poco de la historia del célebre cuento Hanzel y Gretel.  Se trata de dos obras en una en la que  Pulgarcito, un mozo de baja estatura- a quien da vida Lucero Zeballos- y sus hermanos, son hijos de una familia humilde de leñadores. El cuento de Perrault relata las desventuras de los niños, quienes son abandonados por sus padres hasta en dos ocasiones y viéndose lejos de su hogar y en un bosque tenebroso encuentran la casa del ogro quien está dispuesto a comérselos, pero los niños, por la astucia de su hermano Pulgarcito, logran librarse de ese terrible destino y regresan con sus padres, quienes arrepentidos deciden nunca más abandonarlos, y triunfa el amor familiar.

Ahora, la historia que se desarrolla en Pulgarcito: la verdadera historia es una presentación, que aparte de contar la historia ya mencionada, hace uso de algunas licencias artísticas y literarias para cambiar alguna  que otra escena como son la historia con el ogro y la llegada de la primavera, pero lejos de mantener el típico final de “… y todos vivieron felices”, nos muestra una historia de lucha entre los más débiles y quienes ejercen el poder, que en la opera se ve reflejada en la crueldad del padre, quien imprime a la obra una fuerte carga psicológica.

En el bosque, los niños temerosos, encuentran que quienes creen que son sus enemigos – los animales salvajes – y que les pueden hacer daño, son quienes muestran más humanidad que los propios padres. Los animales  los ayudan a encontrar un lugar donde puedan pasar la noche. Así llegan a la casa del temible ogro, interpretado por Wilson Hidalgo. Allí, la esposa del ogro, interpretada por Bettina Victorero, al verlos tan indefensos accede a esconderlos de las garras de su marido. Es ella quien, a pesar de estar bajo el yugo del ogro, lo distrae , lo alimenta y lo embriaga para que los niños puedan vivir y no ser devorados.

La sátira presente en la obra refleja  la política actual de la sociedad peruana, pues el ogro alude a los “CNM audios” realizando una escenificación similar mediante una llamada telefónica al sindicatos  de ogros “10 verdecitos” por su “trabajito”. La puesta en escena no es ajena a la crisis peruana y como en la época del costumbrismo peruano, con las obras de Ña Catita o  Frutos de la educación, muestra una crítica a la sociedad.

Hay quienes dirían que Pulgarcito: la verdadera historia, es como la película Caiga quien caiga, tiene buenos actores, locaciones precisas, pero algo te deja esa sensación de querer más de lo que estás viendo; sin embargo, desde un punto de vista vocal, el volumen y proyección de las voces de los artistas contribuyen a la encarnación dramática de los personajes y situaciones. Hans Stein, cantante y académico checo-chileno, lo explica así: “En el género ópera o teatro musical eso es particularmente importante, ya que ese género musical-teatral fácilmente cae en el ridículo y se transforma en un concierto con disfraces, dejando a un lado la parte teatral en la que se ha inspirado el compositor.” Pulgarcito cantado por Lucero Zeballos, describe con su voz el infortunio, el abandono, pero también la esperanza; y la interpretación de los adultos por Xavier Fernández, Rosa Parodi, Wilson Hidalgo y Bettina Victorero, han sido papeles cantados y actuados con gran imaginación y credibilidad.

Pulgarcito es entre todo una obra para quienes son, y tienen alma de niños,  pues como se ha mencionado, es una historia con un toque fantástico, jocoso y representativo de la realidad nacional peruana. La fantástica representación de los actores permitió captar no sólo al público infantil sino también al público adulto, quienes se involucraron con la historia y se sorprendieron con la escenografía, el vestuario y las luces.  Una obra con una moraleja de valentía, hermandad y esperanza que se refleja en el cántico entonado en la función: “no importa si esta historia es verdadera, ya viene la primavera que nos llena con su luz”.

Por: Elizabeth Condori

elizabeth.condori@unmsm.edu.pe

Lima, 27 de setiembre del 2018

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