miércoles, 29 octubre 2025
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Construyendo identidades: «La Patronal»

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Al llegar la hora de la presentación el interior del Gran Teatro Nacional se encontraba vacío, pero en las afueras la situación era totalmente distinta. La razón: el espectáculo se estaba presentando en la terraza del GTN y ,por cuarta semana consecutiva, el Afuera Fest estaba consiguiendo congregar a una multitud de espectadores.

En esta ocasión el grupo invitado fue La Patronal, una banda folclórica cien por ciento peruana creada a mediados del 2017. Pese a su corta trayectoria muestra una calidad excepcional. No solo busca difundir las fiestas patronales del Perú a través de su música, sino también re-valorar y re-interpretar estas festividades por medio de un concepto de colectividad que reúne al teatro, artesanía y música en un solo espacio.

La Patronal con los ánimos a tope y el entusiasmo de la gente, hizo que los objetivos del grupo con el Afuera Fest se cumpliesen: enseñarnos su arte y hacer que todo el público conozca y sea partícipe de lo que en esencia es una fiesta patronal. Esto último puede sonar un poco complicado porque aún nuestra sociedad por lo general relaciona – de manera equívoca – esta clase de festividades y expresiones culturales con lo marginal. Pero La Patronal se encargó de romper aquella creencia e introducirnos en un mundo fantástico.

La capacidad que tiene esta banda para transportarnos por las diferentes regiones del Perú con sus contagiantes melodías es única. La noche del Afuera Fest brilló por la gran química que existía entre todos sus integrantes. Era notoria la manera cómo se desenvolvían en el escenario. La sincronización que mostraban al momento de iniciar cada tocada permitía que el público se ponga a cantar, bailar y gritar de la emoción desde el primer instante. Y es que, sin darnos cuenta, La Patronal estaba cumpliendo su propósito: reivindicar, por sobre todo, las fiestas patronales para cada uno de nosotros, muy a su estilo.

A todo eso hay que destacar el reto que los chicos de La Patronal tuvieron: adaptar la quinta sinfonía de Beethoven a su estilo musical. No suena fácil, pero después de todas las cualidades de este gran grupo – ya mencionadas anteriormente – deben haber intuido que ellos lo consiguieron. Y sí, no se equivocan, nos volvieron a enseñar la grandeza de su arte.

La forma en la que realizaron aquel reto fue impecable, pero el espectáculo no solo debe terminar con eso. El mensaje de trasfondo de ese momento fue más significativo de lo que podemos imaginar. Reflexionemos,  démonos cuenta de que aún en estos tiempos existe la creencia de que existen cánones culturales que no permiten que estilos – supuestamente- distintos puedan interactuar o combinarse para enriquecer el panorama cultural.

La Patronal por medio de su arte nos hace la invitación para valorar la diversidad cultural que existe en nuestro país, para ello, es necesario romper esa burbuja, aquella que no nos permite ver las distintas expresiones que nos rodean. A medida de que nos vayamos dando cuenta de la grandeza del Perú, iremos fortaleciendo nuestra identidad y, en el proceso de que la vayamos construyendo, haremos de esta sociedad un mejor espacio de convivencia para todos.

Texto: Jefferson Liñan Ponte

jefferson.linan@unmsm.edu.pe

Fotografía: Elizabeth Condori Quilluya

elizabeth.condori@unmsm.edu.pe

 

Rompiendo esquemas: Cimarrones

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El Afuera Fest llegó por tercera semana consecutiva a la terraza del Gran Teatro Nacional (GTN) con la presentación de Cimarrones, banda peruana de afro-rock.

Viajemos en el tiempo a la América colonial, época en la que los españoles llevaban consigo esclavos africanos para hacerlos trabajar en las tierras conquistadas. Algunos esclavos se resignaban, después de un tiempo, al trabajo infrahumano delegado; otros no se doblegaban, sino que se escapan del yugo de sus amos y  luchaban por su libertad. Este último grupo de esclavos rebeldes fue denominado «cimarrones».

Desde 1990, en un contexto totalmente diferente, la banda liderada por Amador “Chebo” Ballumbrosio (voz y percusión), Daniel Flores (guitarra) y Gabriel Bustamante (batería), ha tomado el vocablo cimarrones para denominar a su agrupación. Así, Bustamante señaló que se identifican con el término ya que “más que libres, somos fugitivos. Defendemos como podemos nuestra idea y proyecto musical”.

Las 19 horas del 19 de febrero fue la fecha programada para la presentación de Cimarrones en el Afuera Fest. Había llegado ya la hora, la gente comenzaba murmurar, a mirar sus celulares y relojes. Algunos preguntaban a las personas de seguridad si se demorarían más, pero ellos no tenían la respuesta a la interrogante. Luego de unos minutos -que parecieron horas- de espera, los Cimarrones ingresaron al escenario. Detrás de ellos subió Mauricio Salas, director del Gran Teatro Nacional, quien ofreció palabras de bienvenida al público y dio por iniciada la tercera fecha del Afuera Fest.

La gente se olvidó de cuánto había esperado y comenzó a mover su cuerpo al compás de la música. Si bien la música de los Cimarrones es un mix de géneros como el rock, reggae y jazz, entre otros; el ritmo afroperuano es la columna vertebral de la banda. Así, la raíz de lo afroperuano se sintió al segundo de escucharlos. Luego algunas de las canciones de sus álbumes “Seré oye” y “La Raíz”, tocarían una que el público no se esperaba.

-El Afuera Fest y el reto GTN-

El Afuera Fest es una nueva propuesta de espectáculo. El GTN explica que es un festival que consiste en invitar agrupaciones con diferentes estilos musicales. El objetivo es acercar a todo público al teatro, por ello, los conciertos no se realizan en las instalaciones convencionales, sino en la terraza, lo que facilita el libre ingreso. Aún los que se resisten a pisar las instalaciones del GTN, pueden disfrutar del concierto mientras esperan sus buses o simplemente están en los alrededores.

La característica peculiar del festival es el reto GTN: tocar una pieza musical clásica al estilo de la banda invitada. Se dio libre albedrío para elegir en qué momento de la presentación tocar el cover, cómo poner su propio sello a la canción y transmitirlo al público. En este caso, los Cimarrones se enfrentaron al desafío de interpretar Gymnopédie N.° 1 del compositor y pianista francés Erik Satie.

Daniel Flores fue quien presentó la canción al público, agregando bromas para mantener el ambiente en el lugar. Explicó que se trataba de una pieza de piano lenta y que se podía bailar abrazado si se quería. El público se encontraba a la expectativa de lo que podía ocurrir, así que guardó silencio.

Los primeros minutos fueron de análisis. Los espectadores trataban de adivinar qué canción era la que se estaba tocando mientras que los miembros de la banda se comunicaban con miradas, tal vez muy concentrados en interpretar lo mejor posible la melodía de Satie. La gente empezó a comentar acerca de la melodía, hasta que el estilo Cimarrones entró en escena. Las miradas extrañadas entre los asistentes se disiparon al escuchar con familiaridad el nuevo ritmo. Al terminar la interpretación Flores confesaría que “fue un reto sacar el tema”.

– Zapateo del alma-

Los límites no existen cuando uno realmente quiere realizar una acción. Alrededor de las 4 p. m. llegó la primera asistente al concierto. Una joven con silla de ruedas subió a la terraza y se acomodó lo más cerca que pudo al escenario . Tuvo el privilegio de ver el ensayo general de la banda y luego, tomarse una foto con “Chebo”. Antes de iniciar el espectáculo, otra chica también en silla de ruedas se ubicó a su lado y juntas disfrutaron, rieron, aplaudieron y bailaron. El ritmo fue contagiante para todos!.

Niños, jóvenes, adultos e incluso bebés zapatearon al ritmo de los Cimarrones. Y es que uno puede pensar que este tipo de festivales está pensado para un determinado público, pero no. Tal vez eso es lo interesante. Se trata de un espacio abierto para amantes de la música reunidos en torno a la propuesta musical de bandas con diferentes estilos. Cada uno de ellos para cada fecha. El #AfueraFest continua.

Texto y fotos: Johana Perleche García
johana.perleche@unmsm.edu.pe

El afro-rock de los Cimarrones: galería fotográfica

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«Cimarrones» es una banda musical afroperuana de larga trayectoria y presencia internacional. El Gran Teatro Nacional mediante el «Afuera Fest», festival de música, trajo una propuesta mestiza con lenguaje propio, identidad y cultura que hizo vibrar corazones a través de producciones como «Seré Oye» y «La raíz». El concierto estuvo a cargo de Milagros Chucos, productora ejecutiva del festival, quien los retó a fusionar una pieza clásica con el estilo musical de la banda.

Primer bloque: Prueba de sonido

Momentos de intriga alrededor del Gran Teatro Nacional. Se alistan los instrumentos para el inicio de la prueba de sonido de los Cimarrones.
Se da inicio a la prueba de sonido, en el escenario se siente una mezcla de emociones.
Las personas esperan desde muy temprano, para entrar y gozar con el afro rock de los cimarrones.
Termina la prueba de sonido, todo queda listo para el gran concierto.

Segundo bloque: Concierto

“Chebito” Ballumbrosio entra con fuerza al escenario, la expectativa es grande.
Empezó el festejo al ritmo de los Cimarrones.
“¡Qué rico están los tamales! En la mañana, se pasa bien sentado en la placita pensando cómo me iré”.El público disfruta al ritmo de “La placita”
“Chebo” Ballumbrosio nos deleita con el buen ritmo del cajón peruano en “A la montaña”.
La introducción del zapateo peruano sorprende y alborota al público.
El público goza de “Zapatero”.
Daniel Flores en la guitarra, nos muestra una versión acústica de “Río”.
Mario Garrido acompaña en el bajo. Nos acercamos al final del concierto.
El escenario se enciende nuevamente con “Panalivio”.
La raíces y el sentimiento salen a flote. El público baila al ritmo de los Cimarrones.
Cierre extraordinario al compás de “Seré oye” , canción bandera de la agrupación.

Ficha Técnica:

Productora ejecutiva del Afuera Fest: Milagros Chucos

Producción general: Gran Teatro Nacional

Banda invitada: Cimarrones
Voz y percusión: Amador «Chebo» Ballumbrosio

Guitarra: Daniel Flores

Batería: Gabriel Bustamante

Bajo: Mario Garrido

Fotografía y texto:  
Valeria Mantilla Carranza

valeria.mantilla@unmsm.edu.pe

La ciudad bajo el mar: galería fotográfica

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Salvemos a los niños de las profundidades

Se escucha la tercera llamada. El escenario se ilumina poco a poco, hay un ansioso silencio y la orquesta irradia una melodía de suspenso

La Ciudad Bajo el Mar es una ópera infantil con un potente mensaje hacia el cuidado del mar. Está a cargo del Coro Nacional de Niños del Perú, quienes son los protagonistas de la obra.  El montaje está dirigido por el único director peruano especializado en ópera, Jean Pierre Gamarra, con la historia y libreto propios de la escritora Maritza Núñez y la música del compositor Nilo Velarde.

La obra está compuesta  por 55 escenas en un solo acto  y tiene el acompañamiento musical de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil Bicentenario.

En las profundidades del mar existe una ciudad de seres fantásticos llamada «Mediterras», donde habitan unos misteriosos niños corales. Ellos despiertan cada 25 años por un tiempo de 37 horas.
Algunos habitantes no han podido despertar por la contaminación de la superficie hacia Mediterras
Elis es elegido por la ciudad de Mediterras y se prepara para ir a la superficie en busca de ayuda.
Hugo, Alejandra y el Tío Nico, cuyo bisabuelo fue submarinista profesional, se enteran de lo sucedido y deciden ayudar a Mediterras.
Los niños y el tío Nico van en busca del alcalde, pero son recibidos por el Hombre sin Fantasía, un funcionario de la localidad, quien los echa de muy mala gana del lugar.
Hugo y Alejandra no se quedan de brazos cruzados y deciden usar las redes sociales para informar lo sucedido. Reciben el apoyo de otros niños y todos salen a protestar por Mediterras.
La prensa entrevista al alcalde sobre la situación de Mediterra, quien no da ninguna solución, y sólo responde “estamos trabajando en ello”
Al no obtener una respuesta de las autoridades, el Tío Nico muestra su gran invento -el submarino Turtle Junier- y ,junto a los niños, se sumerge en las profundidades del mar.
Hugo, Alejandra y el tío Nico limpian el plástico acumulado en Mediterras y los niños corales ,que estaban atrapados, pueden despertar libremente.
Tras finalizar el ciclo de los niños corales, ellos se sumergen en su mágico sueño de 25 años con ansias de despertar una vez más.

Ficha Técnica

Obra: La Ciudad Bajo el Mar

Director escénico:  Jean Pierre Gamarra

Historia y libreto: Maritza Núñez

Música: Nilo Velarde

Dirección artística: Mónica Canales

Dirección Musical: Javier Sunico

Personajes:

Bettina Victorero como Alicia

Wilson Hidalgo protagonizó al «hombre sin fantasía» y al «Alcalde»

Manuel Aldana interpretó al Tio Nico

Mariel García interpretó a Hugo

Sofia Ortiz protagonizó a Alejandra

 

Fotografías: Ronald Cueva

ronald.cueva1@unmsm.edu.pe

Lima, 25 de febrero del 2019

Maritza Núñez y Nilo Velarde: música bajo el mar

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Entrevista

La dramaturga y directora de coros Maritza Núñez y el compositor peruano Nilo Velarde desbordan sencillez y delicadeza al hablar. Ella, con su gran pasión por la escritura y especial encanto por la ópera y él, con un bagaje musical amplio que ha llevado que sus obras sean reproducidas y grabadas por reconocidos solistas y ensambles musicales, en esta oportunidad, conversan con el Club de Jóvenes Críticos (CJC) sobre La Ciudad bajo el mar. Una obra, dirigida por Jean Pierre Gamarra y con la participación del Coro Nacional de Niños (CNN), que nos recuerda la importancia no solo de la preservación de nuestro medio ambiente sino también del poder que tienen los niños y su participación en asuntos importantes para la sociedad.

La Ciudad bajo el mar, a través de sus líneas y la música, nos lleva a un viaje de fantasía y realismo donde los espectadores también son protagonistas de la historia. Las mentes creadoras de dicha pieza nos cuentan sobre el proceso creativo, las expectativas y la trascendencia de este evento.

¿Cómo es que surge la necesidad de contar una historia donde los niños toman el control de un asunto ecológico importante que nos involucra a todos?

Maritza Núñez: Cuando hay un tema de esta naturaleza, un tema ecológico tan importante, uno puede contarlo de distintas maneras. La meta es siempre la misma: hacer una historia atractiva y que cautive. Si lo consigues, creo en la posibilidad de una obra artística como medio para influenciar y llamar a la reflexión.

En el caso de esta ópera, más que infantil, considero que es familiar. Es una ópera familiar porque lo han dicho muy bien también involucra a los adultos. Eso siempre es un reto, ¿cómo crear una historia que, siendo seria y con temas serios, sea atractiva? Yo creo que es la fantasía de escritora. Adoro el mar y desde muy chica he visto muchos documentales sobre este mundo y quise buscar esta especie de cuento de fantasía. Por ello, surge Meriterras y la historia de los niños corales, que son niños pero de otro ambiente y hábitat.

Para trazar la idea, la intención era crear un puente entre ese mundo de fantasía y la ciudad, el medio urbano, por eso pensé que los seres que tienen las antenitas más sensibles siempre son los niños.

El niño no necesita el idioma, por ejemplo, un niño de un país con una lengua puede jugar perfectamente con otro y ni siquiera se dan cuenta que están hablando idiomas distintos porque hay una capacidad de abrirse, una entrega y una necesidad de comunicarse, por ello, pensé que ese era un buen canal; luego pensé en la historia donde tiene que haber obstáculos. Estos obstáculos lo ponen los adultos. Es más, creo que el niño nace con sabiduría y con una mirada tremendamente profunda; un adulto, a veces, se olvida de estas cosas. Para empezar uno, poco a poco, va perdiendo su yo niño, esa es una pena. No recuerdo que filósofo o escritor decía: “El filósofo es el adulto que no ha perdido la mirada de niño”. Yo creo que es verdad, en este caso es también un jalón de orejas, porque aparece el personaje del Alcalde, que no tiene que ver con alguno en concreto. La historia es universal, puede presentarse en cualquier país y va a tocar los mismos temas y los va a conmover de la misma manera. El hombre sin fantasía representa eso: el adulto ya bloqueado.

En la obra, el adulto interpreta a nuestras propias autoridades e incluso existe una crítica hacia ellos.

Maritza Núñez: Hay una crítica fuerte porque la persona que tiene poder no siempre mantiene la sensibilidad. El discurso de un político puede cambiar mucho desde el momento que está prometiendo algo hasta que está en un puesto. Sí, hay una crítica a las autoridades, sobretodo a la ceguera de los gobernantes.

Los niños logran convocar marchas y a los medios de comunicación solo usando  redes sociales, con ello comprobamos su poder e importancia.

Maritza Núñez: Es muy importante. En este caso, ahora que hay un mundo en el que, en un segundo, se está viviendo distintas situaciones que ocurren en otras partes del mundo y todas se relacionan, esa posibilidad de contacto inmediato es tan importante y vale la pena usar. Asimismo es un homenaje al niño de este momento que nos da lecciones porque hay que reconocer que mi generación y la tuya no vivieron con la misma conciencia de responsabilidad ecológica que tiene el niño ahora. Porque, actualmente, el niño le dice al adulto: “¡No hagas esto, no hagas lo otro! ¡Cuida el medio ambiente!”. Acá son los niños los que producen algo, los que solucionan un problema. Yo me cuido muchísimo de mantener una relación muy cercana con ellos, he trabajado y he escrito para ellos porque tienen una mirada muy crítica. Con el niño se  puede hablar de la vida, de temas políticos y sociales.

¿A qué se debe que las melodías de la obra te remitan una constante sensación de alerta y misterio?

Nilo Velarde: Aquí trabajo esta idea de esos dos mundos. He tenido la suerte de hacer buceo. La sensación que tiene una persona que ha hecho buceo, la he transmitido un poco dentro del mundo del mar. Todos los tiempos son más lentos, las cosas se sienten como en otra densidad y, en mi caso, da la casualidad que esto me ayudó a crear esa sensación porque siempre está presente eso que mencionas, la alerta constante. Hay ciertos elementos y recursos musicales que utilizo para mantener esa tensión, puede estar pasando algo pero siempre se regresa a esa inquietud. Al final más bien, la idea es que toda esa tensión se va a disipar y se va cuando ellos vuelven a dormir y esa atmósfera tensa se vuelve mágica.

Para crear el otro mundo, el de los niños de tierra, usé algo muy cercano a ellos: el mundo de los videojuegos. He usado sonoridades que evocan un poco la melodía de los videojuegos y es así cómo obtengo el mundo de la tierra y el mundo del mar.

Si una historia es buena y tiene un buen libreto, el compositor va a hacer que la música fluya porque se tiene elementos con que trabajar. Es un manera de comunicarse, lo exquisito de la música es que no transmite una sola cosa, cada  persona va a percibir algo diferente porque no son palabras sino son cosas subjetivas, son acciones.

¿Cuál es la importancia que el público juvenil y aquellos que no asisten constantemente al teatro puedan apreciar este tipo de funciones?

Nilo Velarde: Si uno dice ópera, entiendo que nuestro país no es un país de tradición de ópera. ¿Qué es eso? Una gorda cantando, no sé, cosas de ese tipo que uno puede asociar porque en los dibujos animados cuando hablaban de ópera ponían eso. Por un lado hay un tema muy interesante para todos, hay una idea que comunicar y hemos buscado, tanto Maritza como yo, ella en su libreto y yo en la música, de que esa comunicación sea y se sienta natural.

En la ópera se canta con voz lírica pero no significa que están haciendo una cosa seria sino es algo que se busca expresar. Es su manera de expresar pero dentro de un contexto que puede ser tenso por un momento, por otros ratos muy divertidos y eso es un poco de lo que hemos buscado. No es algo de seriedad, es una cosa de comunicarse, es expresión.

Para mí básicamente es esa la palabra. Lo que hago con la música es expresar, no expreso lo mismo, expreso lo que cada uno sienta que yo expreso.

Por otro lado, en esta obra trato de usar elementos que son melodías cotidianas para las personas, no son rebuscadas, son sonoridades que uno pueda haber pensado: “Yo vine al teatro pero me senté y es como si estuviese viendo una película”. Y existen películas que, a veces,  tienen música mucho más complicada, pero ¿por qué funciona? Porque está amarrada con esa idea de expresión, del arte escénico, lo que se está viendo, sintiendo y expresando.

Maritza Núñez: Creo lo mismo, has dicho algo interesante (dirigiéndose a Nilo). Por un lado lo cotidiano y por otro, el tema mismo pero además el lenguaje usado en la historia y en el guion.

¿Cómo no van a venir ver los niños, adultos, ancianos? ¿Cuántas veces puede uno escuchar a los niños corales en este lenguaje que me costó tanto tiempo? Es una oportunidad única en la que también existe una especie de juego, de abrir el misterio porque este misterio empieza desde que sabemos que ellos no hablan nuestro idioma además pasé mucho tiempo investigando los sonidos de las ballenas y de los animalitos, eso produce el misterio.

En cuanto a la ciudad es lo más cotidiano, por ejemplo, Mario Bross submarino. Se me ocurrió que era lo mejor que reconoce un niño. Luego está la madre que no le cree al niño, el niño con el drama de “¡nunca me cree!, ¡cree que soy un inútil!”. ¿Quién no va a reconocer esa situación de mamá-hijo? Esto hace que la pasemos bien porque reconocemos situaciones, personajes, lo que pasamos y nos sentimos identificados.

Esta urgencia que se transmite y produce ese suspenso viene de la historia. Los niños corales que inventé tienen un ciclo, despiertan cada 25 años, permanecen despiertos 37 horas y solo pueden salir 6 horas a la superficie. Esta vez están las masas de plástico y el niño dormido representa la amenaza de muerte, ¿quién no se ve involucra si tiene que salvar un grupo que representa la vida? No solo en Meriterras sino la vida.

Esa sensación de suspenso, ese reloj de arena que echa a andar desde el comienzo y que se ha reflejado también en la música ha creado una sensación de angustia que nos hace transitar por la historia igual que en el cine. En una cosa de detective, se produce el crimen y ¿cómo vamos a salir de este asunto?, es lo mismo acá. ¿Vamos a salvarlos o no? Si lo salvamos, ¿qué pasa?

El lenguaje es muy cercano y cotidiano con muchas melodías sin perder el carácter y la calidad y el producto artístico contemporáneo es muy cercano, son melodías bellas que se pueden recordar.

Recuerdo la primera vez en la primera temporada dos momentos que me conmovieron. Después de una de las funciones, una mamá iba con una niña negociando y dando un compromiso: “Yo no me voy, mamá  sino no me prometes que me traes el próximo domingo”. Luego, otro niño salía con la madre desesperado: “¡Mamá, apuremonos tenemos que ir casa para sacar las botellas de plástico!”. Eso te habla de que al niño le transmitió la necesidad de actuar y algo cambió, llegó el mensaje y con una sola vez que presenció la obra.

Yo creo que el joven sí podría. Visualmente está muy lindo, ¿Por qué un musical llamaría la atención de un joven y esto no? Aquí hay melodía, hay movimiento, hay conflictos y hay contradicciones.

Sobretodo hay un mensaje…

Maritza Núñez: Exacto, yo sí creo que lo van a pasar bien.

Entrevista realizada por Andrea Cáceres

silvia.caceres1@unmsm.edu.pe

Fotografía: Ronald Cueva

ronald.cueva1@unmsm.edu.pe

 

Jean Pierre Gamarra: “La ciudad bajo el mar no es un espectáculo aniñado”

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Entrevista

Jean Pierre Gamarra, director de ópera, deja de lado miedos y críticas para mostrar una propuesta diferente: La ciudad bajo el mar, una obra que apuesta por el niño de hoy y muestra una situación más realista y menos luminosa.   

Conmover al público no es una tarea tan sencilla y menos cuando se trata de transmitir historias mediante la ópera, género apoteósico y complejo, como recurso. Jean Pierre Gamarra asume el reto.  Uno de los directores peruanos más jóvenes y reconocido por su amplia trayectoria en el mundo del teatro y la ópera, decide romper con los parámetros y se propone atraer a grandes y pequeños a la temporada de Ópera 2019 en el Gran Teatro Nacional con la presentación de La ciudad bajo el mar,  con libreto de Maritza Núñez, música de Nilo Velarde y participación del Coro Nacional de Niños. Este es un trabajo que retrata la problemática de la ciudad de Meriterras, sacada del pozo de la fantasía para tal fin y cuyo escenario es el fondo del mar. Desde ahí se cuenta una historia en la que los protagonistas buscan soluciones para poner fin a la contaminación ambiental y salvar a los niños corales, y, con ellos, al mundo.

Al finalizar una de las presentaciones el director Jean Pier Gamarra comentó con el Club de Jóvenes Críticos los detalles de la obra.   

La ciudad bajo el mar tiene una producción muy completa, ¿cómo fue el proceso de esta ópera infantil?

Es la obra más difícil que he hecho en mi vida, más que Alzira o Pulgarcito (hablo del Teatro Nacional), ya que es una ópera que dura 55 minutos y tiene 18 escenas. Además que es en el fondo del mar y en la ciudad, es un cambio grandísimo. Sumado a que hay muchos niños y es un libreto muy difícil, por la duración y los gráficos. Se pudo realizar con la ayuda de Maritza Núñez, la guionista, la música de Nilo Velarde y todo el equipo detrás. Este proceso tenía que realizarse como ópera, ya que es una obra en donde hay un compositor de ópera, un libretista de ópera, un director de ópera y una orquesta de 70 músicos, entonces es para hacer una ópera. A partir de ahí se empezó a trabajar, hasta obtener el resultado final.

La ciudad bajo el mar, a diferencia de otras funciones infantiles, muestra un tratamiento distinto, se podría decir que más crítico, oscuro y realista a través de la iluminación, la música y el contenido.

Exactamente. Bueno hice La ciudad bajo el mar en el 2013, pero era un montaje totalmente diferente. Un poco más colorido, en esa época entendía la obra como una cosa de esperanza y una puesta en escena con proyecciones y, en este sentido, era muy tecnológica. Cuando me la proponen hacer nuevamente, volví a leer la obra y ya no la veía como una obra colorida y bonita. Entonces pensé que primero que nada voy a hacer una cosa un poco más oscura, menos positiva. Por ejemplo, se tiene la idea de que para el niño tiene que ser todo iluminado, en cambio yo dije que utilizaría más oscuridad, una ópera dramática. Quise crear algo más real y también me hizo pensar más en recrear Lima. También pedí no usar proyecciones y que sea un espectáculo totalmente teatral (a excepción del televisor, que es de madera, pero la imagen sí es proyectada). Esto más que nada porque me di cuenta que los niños ahora están acostumbrados a la imagen digital y al 3D. A mi generación cuando llegó el Nintendo y el Playstation nos sorprendió, en cambio para esta generación es normal. Pero para un niño de ahora sí es nuevo ver que las cosas se mueven mecánicamente, o sea, me parece importante utilizar otros recursos para llamar la atención del niño realmente, porque algo digital ya es cotidiano y un poco que fui en contra de la corriente. Cambié todo drásticamente e hice una cosa poco más operística. Y, bueno, hay gente que le gusta y hay gente que dice que los niños necesitan otra cosa; sin embargo, el niño no me dice nada, el niño que ha venido le ha gustado, el niño que ha venido se ha divertido, el niño que viene tiene un cambio. Y si alguno de ellos va al fondo del mar se va a dar cuenta que es oscuro, como se muestra en esta versión.

Mencionaste que esta versión recrea la ciudad de Lima.

Sí, como decía de Lima, quería sacar una versión propia de la ciudad de Lima. Así surgió la idea de un piso de metal, parecido al color gris de la ciudad, un mar gris y el cielo no necesariamente celeste. Entonces puse una especie de caja negra con gris, ya que Lima es gris. Todo gris para dar una representación industrial y busqué dar color con el vestuario; porque si tú observas Lima y miras al oeste ves todo gris, el mar gris, el cielo gris y lo único de colores es la gente y el vestido, es decir, somos nosotros los que damos color a la ciudad.

Tu obra se acerca mucho a nuestra realidad y nos hace dar cuenta de la problemática ambiental y se podría decir que también social, como se muestra con las autoridades. ¿Tu obra también es una crítica por ese lado?

Completamente, creo que era un modo teatral para hacer que la gente despierte. A través de un personaje falso un poco para criticar esta situación, sin ofender a ningún personaje específico. La crítica va más al sistema que vivimos. Como, por ejemplo, la mamá que no cree en los niños representa ese tipo de adulto que todavía no ha entendido o el personaje burócrata y el alcalde de la obra, que representan un estándar en lo que somos como sociedad. Porque muchas veces se trata de una generación que está acostumbrada a este sistema, no porque sean malos, sino porque es parte de un mundo en donde nos enseñan una cosa y nos quedamos con ello. El único modo de romperlo, yo creo, es comprender que es posible el cambio siendo parte de este, como por ejemplo en la obra, la mamá que cambia su chip, eso es algo alentador.

¿Cuáles han sido las principales complicaciones para el desarrollo de La ciudad bajo el mar?

Uno tiene que luchar con muchas cosas, con la gente en general. Por ejemplo, cuando hicimos la obra nadie quería que pongamos los corales en el Perú, ya que me decían que en el Perú no hay corales. Decían: “No queremos que la gente en Facebook diga que el Perú no tienes corales” y yo decía que la gente que diga eso no está pensando en una obra de teatro, está pensando en otra cosa. Es como en Estados Unidos que ponen a la Mujer Maravilla, todos la ven y nadie cuestiona que existe o no.  Por ejemplo, hice Pulgarcito el año pasado y también hay una lectura un poco más oscura, un bosque oscuro donde los niños se pierden. La temática de los compositores es un poco más alturada. Había una lectura ambigua en el final de la obra. Así, son obras que han devenido en un espectáculo un poco más oscuro. Y el submarino Turtle Junior también fue una locura, ya que algunos decían que en vez de un caballo ponga una tortuga. Sin embargo, yo decía que el niño no se va a dar cuenta, o de repente algún niño que hable inglés se iba a poner a pensar que por qué era un caballo y no una tortuga, pero podría sacar sus propias conclusiones libremente. Y, bueno, conversando con la guionista, que es Maritza Núñez, me dijo que no le puso Turtle por una tortuga; si no que ella me dijo que era en honor a un submarino que se llamaba Turtle y por eso le puso Turtle Junior. Hubieron ese tipo de cuestiones en el proceso, yo creo que todo arte en sí crea conflicto.

¿Cómo lograr que una propuesta diferente y la ópera atraigan al público en un contexto no muy familiarizado con este tipo de producciones?

Yo creo que la idea inicial fue crear un espacio bastante raro para que ya no se rechace lo extraño. En un espacio así sentía que era más rápido funcionar, por ejemplo un contexto raro como el de los niños que son los que realizan la marcha, ya que el público en Perú puede decir: “¿y dónde están las mamás?” y ese tipo de reflexiones que la gente tiene. A veces somos un poco como el personaje cuadriculado de la historia. Entonces quise poner ese tipo de elementos para que un poco la gente se rompa y se descuadre, porque a veces nos hacemos muchos problemas. Y para hacer que eso funcione, volviendo a la pregunta, creo que es que la gente tenga cosas extrañas, como un niño coral, y cosas naturales, como un niño que juega Mario Bros o una mamá que resondra a su hijo.

La ciudad bajo el mar le muestra algo diferente al niño y lo hace partícipe del cambio y la acción. ¿Tu obra apuesta por el niño de ahora? ¿Qué futuro ves para las nuevas generaciones?

Completamente, yo quería dar una oportunidad al niño. Yo creo que es un momento importante, ya que los niños de ahora, si los guiamos bien y sin ponerles parámetros en la cabeza (que solo los adultos tenemos), yo creo, van a ser menos homofóbicos, menos machistas, menos agresivos con la gente diversa, van a ser menos racistas, van a ser menos consumistas, porque ya se ve. Yo creo que el mundo está cambiando para bien, en ese sentido, pero tiene que ser un camino que tenga un proceso. Y los niños forman parte de este cambio y por ello (en la obra) también se incluyó a los niños en la marcha, para que ellos puedan entender que son parte de este proceso porque tienen acción. En este caso depende del niño, el niño que tiene una iniciativa y que tiene poder.  Hoy en día los niños tienen el poder de generar cambio, tienen esa conciencia.

Entrevista realizada por Diana Ortiz

Diana.ortiz@unmsm.edu.pe

Fotografía realizada por Ronald Cueva

Ronald.cueva1@unmsm.edu.pe

21 de febrero: «Día Internacional de la lengua materna»

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Jairo Valqui

RESUMEN

Este artículo presenta datos preliminares del proyecto de investigación sobre los Patrones acentuales en el quechua de Chachapoyas y su implicancia para la reconstrucción del protoquechua, proyecto de tesis para el doctorado en Lingüística en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El estado de la cuestión en torno al acento en el protoquechua no ha ofrecido hasta el momento una  propuesta sobre cómo habrían sido sus patrones acentuales (cfr. Torero, 1964; Parker, 2013; Cerrón-Palomino, 2003). La hipótesis de nuestro proyecto es que los patrones acentuales del quechua de Chachapoyas conservan este aspecto prosódico del protoquechua y no de la lengua chacha estudiada por Taylor (2000) y Valqui y Ziemendorff (2016). En este artículo se presentan datos inéditos de característica acústica de esta variedad recolectados en pueblos de las provincias de Chachapoyas y Luya en el departamento de Amazonas. Además, se discuten estos datos, principalmente, con los patrones acentuales del quechua de Ferreñafe descritos por Escribens (1977) y los del quechua de Huancapón analizados por Pineda (1994).

PALABRAS CLAVE: Quechua de Chachapoyas; Protoquechua; Quechua; Patrones acentuales

Mamá, los peces son hermosos sin colores

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¿Alguien ha oído hablar de Meriterras? Ahí viven niños» corales» que necesitan de nosotros para salvarse, “porque somos seres evolucionados que no hemos aprendido a lidiar con otras especies”…

«La ciudad bajo el mar» es una ópera infantil protagonizada por el Coro Nacional de Niños, dirigido por Mónica Canales y la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil Bicentenario, cuenta con el libreto de Maritza Nuñez y la música original de Nino Velarde. El montaje está dirigido por Jean Pierre Gamarra.

«La ciudad bajo el mar» narra la historia de Alejandra y Hugo, dos niños sensibles que descubren a Elis, niño coral que sale a la superficie para pedir ayuda porque su ciudad, Meriterras, está en peligro de desaparecer a consecuencia del exceso de plástico en sus aguas. Elis solo puede estar despierto 37 horas seguidas cada 25 años. En ese transcurso los niños buscarán ayuda de adultos como la madre y el tío para salvar a la ciudad de «Meriterras».

Se trata de una ópera contemporánea que incluye diálogos coloquiales. Así mismo le da un tono real al imitar la onomatopeya de la ballena, pulpo y delfín. La obra nos ubica en la realidad peruana, nos da elementos para sentirnos identificados y  actuar. Así encontramos a Hugo jugando videojuegos o haciendo uso de las redes sociales  y con la televisión como medio difusor. Vemos también una crítica a la autoridad que carece de conciencia ambiental. Estos son elementos pensados para crear conciencia en nuestra comunidad acerca del uso indiscriminado del plástico.

El elemento excepcional y  secuencial en la obra es la música, la cual está diseñada para establecer los diálogos estando en el mar y en la tierra. El acompañamiento musical de Alejandra y Hugo es más tranquilo cuando entramos al mundo de Meriterras, ahí la música transcurre en tiempos lentos y densos. Recrea la urgencia, el ascenso a superficies de masas de agua y en ese momento la sensación que prevalece entre nosotros es la angustia.

El montaje trata de ser lo más real posible y hace que el niño, personaje central, use  la imaginación ayudado de elementos básicos como el niño coral disfrazado y las conchas donde viven los niños corales. Porque el problema real no se disfraza, se muestra ampliamente y eso es lo que la obra pretende desde un inicio al hacer un uso medido en los colores, del juego de  luces no exacerbado, rostro partidos, siluetas y del hermoso y tétrico submarino, Turtle Junior.

El mensaje final de «La ciudad bajo el mar» es concientizar a las personas sobre la problemática de la contaminación del mar. Y sin  subestimar al niño, más bien lo pone como héroe en esta historia recreada por seres fantásticos. Los niños, almas sensibles, son capaces de entender la realidad sin la necesidad de muchos colores.

Texto: Maricielo Pérez Llerena
maricielo.perez1@unmsm.edu.pe

Fotografía: Ronald Cueva

ronald.cueva1@unmsm.edu.pe

Investigadores UNMSM reconocidos por Concytec

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Por: Alonso Estrada Cuzcano

Investigadores UNMSM reconocidos por Concytec

El Registro Nacional de Investigadores en Ciencia y Tecnología, REGINA, reconocido por el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica, SINACYT, del gobierno peruano, es la fuente de información más precisa respecto a la condición de investigadores que existe en la nación.

La Universidad Nacional Mayor de San Marcos es la institución educativa peruana que cuenta con el mayor número de  investigadores registrados en el SINACYT. En total registra 289 investigadores que trabajan en las veinte facultades con las que esta casa de estudio cuenta. Los investigadores docentes realizan contribuciones a la ciencia y  tecnología y, a la vez, se orientan a la formación de jóvenes estudiantes de pre y posgrado quienes luego se integrarán al sistema nacional.

Cabe señalar otro dato preciso: la UNMSM contribuye, no solo con la formación e impulso a la investigación dentro de la institución, sino que habiendo formado a investigadores en sus aulas, un número importante de ellos ahora está haciendo ciencia y aportando desde diferentes universidades en el Perú, como se puede verificar en el siguiente cuadro:

Fuente: Vicerrectorado de Investigación y Posgrado de la UNMSM

Más información sobre el tema en: https://dina.concytec.gob.pe/appDirectorioCTI/