jueves, 19 junio 2025
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[CLUB DE JÓVENES CRÍTICOS] La música y el orden divino

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Faltaban solo dos días para el estreno de Una noche de ópera y la Orquesta Sinfónica Nacional acababa de terminar su segundo ensayo. El coro, solistas y músicos eran dirigidos por un experimentado director: Fernando valcárcel. En su oficina característica: su camerino, nuestro ilustre director llegó. Habló con nosotros de I pagliacci y su importancia cultural, además del encuentro que tuvo con Sir Simon Rattle y su experiencia en Lima 2019.

I Pagliacci  fue compuesta hace más de un siglo, ¿qué valor y significado tiene para la cultura mundial y por qué seguir difundiéndola?

En general, las producciones artísticas se tienen que difundir, sobre todo las excelsas, y la ópera es una manifestación de la música que sirve a la escena, al teatro. Pagliacci es una música escenificada. Un drama  musical, literalmente. Esta obra es especial porque su compositor Leoncavallo, cumple 100 años de fallecimiento este 2019, entonces era bueno recordar la importancia del compositor, y esta obra en particular, que es una de las iniciadoras de lo que se llama el verismo, que es acercar la ópera a la vida, más directa. Es una manifestación de lo cotidiano donde se representa lo real,  no lo irreal. No es el sueño sino la realidad.

Pagliacci como parte del Verismo

El Verismo fue una tendencia para interpretar las pasiones más comunes del ser humano, también implica un cambio de estilo: la paleta armónica es más expresiva y el clima se vuelve más denso. Es una época muy rica de la historia de la música. Esta obra responde mucho a lo que se quiere decir, la música inmediatamente cambia de registro y de tono respecto a las diversas escenas o circunstancias emocionales que el texto propone. Entonces, los ajustes son inmediatos y eso es difícil para un director que se enfrenta a una música que cambia constantemente, de tempo, velocidades, matices, entradas, coros, solistas, orquestas, es muy profusa en imágenes musicales y en caracterizaciones. La importancia de la obra radica en ella, en su originalidad para la época en que fue escrita y en dar inicio a esa corriente que se denominó Verismo.

¿En este contexto, cómo entender la música, la ópera?

El arte es un ambiente de reflexión, una música más abstracta, un pedazo de música que … en lo visual puede o no emocionarnos en lo más hondo o cotidiano, sólo que esa percepción es equivocada. La música más abstracta nos habla también de cosas universales, pasiones sensaciones y un orden aspiracional, a lo que deberíamos aspirar como sociedad y seres humanos. La música es una interpretación de  ese orden divino que es inasible y al cual deberíamos aspirar.

En el caso concreto de la ópera, que tiene texto e imagen, podemos familiarizamos más. Y el tema, sí, ciertamente, es un tema que no es recurrente siempre,y que  los celos, las infidelidades, y los asesinatos son parte de los actos negativos del ser humano que se repiten en un país con grandes diferencias sociales como era/es Italia y como es en el Perú donde hay muchas desigualdades y pobrezas.

Lo maravilloso del arte es que podemos ver un drama que muestra desde lo más bajo del ser humano, sin embargo la música es excelsa y el texto también. El arte expresa lo más mundano de una forma mucho más estética, estilizada y más hermosa; como una especie de contraparte y un balance. Finalmente, en ello radica la grandeza del arte, de mantener el balance en el aspecto humano y lo divino, entre lo bajo y lo alto,  lo sublime y lo cotidiano.

El formato concierto

¿Qué comprende el concierto que dará vida a esta trágica obra de Ruggero Leoncavallo?

Esto parte de una iniciativa de hacer ópera, pero en formato de concierto. Esta obra no va a ser escenificada, actuada sí, un poco, porque los actores van a interactuar, un tanto más controlada, pero lo harán sin mayor desplazamiento escénico, sin mayor aspecto luminotécnico. Es solamente la parte musical lo que me importa de la partitura no tanto la parte escénica. Y es una forma que tienen las orquestas para abordar muchos repertorios, principalmente la ópera, que por otro lado son muy costosos. Hacer una obra, sea cual sea es caro. La ópera es un lujo dentro de la música académica que a veces no se puede cubrir. Y hacerla en formato concierto nos permite abordarla en su esencia, en su dimensión más inmediata, que es la parte musical. Entonces va a haber un mínimo de escenificación, pero el énfasis es mostrar la grandeza la obra, no tanto lo visual sino la música en sí. La concentración del oyente se va a centrar en la música.

Existen grabaciones como referencia para esta obra, ¿Era necesario que la orquesta le diese un estudio adicional a la partitura para realizar algunos arreglos a I pagliacci?

Arreglos, tal vez no. Las orquestas nos ceñimos al texto original, y sobre el manuscrito siempre preferimos las versiones críticas, que son las formas más cercanas a la voluntad del compositor. Estas ediciones eliminan diversas añadiduras que se han ido agregando, a veces irresponsablemente por intérpretes y directores, quienes iban aumentando cosas, sacando otras y haciendo cortes. Entonces, ciertos años después del fallecimiento del director, hay una edición crítica y esa edición crítica elimina, desglosa  las diversas pifias, erratas y yerros que el compositor mismo pudo haber tenido y que se han prolongado en el tiempo. Cada nueva interpretación, acá o mundialmente, siempre implica una revisión de la obra, naturalmente.

Yo me estoy ciñendo a una edición clásica, en realidad, pero cuando uno ensaya, uno mismo puede ir descubriendo imperfecciones, haciendo unas simplificaciones mínimas que no tergiversan el espíritu de la obra, pero sí las grabaciones son referenciales y muy útiles; a veces son perjudiciales también porque prolongan o eternizan una forma equivocada de abordar la obra. Incluso los grandes también se equivocan, somos humanos. Son cuestiones que yo podría imitar e incluso los cantantes mismos pueden imitar o evitar. Yo, en lo personal, prescindo mucho de las interpretaciones para buscar mi propia voz, mi propia interpretación de la obra.

Acerca de la presentación, ¿cuáles han sido las dificultades que han tenido para esta puesta en escena?

Bueno, siempre nos enfrentamos a la imposibilidad de tener un mayor número de ensayos. Con los solista hemos ensayado ayer y hoy. Como no hay mucho tiempo para presentar, no hay que equivocarse en el ensayo. Si uno quiere estar lo más cercano a la perfección, debe estar revisando, además que existe una responsabilidad del músico, del director y de los cantantes. No podemos desperdiciar el tiempo. Hay que seguir.

La obra no es muy larga y la vamos a tocar ininterrumpidamente, precedida de una obertura de Verdi, otro compositor relacionado al mundo de la ópera y será  La fuerza del destino la que abrirá el concierto. Entonces será una velada en la que nos acercaremos a un universo muy apreciado por el aficionado a la ópera. Aunque nos hemos enfrentado a otras situaciones, cada ejecución tiene sus circunstancias, lamentablemente no tenemos el espacio del escenario del teatro tanto como nosotros quisiéramos. Es decir, nos enfrentamos a un tipo de acústica sin haber ensayado ahí, aunque con la experiencia que nosotros tenemos de tocar en el escenario del Gran Teatro Nacional, podemos sobrellevar eso. Nuestra cotidianidad con la acústica del teatro nos permite realizarlo. Está difícil, pero no imposible.

Dado que el concierto contiene momentos marcados que implican el silencio del público, ¿qué tan importante es el silencio en las partes que llevan al clímax en el concierto?

El público siempre es un aspecto importante en un ambiente musical. Hay públicos de todo tipo. Hay conciertos donde asiste gente que sabe y otras donde va gente que va a ver el teatro (risas) o a tal artista, pero no a la obra, hay una variopinta. El silencio es importante, tanto del público como del músico. Tienen razón, es lo más importante. Pero eso lo da un conocimiento de la obra, una cultura. Imagínate a una persona que no tenga cultura, que haga bulla, es más que quiera entrar con su canchita, o que esté con el celular, un aspecto que se nos pasa a quienes creemos que tenemos una cierta cultura. A todos puede pasarle. El silencio es un reflejo del grado de interés, del grado de preparación que tienes ante lo que te expones. Cuando no hay silencio es porque no estás concentrado, te incomodas, te cansas y en cambio cuando hay concentración y pasión por lo que tu escuchas, puedes estar cinco horas, sin moverte ni respirar. Yo creo que en general, tenemos que, como elencos, tocar más, es decir llegar más al público porque sí hay problemas de educación, en el país en general tiene problemas educativos y entre todos los problemas y el conocimiento de la música clásica todavía, es más remoto, menos importante por eso no lo necesitamos mucho, entonces el grueso de la población, sea rica o no tan rica, desconoce una manifestación del arte como la música clásica. 

Es lamentable, a mí me da pena, que una persona no vaya a los conciertos porque se pierde una parte alta de la manifestación del ser humano, tan importante como la música popular por supuesto. Pero sí hay gente que se aburre de la música clásica y tiene todo el derecho de aburrirse de obras porque incluso yo me puedo aburrir de algunas de ellas, pero hacerlo por desconocimiento es peo. En fin, una persona responsable puede jactarse de aburrirse de algo que conoce, que le ha dedicado tiempo y puede dar razones de por qué no le gusta, pero hacerlo tan gratuitamente no. Aunque eso nos puede pasar a todos: nos quejamos, pero no sabemos de lo que estamos hablando. Nos quejamos de política y no sabemos de política. Somos imperfectos los seres humanos. Siempre creo que la función de la orquesta es llegar a más público para ayudar a formarlo y a sensibilizarlos, es una función de nosotros como orquesta nacional. Esta bien, le damos música popular, pero debe haber un balance, podemos dar obras que implican más retos emocionales e intelectuales, por eso debe haber más. El aspecto del silencio es muy importante, en verdad, eso crea clímax  emocionales.

Encuentro de gigantes

Sir simon Rattle estuvo hace poco en Lima, ¿de qué manera el encuentro que tuvo con él influenció en su trabajo como director?

Digamos que en un encuentro no muy prolongado es difícil, pero sí, lo admiro e imito mucho. He visto muchos videos, documentales y he podido analizar su filosofía en la dirección, la economía de gestos y deja ser al músico. A veces, el error de los directores es imponer, forzar; en cambio él deja ser porque confía en sus músicos, mueve lo mínimo y eso ayuda a crecer el desarrollo de la orquesta, parece fácil, pero no, es muy difícil, a veces uno llega a eso después de mucho años. 

El error común del director novel, es dirigir todos los tiempos y compases, mientras que el director experimentado cada vez dirige menos, me refiero en el aspecto de forzar  la marcación de todos los compases de la música en el aspecto técnico. En el aspecto musical, me habló de algunas experiencias suyas, le hice recordar la primera vez que lo vi en vivo, en Filadelfia, en el año 94 cuando el hizo la Novena de Mahler y me confesó que lo había hecho por primera vez, que había sido su debut dirigiendo esa obra.

Recuerdo mucho la actitud con la que entró al concierto: con una especie de devoción y de preparación mental, incluso cuando se dirigía al podio. Desde su entrada ya estaba abordando la obra, que es dramática, muy esquizofrénica en sus primeros movimientos. Hablamos de eso, sus visitas a Curtis, una escuela donde estudié y donde pude ir a algunos de sus ensayos. Me he influenciado mucho en su forma de abordar los ensayos  en una orquesta. Y verlo acá es una experiencia muy enriquecedora. Cuando vino con la London Symphony, nunca había visto un manejo del matiz de la música como vi aquella noche: los pianissimos, tocar suave o fuerte. Respecto al manejo suave de la música hecha por la orquesta, realmente digna de mencionar, nunca había escuchado una orquesta que tocara esos pianissimos, tan suave, que es muy difícil porque lo más fácil para una orquesta es tocar fuerte. Solo las grandes orquesta pueden tocar de esa manera. He escuchado a muchas, pero ninguna con tanto dinamismo.

En una entrevista Sir simon Rattle mencionó que ser director de música no es una verdadera profesión sino es ser un guía espiritual, ¿qué opina al respecto?

No, no es una profesión. Nosotros los músicos, somos privilegiados y el director más todavía; por último ni siquiera toca. Somos guías en las ideas musicales del compositor. Somos guías musicales, pero también somos guías espirituales que transmiten ideas sublimes abstractas. Llegar a ese entendimiento es el último peldaño, el estadio último de la labor del director, sentir que somos conectores de lo espiritual: puentes entre los músicos, la música y la gente. En realidad, llegar a ese punto, pocos, él de todas maneras, yo no. (Risas)

En LIMA 2019 juegan todos y la Orquesta Sinfónica Nacional también

Respecto a la importancia de la música clásica , ¿cree que debió incluirse más música clásica en los panamericanos?

No, hay momentos. Hay una música para bailar, para pasar el tiempo, para celebrar y música para escuchar, para pensar también. La funcionalidad de la música es variada. En general, no tiene que haber música clásica en un evento que es celebratorio como lo deportivo, donde va a haber un poco más de luces, movimiento y color. Hemos participado como parte de la programación del evento en una actividad y sí, hubiese sido bonito que participemos en la apertura o clausura, sí, tal vez. Yo no necesariamente hubiese hecho música clásica, pero sí hubiese hecho una música un tanto menos “intelectual” sino de músicos peruanos que hayan hecho algo relacionado al folclore peruano, eso creo que hubiese sido más apropiado.

 En realidad, no me quejo de que debería haber música clásica allá o acá y que si no hay es el reflejo de la incultura de la gente. En los juegos, está bien que no haya porque era un evento para los juegos y otras cosas como el folclore que es hermoso, que tiene color y coreografía. Entonces, hacer algo más serio o formal en el estadio, no era el momento. En otro contexto, sí. Aunque, en general, la tendencia es enfatizar los aspectos más coloristicos, folclóricos, populares de la música.

Yo hago música clásica, adoro la música folclórica/popular, el rock y la chicha son sonidos que he grabado porque soy un defensor. Entonces para  mí, la música folclórica y clásica son mis fuentes, mis dos bastiones. Aunque yo hago más música clásica porque me he formado en una academia, aunque hago más música clásica peruana. Creo que me estoy especializando en eso ya que para la música clásica ya existen varios intérpretes, incluso para interpretar a Leoncavallo, entonces el mundo no me necesita a mí para eso, porque yo podría interpretar mejor a Carpio, Alcedo, Pulgar Vidal, Garrido Lecca, Ximénez de abril, etc.

Hay una tradición nuestra que me gustaría se diera a conocer. Mi labor es levantar la música clásica dentro de los espacios apropiados, en un estadio no era el contexto, pero en otro espacio sí. A veces sí me quejo por el poco interés, incluso el Ministerio de Cultura enfatiza la música folclórica, y el político de turno llama al más rentable para estar de lado de la música popular que la académica y eso es malo, cuando no hay balance. 

Para finalizar, ¿Cuál es su apreciación sobre la composición creada por Lucho Quequezana, “Adiós Lima”,  para los Panamericanos?

Bueno, no la he escuchado completa sino por partes, pero ha sido bonito porque Lucho es muy fino y creativo, Él ha preparado en poco tiempo un espectáculo de dos horas ininterrumpidas de música tanto para la apertura como para la clausura. Pero sí, lo poco que he escuchado me gustó y es evidente porque Lucho es un chico muy imaginativo, además que ya hemos trabajado antes y conozco su música y su talento. Músicos como él hay pocos en el Perú y me encanta colaborar con ellos y que la orquesta pueda entrar a ese mundo y saboree colores musicales distintos. Al igual que un cocinero, también busco sabores nuevos para escuchar.

Edición de Elizabeth Condori: elizabeth.condori@unmsm.edu.pe

Fotografía de Eliezer Benedetti: eliezer.benedetti@unmsm.edu.pe

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El Club de Jóvenes Críticos es un programa que trabaja en conjunto el enfoque de Educación del Área de Públicos y @MediaLabUNMSM. Estudiantes de Comunicación Social se entrenan en la crítica de artes escénicas a partir de la investigación, observación de procesos creativos y entrevistas con artistas y elencos que se presentan en el @Gran Teatro Nacional.

[CLUB DE JÓVENES CRÍTICOS] Galería fotográfica

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Una vez más el maestro peruano, Fernando Valcárcel, sube al escenario del Gran Teatro Nacional para deleitar nuestros oídos, dirigiendo a la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú(OSNP) con la obra más conocida del gran compositor italiano, Ruggero Leoncavallo: “Pagliacci”.

Esto se llevó a cabo en el marco del centenario de la desaparición de Leoncavallo, por lo que su espléndida creación no podía pasar desapercibida en este mes. Disfrutemos, entonces, con las mejores imágenes del concierto sobre esta obra que pese a ser trágica, cautivó el corazón de los espectadores.

 Todo queda listo para iniciar esta aventura musical, que nos hará retroceder más de 100 años en la historia, donde la realidad de ese entonces se asimila mucho a la actualidad peruana.
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Fernando Valcárcel da lo orden de inicio y  la historia empieza a contarse a través de las cuerdas, los vientos y la percusión
Fernando Valcárcel da la orden de inicio y  la historia empieza a contarse a través de las cuerdas, los vientos y la percusión
Se trata de una función que expresa realidad y ficción dentro de ella. Es decir “una obra dentro de una obra”. Así lo manifiesta el Coro Nacional-, además de los solistas invitados, con el juego de sus voces e interpretación.
El ritmo musical y la interpretación de los solistas hace pensar que se trata de una comedia, tanto en la obra como en el espectáculo que van a presentar dentro de ella
El ritmo musical y la interpretación de los solistas hace pensar que se trata de una comedia, tanto en la obra como en el espectáculo que van a presentar dentro de ella
En el show presentado dentro de la obra, los violines toman protagonismo para representar los celos y alteración del engañado Canio, quien interpreta a Paggliacci en el espectáculo.
En el show presentado dentro de la obra, los violines toman protagonismo para representar los celos y alteración del engañado Canio, quien interpreta a Pagliacci en el espectáculo.
¡La commedia è finita!”(“¡La comedia ha concluido!”). Las risas se convirtieron en furia; la vida en muerte. Envuelto de celos, el protagonista mató a su esposa y también al amante para dar fin a la obra.
¡La commedia è finita!”(“¡La comedia ha concluido!”). Las risas se convirtieron en furia; la vida en muerte. Envuelto de celos, el protagonista mató a su esposa y también al amante para dar fin a la obra.

FICHA TÉCNICA

Coro Nacional y Coro Nacional de Niños

Director artístico del Coro Nacional: Javier Súnico

Directora artística del Coro Nacional de Niños: Mónica Canales

Orquesta Sinfónica Nacional del Perú

Director titular: Fernando Valcárcel

Solistas: Andrés Veramendi(Canio)

      Dorian Lefebre(Nedda)

      Humberto Zavalaga(Tonio)

      Dangelo Díaz(Beppe)

      Xavier Fernández(Silvio)

      Royer Durand(Campesino)

Fotografías y texto de Eliezer Benedetti Calvo: eliezer.benedetti@unmsm.edu.pe

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[CLUB DE JÓVENES CRÍTICOS] “Una noche de ópera”

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Por: Jefferson Liñan Ponte

Alguna vez en nuestra vida hemos escuchado la frase “todo tiene su final”. Y si no la conocían, permítanme presentársela. Desde mi punto de vista, es de esas frases que contiene un alto nivel de emotividad que puede dejar reflexionando a cualquier persona por bastante tiempo.

Aunque puede llegar a sonar trágica, no siempre cumple ese rol. Para demostrarlo, es necesario contarles sobre el espectáculo ‘Una noche de ópera’ a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional.

Inicio y fin

En principio, a más de uno le va a resultar difícil relacionar la frase con una presentación teatral. Es comprensible, dado que aparenta ser una analogía un tanto descabellada. Sin embargo, lo vivido por los espectadores aquella noche es un claro ejemplo que no todo final tiene que ser triste por más que la ópera presentada fuese una tragedia compuesta por Ruggero Leoncavallo.

Asimismo, puedo asegurar que el silencio que hubo esa noche fue sepulcral. No recuerdo haber visto un público tan expectante y concentrado esperando ansiosamente la salida al escenario de los artistas. No era para menos, estábamos ante una presentación muy diferente a sus similares. Tanto así que desde el momento en que el maestro Valcárcel dio la señal a sus músicos para el inicio fue imposible para más de uno perder la concentración hasta su final.

La ópera que se presentó en la velada fue Plagliacci. Estuvo llena de momentos en donde el amor rondaba por el ambiente. Donde la alegría, el miedo y la duda no podían faltar para hacer más emotiva la presentación. Y en donde el público vivió en carne propia como seis excelentes artistas como Andrés Veramendi, Dorian Lafebre, Humberto Zavalaga, Dangelo Díaz, Xavier Fernández y Royer Durand podían transportarnos por un mundo lleno de un sinfín de emociones y sentimientos encontrados.

Pero como mencioné líneas arriba, esos bellos momentos tenían que tener un desenlace. Y llegó cuando escuchamos La commedia é finita. Esa célebre línea nos indicaba que el término de la tragedia de Leoncavallo había llegado; sin embargo, la tristeza fue pasajera y el público desató un mar de aplausos llenos de euforia y satisfacción de haber podido presenciar tan grandioso espectáculo. Para el goce de nosotros y los artistas, fue un fin muy memorable.Y es que, nos guste o no, “todo tiene su final”. 

Texto de Jefferson Liñan Ponte: jeffersonlinan@unmsm.edu.pe

Fotografía de Eliezer Benedetti Calvo: eliezer.benedetti@unmsm.edu.pe

@MediaLabUNMSM

Lima, 22 de agosto de 2019

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[CLUB DE JÓVENES CRÍTICOS] «Cantos del Ande», una forma de revalorar nuestra cultura.

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«La textura que ofrecen las voces infantiles (…) es algo novedoso, se puede escuchar coros que cantan para artistas diversos, pero la sonoridad que implican las voces infantiles es muy especial» . Mónica Canales.

Hablar de los Andes es hablar de diversos sonidos, paisajes y colores. Esto es algo que estuvo muy presente en la quinta y última edición de Cantos del AndeBajo la dirección de Mónica Canales y la participación especial de Diosdado Gaitán Castro y Lilian Cornelio“Hatun Killa”, este espectáculo hizo vibrar al público con un viaje musical que nos trasladó a nuestra sierra peruana.

Durante uno de los ensayos, la directora y los dos grandes artistas invitados,  comentaron con el Club de Jóvenes Críticos acerca de su trabajo y pasión enfocados en resaltar las maravillas de nuestro país y acercar al público a nuestra cultura a través de la música, en este caso, de los sonidos del Ande. 

La función

¿Cómo ha sido la realización de esta quinta edición de Cantos del Ande?

Mónica Canales: Ha sido todo un aprendizaje, pero que ha ido enriqueciéndose cada año. Cuando lanzamos la primera edición, en realidad fue a consecuencia de un concierto que hicimos hace seis años con Gianmarco Zignago en el que el formato del coro con artista invitado cayó muy bien en el público, le gustó muchísimo. Entonces dijimos “vamos a desarrollar una temática relacionada con Perú y vamos a invitar a un artista reconocido por el público”. Empezamos la primera edición con Max Castro, muy exitosa. Eso nos llevó a plantear las siguientes ediciones de Cantos del Ande.

¿Cuál es la esencia de Cantos del Ande y lo que no puede variar en cada presentación?

Mónica Canales: No pueden variar dos cosas. Primero, la textura que ofrecen las voces infantiles, porque eso es algo novedoso, se puede escuchar coros que cantan para artistas diversos, pero la sonoridad que implican las voces infantiles es muy especial. Es un sello característico de Cantos del Ande. Lo segundo es tener el acompañamiento de la parte instrumental del Ballet Folclórico Nacional que siempre ha estado con nosotros desde la primera edición. Entonces esos son dos elementos inamovibles, la esencia y ya cada artista invitado aporta lo suyo.

Las novedades de esta edición

¿Qué ha sido lo mejor de esta edición y lo nuevo?

Mónica Canales: Haber podido presentar en esta edición dos partes, es decir un contraste. Primero este acercamiento a lo que sería lo lírico andino, que nunca lo habíamos abarcado y me parece tan importante y se tuvo con Hatun Killa; eso en contraste con un cantante tan reconocido y que tiene tantos años de trayectoria como es Diosdado Gaitán. Aquí también se cumple otro sueño porque en todas las ediciones de Cantos del Ande se ha presentado «Como has hecho«, que si bien es de origen boliviano está muy arraigada en el Perú. Entonces queríamos tener a Diosdado cantando esta hermosa canción que lo hizo tan famoso. Creo que eso ha sido lo nuevo y lo mejor. 

Un recorrido imaginario por nuestra sierra peruana

¿Qué dice Cantos del Ande a través de sus canciones?

Mónica Canales: Si nosotros hacemos un recorrido aéreo por todos los Andes, si bien está lleno de montañas, no es lo mismo en todas partes. Uno va, por ejemplo, por la zona de Huancayo y ve valles muy ricos, llenos de colores. Si vas a las Meseta del Collao observas otros colores más amarillentos, los lagos. Entonces, pese a todo ser una cadena montañosa que nos une, definitivamente hay sabores y colores que tiene el folclore al igual que los paisajes. Por ello, lo que nosotros queremos transmitir son esos mismos colores, esas mismas texturas, esos mismos contrastes que tienen las diversas regiones de los Andes.

El nombre de la función es Cantos del Ande. Si los Andes fuera una persona o un ser, ¿cómo cree que sería?

Mónica Canales: Diría que es alguien que tiene una fuerte base de conexión con la tierra, con la naturaleza, con los recursos. Una base muy telúrica, porque esta es música que tiene un gran componente telúrico. Probablemente sea una persona muy asentada en la tierra, pero con muchos sueños y con mucha libertad.

Diosdado Gaitán: Algo maravilloso, porque los Andes tiene mucho por ofrecer en muchos aspectos, puntualmente en lo musical, hay géneros que se están perdiendo, pero que pueden sorprender al mundo por su polirritmia. La música andina tiene una polirritmia que le da un encanto maravilloso y tiene una melodía que puede traspasar muchas fronteras. Tenemos mucho por ofrecer y también mucho por hacer. Necesitamos sorprender al mundo.

Un espectáculo que fortalece la identidad peruana

Cantos del Ande nos muestra que tantos niños y adultos pueden amar nuestra música y también nuestra sierra peruana. En ese sentido, ¿el espectáculo también se hace con la intención de incentivar esta práctica en el público?

Mónica Canales: Sí, definitivamente. Uno de los primeros objetivos de los elencos nacionales es la formación de públicos y el acceso a la cultura. Esto es algo importantísimo y nuestra intención es que vean un espectáculo de gran calidad, con un formato grande adaptado al teatro, pero con un precio accesible a todo el público.

Cantos del Ande es una manera de revalorar nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestros paisajes. En su opinión, ¿cuánto ya hemos logrado en torno a ello y cuánto nos falta hacer?

Mónica Canales: Siempre hablo desde el lado de los niños, para los niños del coro la música de los Andes era ajena, no totalmente, pero en buena parte. Si bien hacemos programas de cantos populares, involucrar artistas que de repente ellos no conocían ha sido un descubrimiento. Entonces, era música distinta a los que ellas escuchaban, por ello ha sido muy interesante. Nosotros una vez al año tenemos una fiesta y ellos tenían en su playlist todas las canciones de Cantos del Ande de los artistas y las cantaban y las bailaban. Ver que los chicos disfrutan nuestra música peruana para mí es una satisfacción enorme y digo que un de los grandes retos está cumplido.

El futuro

¿Cómo ve el panorama actual y el futuro en torno a la revaloración de nuestra cultura?

Mónica Canales: Creo que cada día estamos más orgullosos de lo que tenemos. Veo que desde los años ochenta era difícil nos sintiéramos orgullosos porque eran épocas difíciles y había muchas cosas que nos frenaban. Desde hace unos quince o veinte años, paulatinamente, más allá de Machu Picchu que era lo único que nos hacía sentir orgullosos; luego pasó por la gastronomía y ahora también, que tiene que ver con Cantos del Ande, son nuestras lenguas. Al igual que la gastronomía, que el pisco, que la marinera, que nos hace hinchar nuestros pechos de emoción, nuestras lenguas y nuestra música poco a poco van a lograr ese mismo sentido de orgullo.

Tres grandes nos muestran las maravillas de los Andes a través de la música

¿Qué importancia le confieres a la música para dar a conocer nuestra sierra peruana?

Lilian Cornelio: La música te da distintos ritmos que te permiten representar a los departamentos, de diferente manera, pero con igual importancia. Va a depender también de cada intérprete y de cómo transmita él. Puedo decir que la música andina gusta bastante en el extranjero, tal vez no entiendan el idioma, tanto el quechua como el castellano, pero lo sienten. Creo que también depende de cómo tú lo transmitas, más que cantar es tu lenguaje.

Diosdado Gaitán: No solamente a la sierra peruana, la música es un ente que podría ser un buen embajador de nuestra patria. En su torrente está todo lo pasó, todo lo que pasa y todo lo que pasará. El huayno sigue vigente a través de los años, porque el huayno vive y camina con su pueblo, el huayno como género mayor, porque la música andina es amplia. 

Mónica Canales: La música tiene un lenguaje de impacto y eso lo ha demostrado, por ejemplo, la canción Contigo Perú, y eventos que ha hecho que la gente se una, como es el mundial. La música es un vehículo muy poderoso, que nos une. Si bien la música tiene letra, en esencia la melodía no hay que comprenderla, sino sentirla. Entonces, ese que dice mucho en el fútbol: “estamos unidos por un sentimiento”, pues se aplica muy bien a la música.

Los artistas invitados: Lilian Cornelio y Diosdado Gaitán

¿Lilian, Diosdado, ¿cómo ha sido para ustedes la experiencia de ser parte de Cantos del Ande?

Lilian Cornelio: Maravillosa, el trabajo que realiza la maestra Mónica Canales es sensacional. Me he quedado bastante sorprendida por la voz de esos niños tan pequeñitos. La sonoridad que le va a dar la participación que estoy haciendo con Vírgenes del Sol, El cóndor pasa y La pampa y la puna es como un cineasta me comentó cuando escuchó la grabación de mi ensayo me dijo que sonaba bastante barroco, a de película, me dijo que era lo mejor que había escuchado. Entonces, hemos estado estudiando para poder dar un espectáculo a la altura, con todo los asistentes y el coro que es bastante celestial.

Diosdado Gaitán: Todas las experiencias son buenas, son distintas, enriquecedoras y de retos. Entonces esta experiencia ha sido un reto para mí, nunca antes había cantado con un coro, pero sí pertenecí a un coro cuando era niño y esto me ha trasladado a mi infancia y ha sido muy bonito. 

Nuevos proyectos

Lilian Cornelio: Después de esta presentación estamos en los Panamericanos en el Parque de la Exposición, con Cantos del Ande el 30 de agosto y después mi presentación en el teatro Municipal de Lima el 09 de noviembre.

Diosdado Gaitán: Viajar. Estamos viajando permanentemente. Después, necesitamos producir más discos, para ello estamos haciendo nuestros propios eventos para autogestionarnos. Creo que somos, de alguna manera, hombres luchadores y pese a la indiferencia que hay en algunos lugares seguimos de pie. Cuando nos toca salir del país lo hacemos muy orgullosos y alzamos nuestra bandera con cada una de nuestras canciones, hablando de nuestra patria, de nuestra gente y de nuestra naturaleza.  

Edición de Diana Ortiz Chuquin: diana.ortiz@unmsm.edu.pe

Fotografía de Maricielo Perez Llerena: maricielo.perez@unmsm.edu.pe

@MediaLabUNMSM

Lima, 18 de agosto de 2019

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En su quinta edición,Cantos del Ande, la directora del Coro Nacional de Niños, Mónica Canales, nos trae al cantante Diosdado Gaitán Castro y a la soprano Lilian Cornelio ”Hatun Killa”. Esta será la última edición que se presentará.

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La Portada del Sol en el fondo alumbra a la gestora de este proyecto Monica Canales
”Hatun Killa”,  entonando “Vírgenes del Sol” para deleite del público, melodía que nos recuerda a Yma Sumac
”Hatun Killa”,  entonando “Vírgenes del Sol” para deleite del público, melodía que nos recuerda a Yma Sumac
Con su gran registro vocal, “Hatun Killa” con hidalguía reconoce la labor del Coro Nacional de Niños.
Con su gran registro vocal, “Hatun Killa” con hidalguía reconoce la labor del Coro Nacional de Niños.

Canciones que marcan el recuerdo

El huayno “Aromas de  Junio”, alegra a este festivo concierto
El huayno “Aromas de  Junio”, alegra a este festivo concierto
Diosdado Gaitán Castro hizo zapatear al público con Limoncito verde
Diosdado Gaitán Castro hizo zapatear al público con Limoncito verde
El público aplaude efusivamente la presentación de Diosdado Gaitán Castro
El público aplaude efusivamente la presentación de Diosdado Gaitán Castro

No es una despedida

Los niños ubicados ascendentemente representan Los Andes y sus quebradas bañada de colores.
Los niños ubicados ascendentemente representan Los Andes y sus quebradas bañada de colores.
El entusiasmo de Mónica Canales al conseguir que Diosdado Gaitán Castro entone una de las canciones originarias de Cantos del Ande.
El entusiasmo de Mónica Canales al conseguir que Diosdado Gaitán Castro entone una de las canciones originarias de Cantos del Ande.
”Como haz hecho”, es la canción escogida para la despedida. El telón negro cubre los colores de nuestra serranía, no es un adiós, nuestra música aún sigue viva.
”Como haz hecho”, es la canción escogida para la despedida . El telón negro cubre los colores de nuestra serranía, no es un adiós, nuestra música aún sigue viva.

FICHA TÉCNICA

Coro Nacional de Niños

Dirección general: Mónica Canales Márquez

Solistas invitados: Diosdado Gaitán Castro y Lilian Cornelio “Hatun Killa”

Dirección musical: Eddy Sánchez

Producción:
Stephany Bravo
Alejandro Siles

Fotografías y texto:
Maricielo Pérez Llerena: maricielo.perez1@unmsm.edu.pe

Lima, 17 de agosto de 2019

@MediaLabUNMSM

El Club de Jóvenes Críticos es un programa que trabaja en conjunto el enfoque de Educación del Área de Públicos y @MediaLabUNMSM. Estudiantes de Comunicación Social se entrenan en la crítica de artes escénicas a partir de la investigación, observación de procesos creativos y entrevistas con artistas y elencos que se presentan en el @Gran Teatro Nacional.

[LIBROS FAVORITOS] «Antología personal» de Carlos Eduardo Zavaleta

“los hombres, en un intento desesperado por salvarnos del peligro inminente con que nos amenaza el olvido, ese traidor de la memoria natural, nos esforzamos por cultivar, entre otras cosas, la escritura”. Néstor Braunstein

Por: Jacqueline Oyarce Cruz ORCID/ Email /GoogleScholar

Carlos Eduardo Zavaleta (Caraz, 1928-Lima, 2011) considerado por la crítica como uno de los mejores cuentistas peruanos del siglo XX, tuvo una escritura que fue como “su huella digital” y que cultivó durante más de cincuenta años. Una de las constantes es la marca trágica que se puede reconocer en sus cuentos, novelas, ensayos.

En una entrevista realizada con motivo de la presentación de su libro titulado Autobiografía fugaz, él explicó que ello se debía, tal vez, a la influencia de la tragedia griega, pero, por sobre todo, a la vida serrana, la vida de sus primeros años, que tuvo en sí misma una impronta trágica que, según sus propias palabras, no debía disimular.

La verdad sobre su origen

En Autobiografía fugaz Zavaleta aclaró datos sobre su origen. Él nació en un pueblito desconocido llamado La Pampa, en Huaylas, Ancash. Leemos así su explicación:

«Puesto que había nacido en un pequeño pueblo de la provincia de Huaylas, cuyo nombre exacto desconocían en la escuela (¡y lo peor, en los pueblos adonde nos mudábamos!), escogí la capital, y desde entonces dije que había nacido en Caraz. Solo así recordaron el sitio. Tanto que hasta lo repiten los críticos. Es una costumbre serrana el escoger una ciudad grande para nacer; así se replica a quienes creen conocer el país. Pocos saben la diferencia entre provincia y distrito; y antes, era peor cuando se hablaba de “comprensión”, “caserío”, “repartimiento” o “lindero”.

El tema de la muerte

Autobiografía fugáz es resultado de un trabajo mental de recuerdos, selección, elaboración, “digamos”, explicó Zavaleta, “de prelación de unos temas frente a otros”. El no quería olvidar nada, pero por una cuestión de espacio  había dejado atrás muchos detalles. Y no quiso olvidar porque para él, dijo, el olvido es como “la muerte blanca”. Cito:

«Sabíamos que así entrábamos en el olvido perfecto, en la muerte blanca, pues jamás volveríamos a vernos».

Esta cita corresponde al recuerdo de su primer beso a Olga, un enamoramiento de adolescencia. A este punto me quedé pensando en esta idea de “olvido = muerte blanca”. Por oposición debía existir para él una muerte negra, pero ¿por qué este adjetivo?.

En una conversación me aclaró que la muerte blanca viene a ser la de los amigos, por ejemplo. La “muerte negra”, me dijo, “es aquella que deja algo como una sombra en la vida de uno”. La muerte de la mujer, por ejemplo. Esa sombra permanece en la vida de uno, ahí está, fiel.

Olvido = muerte

Braunstein afirma que “ignoramos que somos lo que olvidamos”. Nietzsche dice que “es del todo imposible vivir sin olvidar”.

¿Qué es entonces el olvido y el recuerdo en la mente de un escritor?

Tal vez sea la base de la creación literaria en la que los recuerdos inmediatos, que se van recreando, dan lugar a un discurso nuevo, algo más desarrollado sobre un primer momento vivido. Nuevo, pero no por ello exento de fantasía.

Lo muerto, se dice, no es el olvido sino la memoria. Muerto está el pasado que la memoria conmemora y así lo consagra como desvanecido, representado, es decir, ausente.

La biografía

¿Qué se hace en un trabajo autobiográfico? Se crea al sujeto, sobre hechos vividos, es cierto, pero, por sobre todo, sobre hechos inventados por la memoria, esa grande inventora. Y cito a Braunstein: “El creador es el inconsciente. El artífice de las combinaciones que, por la vía de la metáfora y la metonímia, transmuta los arenosos datos de la memoria en cristales sedientos de luz. Música y alquímia del verbo.

Zavaleta, escritor y  autobiógrafo sugiere para aquellos que quieran conocerlo:

«Diré en que textos puede el lector ampliar información. Es el único modo en que puedo ayudar a quien desee conocerme, no por mí mismo, sino por lo que un escritor peruano, que empezó su obra en 1948, puede haber sentido, visto u oído sobre su entorno social y literario».

Ciertamente esta autobiografía nos remite a los detalles de su vida personal con un pie de página que nos conduce a cada uno de sus cuentos en los que está, suponemos, él escondido, en algún personaje, pensando y reflexionando sobre lo que recuerda, ve, siente u oye.

Zavaleta invita a conocerlo a través de sus cuentos.

Sus recuerdos se tejen con ayuda de la fantasía, la experiencia de vida se transmuta poéticamente. Valgan recuerdos en las manos de un escritor, que como escultor de la palabra, va a delinear contornos hasta llegar a la forma que considera más bella, pura o impresionante.

Y es que, de acuerdo a Genet, la acción literaria consiste en tomar como materia prima esos hechos del pasado, y modelarlos en el escritorio creando una nueva realidad, enaltecida y dignificada por el arte.

¿Cómo se conoce al sujeto?

Vuelvo a La memoria, la inventora, de Nestor Braunstein explica que al sujeto se le conoce, no por lo que ha vivido sino por la forma en que lo narra. Zavaleta nos narra sus memorias de una manera dulce, nostálgica y a la vez trágica. Es una vida hecha a manos propias. Se presenta en una ruta de ascenso, épica, y de descenso, trágica. El escribe:

Si alguien me preguntase por el tema de mis libros, diría que es quizá la experiencia trágica de un hombre común (por lo general pobre o de clase media), que lucha contra todos los obstáculos y que a veces triunfa. No importan las pequeñas derrotas por el camino, y tampoco si el triunfo es simbólico o sentimental. El duelo entre el individuo que ama la vida, y la sociedad injusta (o la suerte invisible) está echado. No hay escapatoria, aunque sí esperanza, inclusive en la renuncia.

Una vida de renuncias

¿A qué renunció Zavaleta en una parte de su vida? A mucho, intuimos, pero en la vida del ser queda siempre esa primera renuncia al amar. La renuncia que señala un punto de frustración en el deseo y un punto de partida, a la vez. Ahí están Olga “robusta y alegre” y Maruja, “dulce, reilona y cariñosa”, y ahí esta ese incógnito gran amor de su vida que es el que lo afectó tanto que jamás lo ha contado, sobre el no ha hecho memoria en el texto, aun asi detalla:

Luego de bregar ante otros galanes para que me aceptara la muchacha de mis insomnios, lo logré, con inmensa felicidad, pero no por mucho tiempo. Casi de inmediato le propuse romper, pues carecía de dinero para las invitaciones mínimas, dentro y fuera de la Facultad de Medicina. Nunca le dije la razón, por vergüenza; adrede dejé que pensara que yo era veleidoso.

Aquí está la cicatriz de lo irrecuperable. “Un sujeto es lo que sobrevive a pasiones que fueron y a objetos que se perdieron”. Zavaleta es sobreviviente a estas pasiones que alguna vez fueron y que se cortaron siempre por factores externos a él: la presencia del dinero es en todos los casos de su Autobiografia fugaz, determinante.

La obra

Leemos recuerdos del pequeño pueblo donde nació, de los cambios que experimentó, tanto física como psicológicamente, así como de aquellos que sus ojos y su piel pudieron contemplar y experimentar en el “modus vivendi” de cada grupo humano en la sierra y selva del país, donde le tocó vivir: “cada departamento tiene su paisaje, y quien sabe, su alma” nos dice. Pero no olvidemos que a la verdad del pasado no se la encuentra: se la hace. Y puede que mintiendo. En lo que no nos puede mentir es en revelar a la persona sensitiva e inconforme que encontramos aquí:

En esos desfiles, y en las corridas de toros con que ellos acababan, se veían siempre los señores en sus buenos balcones; nosotros, en seguida, como invitados de segunda clase, y abajo, en la plaza, los indios enfrentando al toro, a las heridas y a la muerte. Pasadas esas fiestas culpables, yo buscaba a la pareja de indios de la cocina. .. a pedirles que me enseñaran el quechua. Fue imposible. O se reían, compasivos, o se avergonzaban… En la escuela nadie admitía asimismo saber el quechua; y quienes más firmemente lo decían eran los mestizos aindiados, presididos por el maestro, de pantalones abolsados y cabellos lacios, que exigía a voces: “¡Selencio, Selencio!”.

Las constantes

Ya hemos visto tres constantes en este texto: las mujeres, la vida en la sierra, la determinación del dinero y una cuarta y definitiva por esta noche: la presencia del padre. Presencia y ausencia diríamos. Esto porque no existe un adjetivo que permita ingresar a delinear un perfil, pero sin embargo se convierte en el motor que impulsa la serie de cambios a los que se somete el personaje de la biografía. El padre siempre está allí, dinamizando la escena, cumpliendo su rol de proveedor y acompañante y a la vez determinando el futuro del grupo familiar.

El profesor Zavaleta empezó escribiendo cartas imaginarias que eran corregidas por su maestro de primaria Gerardo Lara, luego ganó un galardón con la novela corta El cínico, en 1947, al otro año publicó su primer cuento “Una figurilla”, luego las primeras revistas Centauro y Letras Peruanas, el primer premio de rango nacional con Los Íngar, y así sucesivamente se fue configurando el hombre de letras. El hombre, el profesor, el amigo. Requiem para él.

¿Quién podría vivir sin olvidar, recordándolo todo, y pretender que sigue viviendo?

Por: Jacqueline Oyarce Cruz. ORCID / Email / Google Scholar

@MediaLabUNMSM

Lima, 16 de agosto de 2019

[CLUB DE JÓVENES CRÍTICOS] «Cuando cantan los Andes, cantamos todos».

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Perú, país de innumerables y hermosas culturas, con tanto por atraer, conocer y encantar. Así es la rojiblanca, con mucho por contar y expresar, en especial sobre las tarimas. Por ello, el Gran Teatro Nacional (GTN) decidió hacerlo una vez más. Así es que por quinto año consecutivo, el GTN presenta “Cantos del Ande”, espectáculo que busca integrar repertorios populares y reconocer nuestra música andina.

En esta oportunidad, este gran trabajo estuvo a cargo del Coro Nacional de Niños del Perú (GTN) y su directora Mónica Canales, el conjunto musical del Ballet Folclórico Nacional del Perú  y su director Eddy Sánchez, el equipo de producción del GTN y dos invitados de lujo: Hatun Killa y Diosdado Gaytan Castro. Un espectáculo que, como todos los años, promete sorprender.

Pequeños con voces gigantes 

Suena la “tercera llamada” y la sala se comienza a oscurecer. Un inmenso telón rojo se abre para dar inicio a esta noche inolvidable.

El Coro Nacional de Niños del Perú (CNN) ya se encontraba sobre el escenario, junto a Mónica Canales, y el público los recibía con fuertes aplausos. Con la canción Cuatro Cantos Andinos se dío inicio al espectáculo. La combinación de voces prodigias, sumado al acompañamiento musical, deleitaban a los espectadores.

Cuando los andes cantan y encantan

Muchos asocian la música popular, en especial la andina, con solo adultos – especialmente a los adultos mayores, aunque no hay duda que ellos son quienes más lo disfrutan- pero es erróneo y este espectáculo lo demuestra.

En las diferentes butacas se observaban niños, jóvenes y adultos de diferentes edades, todos reunidos con un solo objetivo: disfrutar la música andina peruana. Se entonaban canciones como Himno al Sol, Ollantay, Huiracocha, todos cargados con emociones  y sentimientos que solo lo comprenderíamos al escucharlo con nuestros propios oídos.

El ciclo de la vida cultural

Una fila detrás de donde me encontraba ubicado, un niño se sumaba a la ola de aplausos de toda la sala mientras una señora lo observaba con delicadeza a él y -al mismo tiempo- al concierto. Estaba atenta de que su pequeño no se cayera, pues sus cortas piernas, aún, no lograban apoyarse sobre el suelo cuando se sentaba en la butaca. Era el retrato de una madre que cuidaba de su hijo.

A mi costado, un señor conversaba y sonreía con una señora mayor que él -70 años tenía la señora aproximadamente- mientras le explicaba con ternura parte de la programación del evento. Así es que cuando las canciones comenzaban, ambos aplaudían emocionados y con gran fuerza. Era el retrato de un hijo que cuidaba de su madre.

Tres generaciones confluyen -cuatro si yo me incluyo- aquí mismo y todas de diferentes edades, pero con un mismo sentimiento por la música andina. De esta manera la herencia cultural de los padres trasciende en los hijos: músicas, costumbres, valores, y otros más; muchos lo conocen como el “ciclo de la vida”.

El canto de la luna

Monica Canales dio la señal y una señorita con traje negro, bordado con flores de diferentes colores, empezó a caminar al centro del escenario. Los instrumentos empezaron a sonar y el CNN dió la entrada. Una luz amarilla se posó sobre ella y la melodía comenzó  a salir de sus labios rojos: Hatun Killa (Luna grande) se hacía presente en el Gran Teatro Nacional.

El Cóndor Pasa, zarzuela emblemática de los Andes peruanos, fue el primer tema interpretado por la soprana mientras el público, encantado por el magnífico registro vocal, empezaba a aplaudir en ciertos momentos. Ellos preferían escuchar la melodiosa voz de Lilian Cornelio, nombre de Hatun killa, sin la  más mínima interferencia de ruido, por ello el sentido del tacto descansó y el sentido auditivo gozó.

Atención por favor, quince minutos de intermedio…

Los coloridos andes peruanos

Verde, rojo, naranja, morado, amarillo, lila, celeste, turquesa, así son los colores de los andes peruanos y del poncho que ahora lleva cada uno de los integrantes del Coro Nacional de Niños del Perú. Al interpretar temas como Valicha o Aromas de Junio, pintan la sala de un ambiente cálido y alegre que es recibido por los espectadores con gran satisfacción

Diosdado nunca cantó solo

Una nueva señal de la directora del CNN  hace que Diosdado Gaytan Castro, el segundo invitado de la noche, aparezca en escena. Profesorita es la canción con la cual inicia el  cantautor peruano para luego continuar con el infaltable Limoncito Verde.

El acompañamiento de la sala no se hace esperar y los aplausos comienzan a sonar al ritmo que Diosdado empieza a zapatear.

Como si se fuese parte del espectáculo, se escucha un suspiro que atrapa a toda la sala. El motivo solo puede ser uno: Amor, amor. La canción fue reconocido instantáneamente por el público desde el primer rasgueo de guitarra.        

paqpakapas pitukuykuspas 

yanan ripuqtin llakita takin (2x) 

chhayna sonqollay wañuy wañuyta 

yawarta waqan yanay chinkaqtin (2x) 

yawarta waqan yanay chinkaqtin…

El público cantaba a viva voz, el quechua no fue impedimento para seguir el compás, al contrario, fue el momento más emotivo de la canción. En esta noche, Diosdado en ningún momento cantó solo, él tenía dos coros que lo acompañaban: el CNN y el público.

¿Cómo han hecho?

Después de un largo y hermoso recorrido por nuestra música andina, este llega a su ciclo final. Ahora Mónica Canales y el CNN buscarán profundizar en otros tipos de músicas peruanas y dar a conocer diferentes culturas iguales de hermosas que esta.

“¿Cómo Has Hecho?”  ha sido un tema infaltable en las ediciones pasadas, las cuales han sido un éxito en el tiempo que nos acompañó. De este modo, esta composición no solo cierra con broche de oro el espectáculo, sino la quinta y última edición de “Cantos del Ande”.

Por ello, cuando el rasgueo de cuerdas empieza a sonar y el CNN  marca la entrada para empezar, las manos del público se comienzan a levantar y Diosdado comienza a zapatear.

                        Debí saber que al amarte yo me perdía

debí saber que tu mundo ya no era mío

es tan lejano aquel dia en que me decias

ya no soy niña no juego con mis sentimientos…

¿Cómo has hecho Hatun Killa para emocionar a tantas personas así? ¿Cómo has hecho Mónica Canales para guiar a tan pequeñas, pero potentes voces y traerlas aquí? ¿Cómo has hecho Diosdado para transmitir tanta alegría, pasión y amor? ¿Cómo han hecho? ¿Cómo han hecho?

El inmenso telón rojo se cierra lentamente y lo aplausos no cesan de sonar hasta minutos después de que el telón se haya cerrado. El trabajo estaba hecho, esta noche se demostró que no solo los andes cantaron, sino lo hizo todo el Perú, porque cuando los andes cantan, cantamos todos.

Texto de Ronald Cueva Pariona: ronald.cueva1@unmsm.edu.pe

Fotografía de Maricielo Pérez Llerena: maricielo.perez1@unmsm.edu.pe

Lima, 15 de agosto de 2019

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¡Qué lisura!: La noche se calienta al ritmo de la música criolla

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Un dúo de lujo se hizo presente en el Gran Teatro Nacional para endulzar la noche con un nuevo Café Concierto. María Elena Pacheco y Ernesto Hermoza, un dueto 100% peruano a quienes les sobra experiencia interpretando música criolla. Ellos presentaron algunos temas de su nueva producción “¡Qué lisura!”

El dúo afina los instrumentos antes de emprender una aventura llena de festejo
El concierto empieza y el público disfruta atentamente del espectáculo
Este concierto aumenta cada vez más la temperatura con mucho ritmo y una pizca de atrevimiento
Algunos queridos compositores como Chabuca Granda, Victoria Santa Cruz, Oscar Aviles, Felipe Pinglo, José Pepe Villalobos y Juan Mosto trascienden en el concierto
Todos disfrutan al compás de la música. Incluso, los presentes se animan a lanzar algunas frases de criollismo para amenizar el ambiente
Al son del vals peruano “José Antonio” de Chabuca Granda
Todos felices, contentos y con ganas de más, pero el tiempo ya había excedido. María Elena y Ernesto se despiden hasta una próxima oportunidad.

Ficha Técnica

Producción general: Gran Teatro Nacional

Artista invitado: Luis Guerreiro

Fotografía y texto:

Eliezer Benedetti Calvo: eliezer.benedetti@unmsm.edu.pe

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Lima, 11 de agosto de 2019

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[CLUB DE JÓVENES CRÍTICOS] Un dúo que emociona: María Elena y Ernesto

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Es importante que el público al escuchar música se sienta alegre y experimente una serie de emociones agradables y que mediante ella conozca historias y refuerce su identidad cultural.

María Elena Pacheco y Ernesto Hermoza, un dúo cien por ciento peruano, lo tienen muy claro al momento de realizar sus presentaciones a través del violín y la guitarra. En esta ocasión, brindaron una entrevista al Club de Jóvenes Críticos para conocer más sobre su show “Qué Lisura” y su trayectoria musical. 

María Elena Pacheco y Ernesto Hermoza, un dúo cien por ciento peruano
María Elena Pacheco y Ernesto Hermoza, un dúo cien por ciento peruano

El espectáculo

¿Por qué el nombre “Qué Lisura”?

María Elena: El primer disco se llamó “Con Garbo y Picardía” y el segundo “Qué lisura”. Los nombres fueron elegidos por mí. Son frases que en estos tiempos ya no son muy utilizadas y que eran empleadas aproximadamente hace 50 años. A mí ,en lo particular, me dio mucha pena, por eso pensamos que era una buena forma para que vuelvan a ser usadas.

¿Comó fue el proceso para seleccionar las canciones?

Ernesto: Fue un proceso largo y difícil, ya que en el Perú hay tanta música, tantos compositores y mucho por decir todavía. Lo necesario es dar a conocer a nuestros compositores pasando de los tradicionales a los nuevos. Poco a poco, a nivel de las producciones, vamos ir tocando los diversos temas.

¿Algún tema en particular que no puede faltar en el repertorio de su show?

Ernesto: La primera parte de nuestra presentación, por ejemplo, es infaltable. Incluyen temas de Chabuca Granda, Andrés Soto, Mayoral. Definitivamente son temas elegidos con la intención de conectar con la gente desde un primer momento.

María Elena: La marinera también es un ritmo que no puede faltar. En verdad, la lista de canciones es grande y muy variada. Todas ellas las vamos tocando según el ambiente y la energía del público.

Más que un dúo

Ustedes son un dúo que tiene tiempo en el medio musical, pero ¿en algún momento han pensado añadir otro instrumento?

Ernesto: El desafío del dúo es realizar música que ha sido producida a base de guitarra, cajón y voz. Por ello, es habitual que en nuestras presentaciones tengamos invitados, pero eso no quita que perdamos el formato inicial de ser un dúo.

María Elena: Hace una semana tuvimos como invitada especial a Cecilia Bracamonte cuando nos presentamos en el Teatro Municipal de Lima. Fue una experiencia linda para nosotros y el público. Por ejemplo, tocamos solo tres temas con ella y luego seguimos con nuestro dúo. 

Trayectoria

María Elena, usted estuvo 15 años estudiando en la Musikhochschule Detmold en Alemania. ¿Qué la motivó a involucrarse con la música peruana, después de su estadía en Alemania?

María Elena: En Alemania yo tocaba música clásica, pero también me encontraba en una  orquesta popular. Nunca fui ajena a los ritmos populares, pero solo los escuchaba y no los tocaba ,en especial, la música peruana. Es así que cuando regreso me pidieron que grabe un disco como solista de música andina. Ocho años después de ello, entré en el mundo de la música criolla. Realmente, fui de poco en poco entrando en este mundo, informándome e investigando sobre ellos, dado que no es fácil tocar una marinera, un festejo o el landó.

Ernesto, usted es un músico autodidacta ¿Qué considera que encontraste en la calle a lo que una academia no le enseñó?

Ernesto: Yo soy un músico que aprendió en la calle.  Llevé clases con Jorge Madueño, un reconocido artista, orquestador, con él aprendí bastante sobre armonía y orquestación. Pero, en general, fui autodidacta buscándome la vida en el ambiente musical. A través de la vida, he ido aprendiendo de otros artistas y lo importante de ‘tirarse a la piscina’. De esa manera, aprendí cómo es empezar desde abajo para valorar las cosas que uno obtiene en el camino. 

Entrevista realizada por el Club de Jóvenes Críticos

Edición de Jefferson Liñan Ponte: jeffersonlinan@unmsm.edu.pe

Fotografía de Eliezer Benedetti Calvo: eliezer.benedetti@unmsm.edu.pe

Lima, 10 de agosto de 2019

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El Club de Jóvenes Críticos es un programa que trabaja en conjunto el enfoque de Educación del Área de Públicos y @MediaLabUNMSM. Estudiantes de Comunicación Social se entrenan en la crítica de artes escénicas a partir de la investigación, observación de procesos creativos y entrevistas con artistas y elencos que se presentan en el @Gran Teatro Nacional.

[LIBROS FAVORITOS] «La decadencia de la cultura», de Allan Bloom

Por: Carlos Gonzales García

‘The Closing of the American Mind’ (1987) o “de qué manera la educación superior abandonó la democracia y empobreció los espíritus de los estudiantes de hoy”, del profesor de filosofía Allan Bloom (1930-1992), no solo fue un polémico bestseller que remeció el mundo occidental, específicamente de los Estados Unidos de finales de los ochenta, sino la obra de un pensador conservador que se ha convertido en una guía para la problematización y discusión de la vida intelectual en la cultura contemporánea.

Cultura norteamericana

La contratapa del libro publicado en español por la editorial argentina Emecé Editores, bajo el título ‘La decadencia de la cultura’ reseña lo siguiente: “Allan Bloom piensa que la crisis de los Estados Unidos es, en realidad, una crisis intelectual. Entre la falta de objetivos de la universidad y la falta de aprendizaje de sus estudiantes, la cultura norteamericana ha aceptado sin darse cuenta las ideas europeas del nihilismo y la desesperación, del relativismo disfrazado de tolerancia”.

Cultura y verdad

La exposición que hace sobre el infierno idiota de occidente, reflejado en los jóvenes que “viven un presente empobrecido, aislados, concentrados en sí mismos, tolerantes de todo y comprometidos con nada”, tendría en una de sus encantadoras vacas sagradas, Nietzsche, el origen de su propio relativismo cultural de los valores, más preocupado por la cultura que por la verdad, pues no hay nada que buscar en el liberalismo, “Dios ha muerto”.

Bloom, como buen discípulo del filósofo político Leo Strauss, defendía la idea de volver la mirada de filósofos de “alto nivel” como Nietzsche a la gran tradición del pensamiento griego, pero sin dejar tampoco de invocar, entre otros modelos, a Maquiavelo, Rousseau y Kant. Aprender de ellos, en vez de esperar “una nueva era de creación de valores”, es decir, “el nacimiento de nuevos dioses”.

Tesoros intelectuales

Probablemente, ‘La decadencia de la cultura’ sea para la comunidad académica, a la que está especialmente dirigida, una obra entre provocativa y sensata, pero no deja de ser discutible: escudriñar los tesoros intelectuales en las “antiguas Atlántidas sumergidas”, como él llama a las humanidades, es perder contacto con la realidad de nuestro tiempo. Además, que puede ser riesgoso. Si bien en los diálogos platónicos encontramos experiencias accesibles sobre hombres amistosos y educados (pero que no pertenecen al vulgo), y que cuentan “maravillosas historias acerca del significado de sus anhelos […] en medio de una terrible guerra que Atenas estaba destinada a perder”, es, por el contrario, tratar de hallar “la sabiduría” en referentes (como Platón y hasta el mismo Aristóteles) contrarios a la democracia, dado que, en los amados textos griegos de nuestro autor, el filosofar es una práctica que jamás debe estar en manos de gente ordinaria.

Nussbaum cuestiona …

Eso explicaría por qué Bloom fue escéptico respecto a la relación entre filosofía y democracia al punto que, como cuestiona Nussbaum, eso lo convertía en el defensor de una educación superior exclusivamente dedicada a la formación del intelecto de las élites.

Obviando estas grietas, el libro de Bloom es animadamente interesante para quienes, vemos en la universidad de estos últimos tiempos, con o sin preocupación por las sombras, un reflejo de lo que es la sociedad, con sus apetitos y motivaciones, con sus éxitos y fracasos.

Por Carlos Gonzales-García

@MediaLabUNMSM

Lima, 9 de agosto de 2019