Galería fotográfica: Carmina Burana

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Escena La corte de amor: la doncella, cual virgen, es rodeada por el coro de niños vestidos de ángeles

La cantata escénica Carmina Burana, de Carl Orff, tuvo lugar en el Gran Teatro Nacional. Fue una producción del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá, Colombia, y contó con la participación de la  Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro Nacional, el Coro Nacional de Niños y la compañía «L′Explose Danza de Colombia. El programa incluyó las piezas «Fortuna Emperatriz del Mundo», «Primavera», «En el Jardín», «En la Taberna», «La corte del amor», «Blanca Flor y Helena».

El Club de Jóvenes Críticos propone contar, a través de fotos, la puesta en escena.

Carmina Burana: amor, lujuria, sátira y gozo en los placeres mundanos

Escena Fortuna emperatriz del mundo: aquel hombre mira hacia el cielo y clama a la diosa fortuna.
“Oh fortuna! Tu eres perversa…“ exclama el coro mientras ella observa todo desde lo alto.
Escena “Primavera”: los bailarines junto al coro alzan su voz por la primavera
Fernando Valcárcel, director de la Sinfónica Nacional, dirige a los músicos quienes, a oscuras, tocan de manera magistral
“En el jardín”: doncellas que esperan con ansias a su amado
No existe el parpadeo en ellas, mientras dan cada paso con rigidez
Mientras el coro entona, los cuerpos de los bailarines colombianos expresan el sentir de la obra.
¿Quién es ella? Es la reina con nariz de cerdo que saluda a su pueblo, mientras es cargada en hombros por sus vasallos.
«En la taberna»: ¿qué quiere representar ese hombre con los brazos abiertos? ¿Será acaso un ave atrapada por alguien que le arranca las plumas?
Mientras el cazador lo sostiene entre sus brazos, el rostro de aquella ave expresa agonía y desesperación al sentir de cerca su final.
El cazador cumplió su cometido y ello se ve en su mirada de victoria.
La sangre de aquella ave es escupida con ferocidad causando conmoción y terror en el público.
Se abren las bandejas para exhibir a la lujuria personificada en cada fémina que cautiva con sus curvas.
Son ellas quienes hipnotizan a los mortales llevándolos a saborear los vicios que ofrece la vida en la taberna.
«La corte de amor»: la doncella, cual virgen, es rodeada por el coro de niños vestidos de ángeles
El amor vuela por todos los lados, y más sobre aquella doncella con voz de diosa.
A lo lejos, entre las penumbras, unos pequeños ángeles acompañan al amado de la doncella.
El destino, deseoso de verlos juntos, confabula el encuentro de los amados.
«Blancaflor y Helena»: con escasas prendas sobre sus cuerpos ya deslumbran lo que se aproxima. El pudor no puede interrumpir lo que debe suceder en el escenario.
La muchacha sonrojada por la cercanía de su amado… él espera con paciencia que el pudor se aleje de ella
La pasión se desborda en cada caricia, porque el amor ha poseído cada cuerpo.

«Blancaflor y Helena»: el Coro Nacional de Niños está presente en la interpretación de los bailarines de una especie de “orgía”. ¿Mirar esto a tan corta edad es apropiado?
«Fortuna emperatriz del mundo»: toda historia llega a su final con un “O Fortuna”, al igual que en un inicio.
“O Fortuna, como la luna cambiante, siempre creciendo y decreciendo”.

Ficha técnica: Carmina Burana, del compositor alemán Carl Orff, se escenificó con la dirección de Tito Fernández, de España. Contó con la dirección musical de Fernando Valcarcel, de Perú, y a cargo de la dramaturgia estuvo Juliana Reyes de Colombia.

El maestro Fernando Valcárcel dirigió la Orquesta Sinfónica Nacional; Javier Súnico, el Coro Nacional del Perú y Mónica Canales el Coro Nacional de Niños.

Fotografías: Johana Perleche y Natali Conde

Johana.perleche@unmsm.edu.pe

Lima, 26 de julio de 2018

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