El poder divino de información

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Recibí un volante a la salida de misa con la esperanza de encontrar un mensaje distinto al sermón apocalíptico del Padre Juan Leopoldo. Pero fracasé.

“Pueblo Libre defiende su museo”, ¿qué?, “Atentado cultural contra Pueblo Libre”, ¿terrorismo?, “No permitamos que se lleven sus piezas a Pachacamac”, ¿cómo?, “de modo ilegal y soterrado“, ¿quién?, “el Ministerio de Cultura”, ¿Estado Islámico?, “Atentamente, el frente de defensa”, ¿Francia?

Al término de la lectura, las palabras en negrita cobraron el verdadero sentido que las colocó en el papel y que yo desconocía. Comprendí que se aproximaba una acción lesa cultura contra el patrimonio que se conserva en el Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en la zona histórica de Pueblo Libre, desde los tiempos y esfuerzos de Julio César Tello. ¿Pero qué más?

Entonces, prometí prepararme a conciencia para que cuando llegara el día del juicio final-traslado de las piezas del museo- Dios me encuentre confesada. Mi primer paso se direccionó hacia las reuniones de convocatoria libre, que realizaba y realiza el Frente de defensa del museo todos los martes para dar más información sobre este problema a más vecinos, desinformados como yo, de Pueblo Libre.

*

Cuando entré a la Villa de los libertadores, una de las casonas más antiguas de Pueblo Libre, vi un trono grande y espléndido como en el último juicio. Después vi a los siete trompeteros que conformaban el Frente de Defensa, sentados alrededor de Daniel Azurín, el director y de su secretaria Aurea López Reyes. Al momento que sintieron mi presencia, todos dieron un giro brusco y saludaron al unísono. Les devolví el gesto con una sonrisa nerviosa y procuré sentarme rápido para no interrumpir la sesión.

―Le damos la bienvenida, ¿señorita…?

―Carolina. Buenas tardes a todos, mi nombre es Carolina Flores y quiero saber qué sucede con nuestro museo.

―Muy bien, nos alegra y sorprende que personas externas al frente también se interesen por el tema. Continuemos.

Los trompeteros no eran como los ángeles de las iglesias. Todo lo contrario, en su mayoría eran vecinos vitalicios de Pueblo Libre sin expresiones ambiguas y que, aparte de su función en el frente, desempeñaban profesiones que idealizaba mucho cuando era pequeña: un cineasta, un abogado, una antropóloga, un profesor, un doctor y una madre.

Cada uno tenía un turno para hablar, y se debía respetar el plazo, con temporizador en mano, para dar alcances u opiniones:

―El 10 de noviembre, se realizó una charla en el congreso. Lástima que solo fue informativa y no se pudo tomar ninguna decisión, manifestó Daniel. Puesta la idea en la mesa, todos hablaron en torno a ella.

El hecho que el tema haya sido discutido en el congreso, me alarmó al principio, pero no debía exteriorizarlo, ni menos pensarlo, debía escuchar.

―De los 13 congresistas miembros de la comisión de Cultura, 4 estuvieron presentes entre ellos: Kobashigawa y Marielena Lopez. También asistió Elias Závalos como congresista observador, acotó la secretaria que al igual que yo tenía un papel y lo apuntaba todo.

―Por parte del frente expusieron Hilda Vidal, la antropóloga; Feliz Tomás Farfan, el abogado y Daniel Azurín. Hay que felicitar a los tres ya que expusieron lo pertinente sobre el problema en cada una de sus especialidades y en el plazo de tiempo establecido, destacó el cineasta.

Aplausos.

―Sin embargo, es reprochable que los señores congresistas no muestren interés. La falta de quórum extiende el estado de ilegalidad con que procede el dichoso proyecto del Museo de la Nación (MUNA) Querer actuar bajo una norma de menor grado…

El cineasta interrumpió al doctor, que con frecuencia dejaba que su emotividad desplace soluciones por intervenciones destructivas y reiterativas.

―Bueno, es cierto, no se llegó a ningún acuerdo pero ya es del conocimiento de varios congresistas. En todo caso, podemos continuar con lo supuestas soluciones que nos propuso el Lic. Farfán.

―Había dos posibilidades: la primera era que la ministra puede emitir otra resolución de cancelación y la segunda nos ofrecía el camino de La ley expresa, la cual deja sin efecto la resolución ministerial, recordó el profesor.

La media hora restante discutieron las posibles próximas acciones que el Frente tomaría si es que la comisión de Cultura no proponía algún camino de solución .Mientras hablaban, parecían estar supeditados a una disciplina militar, entusiasmo y estrategia juntos para una sola causa. Llevaban el mismo uniforme y yo también quería ponérmela.

De rato en rato me sentía observada o me parecía, tal vez sería porque Aurea no solo estaba anotando los acuerdos del Frente sino también estaría registrando mis movimientos, no lo sé, era un personaje peculiar que me llamó la atención desde que entré. Y fue justamente ella quien se me acercó al término de la reunión.

―Lo narrado solo fue un episodio de esta lucha, señorita, sería bueno que revisaras esta hoja memoria con los antecedentes y vengas el próximo martes.

―Por supuesto, la otra semana habrá más quórum.

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Todos podemos llegar a identificar y eliminar las plagas con el conocimiento de sus causas, la desinformación es el verdadero anticristo, pensaba mientras intercambiamos la ayuda memoria por la lista en la que firmé mi asistencia. Me retiré alegre de haber encontrado un discurso menos pesimista del que se vale el padre Leopoldo y de saber que nada estaba perdido para el Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.

*

Para la semana entrante, ya habré leído la hoja memoria así como el capítulo 21 del libro Apocalipsis para refutar, con base, el sermón del domingo. Amén.

Créditos: Carolina Flores Mormontoy