[CLUB DE JÓVENES CRÍTICOS] Música y café para conversar

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Ya no es hora de llorar

pon tus manos al fuego

y no pienses que vas a fallar

ya no es hora de gritar

aquí estoy si necesitas a quien abrazar…

El reloj está a punto de marcar las siete de la noche y el aroma a café no pasa desapercibido. Las personas  ya están ubicadas en sus cálidos asientos mientras esperan con ansias. Entre murmullos se escucha la tercera y última llamada, el espectáculo está por iniciar…

En una nueva edición de Café Concierto, la cantautora limeña Naïa Valdez llega al Gran Teatro Nacional (GTN) para exponer lo mejor de sus piezas musicales. Con su característico estilo definido como folk pop, la joven cantante brinda un espacio de íntima amistad con sus reconocidos singles como Corre, Todo va  a cambiar y Julieta.

Naïa Valdez: entre melodias de nostalgia y amor

Naïa entra a escena y el ambiente se llena de emoción. Solo una pequeña pero cálida bienvenida abre el concierto. De inmediato, suena La calle está enredada, canción que trae consigo una cierta nostalgia entre sus líneas; con armonías que brindan tranquilidad, ella nos revela que este tema va dedicado a sus grandes amigos.

Sin mucho preámbulo, en seguida entona Corre, uno de sus más reconocidos sencillos que trata la falta de tino en el amor a manera de sátira. “Es una canción de desamor como un amor de verano de esos que no funcionan”, afirma. Este tema en particular, con tonos más graves propician una atmósfera de expectativa entre el público, pero esto es solo el inicio.

Canten conmigo

A lo largo de la velada, Naïa Valdez va contando sus experiencias y su incursión en la industria musical, haciendo que este momento se convierta en una conversación íntima  entre el público y ella.

Durante el concierto, no solo se oyen aplausos sino también la participación de los asistentes.  Naïa no pierde el contacto con su público, es así que pide que la acompañen cantando Julieta, tema que nos recuerda ese carácter soñador que se atribuye a los niños y que ninguna persona debe perder. Ellos van entonando una y otra vez “(…) pero Julieta sabe volar”. Las voces se escuchan cada más fuerte en todo el foyer del GTN y el público se convierte en partícipe principal del recital. Son ellos los que ahora sueñan.

Pasión por la música peruana

Dentro de este estilo propio de la cantautora, la compositora además introduce en  su repertorio géneros musicales peruanos. Un ejemplo de ello es el tema Caramelito, que al ritmo de un buen huayno, hace que estén presentes las ganas de zapatear. Para Valdez, estas composiciones tienen su personal afecto, ya que es de gran interés ir descubriendo lo bello en  la música peruana y poder llevar lo nuestro en sus melodías.

Helado de mango esta fría noche

Para finalizar, Naïa interpreta la última pieza del espectáculo: Helado de mango. Con la participación especial de Daniel Berrocal, charanguista de la banda peruana Ves tal vez, el verano regresa a la fría ciudad de Lima. La pegajosa melodía comienza, los aplausos no se hacen esperar y los asistentes empiezan a moverse al ritmo. Con tonos llenos de frescura y mucho calor, allí, en ese pequeño espacio vuelve a brillar el sol con la dulce voz de la cantautora.

Aquella noche, conocimos sus dulces melodías que cautivaron al alma, que sumergieron en un estado de tranquilidad incomparable. Naïa Valdez logró traer un poco de calma a los espectadores, como una fiel compañera en situaciones tormentosas y como esa amiga que está siempre esperándote con una buena taza de café para charlar.

El concierto ha terminado, ella se despide con un rotundo “Gracias”, un gran abrazo y un ameno  “Hasta pronto”.

Naïa Valdez logró traer un poco de calma. Foto: Natali Conde

Texto: Silvia Andrea Cáceres Huamaní. silvia.caceres1@unmsm.edu.pe

Fotografía: Natali Conde Quispe. natali.conde@unmsm.edu.pe

Lima, 06 de junio de 2019

@MediaLabUNMSM


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