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¿Cómo elaboras una clase virtual?

¿Sabes cómo elaborar una clase con el apoyo de recursos tecnológicos?
Escucha este podcast: «Recomendaciones a los docentes para elaborar una clase virtual».

Producción: Giacomo Casas Arteaga

Lima, 11 de mayo de 2020

El nuevo coronavirus en el periodismo científico iberoamericano

Línea de investigación : Tecnologías de la información y desarrollo de la investigación académica y científica.

Desde el Observatorio Digital de Medios, que pertenece al grupo de investigación MediaLab UNMSM, queremos contribuir a la comprensión de la cobertura y tratamiento periodístico de la epidemia de COVID-19, que fue declarada por la Organización Mundial de la Salud como una emergencia pública de preocupación internacional.

A través de este estudio, tomamos los aportes de la lingüística crítica y de las teorías de la agenda-setting y el framing, para reconocer la forma en que están construidas las ideas planteadas sobre la pandemia en los discursos de la prensa, específicamente, del periodismo científico.

De acuerdo a este enfoque, que toma como punto de partida la presencia de patrones de creencias, rutinas y valores sociales en el lenguaje, abordaremos el material informativo producido por tres medios periodísticos de Perú, Argentina y España, desde enero a diciembre de 2020, a fin de aplicar un análisis (semántico- textual y sintáctico-semántico) y estructura léxica. Asimismo, desde el encuadre, identificaremos los marcos predominantes que han habido sobre la enfermedad.

@Carlos Gonzales-García: carlos.gonzales1@unmsm.edu.pe

Lima, 11 de mayo de 2020

«Fact-checking»: ¿en medio de la pandemia?

Este artículo forma parte de nuestra serie sobre desinformación en tiempos de pandemia.

#ContraLaDesinformación

Las organizaciones verificadoras de hechos (fact-checkers) representan, en plena pandemia, a los personajes principales que luchan cara a cara contra la desinformación. En estos momentos están desarrollando su trabajo de manera objetiva, precisa y veraz haciendo uso del fact-checking. Aunque estas entidades existen desde mucho antes de que se origine la pandemia ocasionada por la Covid-19, su utilidad y conocimiento son cruciales en estos tiempos en los que la desinformación puede llegar a ser peor que la misma enfermedad.

¿Fact-Checking para qué?

El diccionario de Cambridge define el término “fact-checking” como “el proceso de verificar que todos los hechos en un escrito, un artículo de noticias, un discurso, etc. sean correctos”. El término recibe una carga semántica más amplia en los estudios de comunicación social, entre los que encontramos la definición propuesta por Vásquez y Vizoso (2019) quienes explican que el rol de los profesionales que se dedican a la verificación es “aclarar y arrojar luz a todas aquellas informaciones construidas de forma no adecuada o falsa”.

Pandemia y fact-checkers

El papel que cumplen los fact-checkers en medio de la pandemia del SARS-CoV-2 viene a ser la comprobación y verificación objetiva de contenidos falsos que se difunden en los diferentes medios de comunicación y redes sociales mientras estos van en aumento. Ello ocurre porque los lectores y consumidores de información, e inclusive prosumidores, no contrastan la información que llega a sus manos.

Inclusive los medios tradicionales – no solo las redes sociales – se han convertido en vías de difusión de la infodemia (entendida esta como la difusión de información falsa y/o verdadera a través de redes sociales según la Organización Mundial de la Salud). Esta situación ha motivado que diversos fact-checkers centren su mirada en una especie de “pandemia desinformativa” y para contrarrestarla hayan generado secciones en páginas web y espacios virtuales dirigidos específicamente a tratarla.

Un ejemplo de organismos fact-checkers en el Perú es la plataforma digital “Verificador”, un proyecto del Grupo La República que se define a sí mismo como “una nueva forma de combatir la desinformación”.

Internacionalmente tenemos Factcheck.org uno de los primeros y más importantes verificadores de hechos en los Estados Unidos, proyecto del Annenberg Public Policy Center de la Universidad de Pensilvania. Esta plataforma cuenta con un espacio dedicado a verificar noticias y discursos políticos, principalmente del país norteamericano.

Captura de la plataforma Factcheck.org

El papel de los verificadores de hechos es crucial para contrarrestar las consecuencias de la infodemia. Esta no es un rival fácil debido a su rápida aceptación y difusión pública. Por ello, es importante reconocer el rol de los fact-checkers (y la práctica de fact-checking) en tiempos de pandemia. Consideramos necesario difundir la información que proveen estas plataformas y darles la visibilidad que se merecen.

Referencias:

Fact-checking (s.f). En Cambridge Dictionary. Recuperado de: https://dictionary.cambridge.org/es/diccionario/ingles/fact-checking

Vázquez, J., Vizoso, A. (2019) Plataformas de fact-checking en español. Características, organización y método. Communication & Society. 32 (1), 132-144. Recuperado de:  https://www.academia.edu/38191088/Plataformas_de_fact-checking_en_espa%C3%B1ol._Caracter%C3%ADsticas_organizaci%C3%B3n_y_m%C3%A9todo

@Jesús Huamán Duránd: jesus.huaman13(at)unmsm.edu.pe

@MediaLab UNMSM

Lima, 10 de mayo de 2020

Disinformation, Misinformation, Posverdad, Fake News: precisiones conceptuales, diferencias, similitudes y yuxtaposiciones

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Código de proyecto: E19032051

Línea de Investigación: Tecnologías de la información y desarrollo de la investigación académica y científica

A través de la revisión documental, con base al enfoque cualitativo e interpretativo, el presente trabajo pretende realizar un recuento de los principales términos utilizados actualmente en el manejo de la información: disinformation, misinformation, posverdad y fake news. Términos que evidencian la relevancia que ha adquirido la información obtenida a través de las redes sociales y que en consecuencia generan un desorden informativo. Esto es posible debido al crecimiento exponencial de la información en un entorno supeditado al desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), donde constantemente se pone en tela de juicio la veracidad de la misma y como resultado se pierde su valor y se hace cada vez más difícil la elección de información veraz y correcta. Los resultados permiten identificar las relaciones existentes de similitud, diferencias y yuxtaposición en cada uno de los términos que han surgido en este contexto.

Artículo:

Estrada-Cuzcano, A., Alfaro-Mendives, K., & Saavedra-Vásquez, V. (2020). Disinformation y Misinformation, Posverdad y Fake News: precisiones conceptuales, diferencias, similitudes y yuxtaposiciones. Información, Cultura Y Sociedad, (42), 93-106.

Enlaces:

http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/ICS/article/view/7427

https://doi.org/10.34096/ics.i42.7427

Alonso Estrada-Cuzcano ORCID | Email

Lima, 10 de mayo de 2020

«Innovación pública desde las universidades»

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«La Agenda 2030 y los desafíos que deben enfrentar las sociedades presentes y futuras colocan a las universidades como agentes fundamentales para la innovación y la transformación social.». 

En el marco de la Estrategia de innovación pública desde las universidades que desarrolla la Dirección de Participación e Innovación Social – Medialab UGR, de la Universidad de Granada, con el apoyo de la Secretaría General Iberoamericana, se realizará los días 21 y 22 de mayo el encuentro virtual “Innovación Pública desde las universidades”. En él participarán universidades y otros actores interesados con el objetivo de conocer, reflexionar y proponer formas en las que las universidades pueden contribuir a la innovación pública para los retos que plantea crisis global. MediaLab UNMSM participa en calidad de co-organizador.

La convocatoria está abierta a entidades que quieran colaborar en la organización de este Encuentro que servirá para la elaboración de un manifiesto que articule una llamada a la acción para el fomento de la innovación pública desde las universidades así como para la creación de una red de universidades iberoamericanas para tal fin. 

«En un momento como el actual en el que una parte importante de la ciudadanía demanda una mayor participación en los asuntos públicos, las instituciones públicas que nos gobiernan precisan de conocimiento e innovación para afrontar de mejor manera los retos de políticas públicas a los que se enfrentan.

Es aquí donde las universidades pueden jugar un papel fundamental poniendo sus resultados de investigación al servicio de los retos del entorno próximo así como activando a su comunidad de docentes, personal técnico y estudiantes para participar de forma activa en la resolución de las necesidades comunes». Si tienes interés en participar visita: Medialab de la Universidad de Granada: España.

Puedes conocer más del proyecto al hacer click aquí.

Lima, 9 de mayo de 2020

¿»Desinfectante» o «fact checking» para salvar vidas?

El presente artículo es parte de nuestra serie sobre desinformación en tiempos de pandemia.

En conferencia de prensa, el ex-presidente de EEUU Donald Trump sugirió al director de la División de Tecnología y Ciencia del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU, Bill Bryan, que se investigue la posibilidad de introducir desinfectante o luz ultravioleta al cuerpo humano para combatir la COVID-19. El resultado de estas «graciosas» declaraciones no fue tan divertido. Hasta el 27 de abril del 2020, solo en el estado de New York, treinta personas habían recibido atención médica por beber desinfectante para prevenir el coronavirus.

El episodio es una muestra de lo peligrosa que puede ser la desinformación cuando se trata de temas relativos a la salud. Si ya de por sí es un problema, ninguna mala información tiene tanto potencial destructivo como aquella que se refiere al cuerpo humano y su funcionamiento. Para Natalia Aruguete (2020) la clave está en la polarización afectiva, es decir, el predominio de lo emocional frente a la razón en determinadas circunstancias.

Según esta investigadora, en situaciones de polarización, se vuelve imposible “seguir distinguiendo lo que te mueve racionalmente, lo que te mueve partidariamente y lo que te mueve emocionalmente”, y la identificación con una persona, una idea o una corriente política priman por sobre la racionalidad o, incluso, el sentido común, lo que es particularmente peligroso en contextos como este.

Esos peligros realzan la importancia de los portales dedicados a observar, estudiar y noticiar aspectos directamente relacionados con la salud y la prevención (como en el caso peruano se da con Salud con Lupa, página web especializada en salud pública – tanto física como psicológica -, en América Latina).

En Salud con Lupa se puede encontrar información fidedigna sobre avances científicos, entrevistas a especialistas en temas médicos, investigaciones periodísticas de alcance internacional sobre la salud en la región o conexión a bases de datos relativas a la medicina, entre otros. Una de sus secciones, sin embargo, destaca sobre las demás por su potencial inmediato de salvar vidas.

Se trata de la sección Comprueba, en la que este proyecto que destacamos aqui, aborda información diversa relacionada con temas que tienen gran circulación en redes sociales o que están presentes en el imaginario colectivo y analiza (basándose en información científica y apelando al comentario de especialistas médicos que pueden aportar al debate con algo más que opiniones) si esta es verídica.

Ahora, con la actual pandemia, el portal se ha volcado casi totalmente a temas relacionados con la nueva enfermedad, y eso incluye también a su sección de verificación, con lo que se convierte en una excelente forma de combatir, desde la ciencia, la información falsa y potencialmente peligrosa que pueda circular en redes o en medios masivos, lo que es incluso más importante en tiempos en que las fake news no vienen solo desde grupos marginales de Facebook, sino también y sobre todo, de políticos y presidentes en todo el mundo. Será por eso que, dada la autoridad de la misma fuente, su circulación se propaga tan rápido y de una manera tan peligrosa.

Lee:

Natalia Aruguete. (2020). «No estamos viviendo un momento de polarización política y discursiva». 6 de mayo del 2020, de Mirador Provincial Sitio web: https://www.miradorprovincial.com/index.php?m=interior&id_um=237831-no-estamos-viviendo-un-momento-de-polarizacion-politica-y-discursiva-entrevista-a-natalia-aruguete

Enseñanza online (2). Aprender a aprender y formar al formador: El profesorado ante los nuevos retos que genera la crisis pandémica

La adquisición de conocimientos, y junto con ello, de las capacidades, a través de multiplataformas online especializadas elearning, no radica en una simple traslación de los métodos docentes del mundo presencial hacia el mundo virtual. Pensar así, es un error y puede tener sus consecuencias ya que la enseñanza virtual, por su propia naturaleza, tiene cierta complejidad.

Inicialmente, existen diversas dificultades para docentes y estudiantes. El concepto de “docencia en línea”, sino se planifica adecuadamente puede resultar una heterogeneidad tanto en su impartición como en los sistemas de evaluación o, en cómo se van a abordar las prácticas (especialmente, las de laboratorio). A todo esto se suma que el cuerpo docente pueda percibir unas carencias de conocimientos, sobre todo, de tipo tecnológico y digital.

De este modo, debemos entender que las propuestas de educación en línea, como las que ahora –por la causa pandémica- se fomentan, son implementadas a través de  plataformas o aplicaciones para la gestión de cursos conocidos como Learning Management System –LMS- que ya forman parte de los recursos formativos de las universidades e  incluyen actividades pedagógicas que, para su realización, requieren que los estudiantes colaboren entre sí, trabajando de forma conjunta.

Diversos pedagogos e investigadores en innovación docente coinciden en afirmar que la enseñanza online es una evolución de la educación a distancia que se apoya en recursos digitales para desplegar los procesos de enseñanza y aprendizaje utilizando herramientas propias de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Otros investigadores y formadores de educadores sostienen que la educación en línea es una modalidad con características propias que se diferencia tanto de la educación a distancia como de la educación presencial. De una u otra forma, lo cierto es que la educación online es caracterizada como un modelo pedagógico distinto que fomenta, con el uso de las tecnologías digitales, ambientes propicios para el diálogo interactivo y actividades grupales y colaborativas buscando favorecer, incluso, la creación de vínculos interpersonales entre los participantes de una comunidad virtual de aprendizaje.

En este escenario, el profesorado también necesita adoptar nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje. Por ejemplo, en los procesos de interacción, las respuestas a las dudas que puedan plantear los estudiantes, estas deben ser respondidas rápidamente. Los expertos arguyen que los procesos de interacción asincrona no debe de pasar más de 24 horas. Así mismo, los mensajes han de ser directos y, en mayor medida, personalizados, identificando a cada alumno/a por su nombre y apellidos. Por cierto, a veces esto no ocurre en el mundo presencial en donde resulta casi imposible conocer a toda la clase por nombres y apellidos, más si superan el medio centenar por grupo. Hay que tener en cuenta, además, mientras que en la educación a distancia, la docencia se apoya fundamentalmente en la distribución de materiales didácticos (los mismo que pueden ser digitalizados o en formatos no digitales) en la educación a través de Internet (u online), se consideran fundamentales las actividades que los estudiantes deben hacer y resolver para aprender.

Esta colaboración entre estudiantes y, entre estudiantes y docente, se produce sin que medien encuentros presenciales y es posible a partir de los diálogos síncronos y asíncronos que se producen a través de las herramientas de comunicación telemática, generalmente, incluidas en la misma aplicación LMS sobre el que se desarrolla el curso y que tienden a promover la documentación automática de los intercambios entre los participantes.

Fuente: Cultura de Red. Sistema madri+d. Fundación para el conocimiento.

Fact-checking: cuando la desinformación obliga a actuar

Este artículo forma parte de nuestra serie sobre desinformación en tiempos de pandemia.

#ContraLaDesinformación

Con la repercusión de la “infodemia”, causada por la pandemia del coronavirus, el fact-checking surge como antídoto contra la desinformación. En ese contexto, varios grupos de fact-checkers en todas partes del mundo se están vinculando de una manera global y sistematizada para actuar en contra del problema. Así vemos el surgimiento de #TheCoronavirusFact Alliance y Latam Chequea Coronavirus, dos plataformas cuya finalidad es actuar oportunamente chequeando y advirtiendo de la falsedad —o veracidad— de los contenidos que circulan por los medios y redes.

Pero, acciones como estas no siempre se han dado.

En el año 2016, por ejemplo, durante la campaña presidencial de los candidatos Trump y Clinton en los Estados Unidos, algunos periodistas utilizaron plataformas de verificación y contabilizaron 217 falsedades expresadas por ambos candidatos. Según Univisión Noticias, por cada mentira de la candidata demócrata, el republicano esparció cuatro. Esta campaña política fue uno de los factores por lo que se comenzó a popularizar el término “posverdad”.

El Diccionario Oxford precisa que la posverdad está “relacionada con circunstancias en las que las personas responden más a sentimientos y creencias que a hechos”.  Esto podemos comprobarlo al escuchar, por ejemplo, las declaraciones de Bolsonaro, quien compara la Covid-19 con un “resfriadito” y las aseveraciones de Donald Trump, quien sugiere que se debe “inyectar desinfectantes” a los enfermos para “matar” al virus. 

Las redes sociales han jugado —y juegan—  un papel central en la difusión de información de este tipo. En el caso de las noticias generadas contra Clinton, tenemos que la red social Facebook había producido en torno a ellas más posteos compartidos que las exclusivas del New York Times y Washington Post. Sobre el tema el periodista Borja Echevarría (2017) cuenta así su experiencia: “mientras los medios poníamos nuestra maquinaria a contrastar cada frase de los candidatos, otra maquinaria más ligera, barata y nacida en y para Facebook se convertía en la dieta fundamental para la burbuja conservadora antisistema. A ese entramado nadie le hizo fact-checking, no hasta que ya era demasiado tarde”.

Ahora la desinformación se expande de una forma alarmante y no solo por Facebook, también lo hace por Twitter, YouTube y WhatsApp. Es por eso por lo que en los últimos años el trabajo del fact-checker no solo se ha focalizado en el discurso político, sino que se ha ampliado hacia las redes sociales. De allí nacen propuestas de diferentes medios de comunicación para contrarrestar la desinformación en todo el mundo. En el caso peruano contamos con OjoPúblico, Convoca, Salud con lupa, entre otros.

El fact-checking desarrolla estrategias para estudiar y alertar sobre las nuevas formas de desinformación que se van generando, porque su objetivo es buscar la veracidad entre tanta mentira y posverdad, lo que nos lleva a defender la esencia del periodismo. Como dice José Antonio Zarzalejos (2017) “el periodismo, por una parte, y la comunicación deontológica, por otra, deben regresar a rescatar el relato veraz, contener el sentimentalismo, apaciguar y moldear los peores instintos y proclamar la superioridad de la inteligencia sobre la visceralidad. Ese es el fact-checking”.

Referencias: 

Borja Echevarria (17 de enero de 2017). Más ‘fact-checking’ contra la posverdad. Cuadernos de Periodista. Recuperdado de http://www.cuadernosdeperiodistas.com/media/2017/01/9-16-Borja-Echevarria.pdf

Zarzalejos, J. (2017). Comunicación, periodismo y ‘fact-checking’. Revista Uno, n° 27, p. 11-13. Recuperado de https://www.revista-uno.com/wp-content/uploads/2017/03/UNO_27.pdf

@Genjy Simon Ríos: genjy.simon(at)unmsm.edu.pe

@MediaLab UNMSM

Lima, 5 de mayo del 2020

¿Puedes diferenciar entre disinformation, misinformation y mal-information?

Este artículo forma parte de nuestra serie sobre desinformación en tiempos de pandemia.

#ContraLaDesinformacion

“La nicotina o fumar cigarrillos protegen contra la Covid-19”, “el escape de un virus más potente que el SARS creado en un laboratorio”, “el 5G debilita el sistema inmunológico”, entre muchas otras, son algunas desinformaciones que circulan mediante las redes sociales y otras plataformas digitales, las cuales han llegado a propagarse en el mundo de una manera inimaginable. La sobreabundancia de información es infodemia, sea falsa o no.

La información falsa invade a diario las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea, generando pánico y angustia en la sociedad. Algunos medios de comunicación las denominan fake news. Pero ¿a qué nos referimos?

Fake news son noticias falsificadas. Es decir, una historia es una noticia falsa si no ha pasado por el proceso periodístico moderno estándar, pero se presenta como si lo hubiera hecho, con la intención y la propensión a engañar.” (Fallis & Mathiesen, 2017, 16). De otro lado Wardle y Derakhshan (2017), indican que este término es inadecuado para describir los fenómenos complejos de la contaminación de información y que, para su estudio, se debe considerar, además, tres tipos de trastornos de la información: disinformation, misinformation y mal-information.

Como disinformation se entiende, de acuerdo con los autores, a la información falsa y creada deliberadamente para dañar a una persona, grupo social, organización o país. Por ejemplo tenemos el caso de la supuesta renuncia de la ministra de Economía del Perú, Antonieta Alva, noticia generada por el periodista Eloy Marchán. Inclusive algunos medios ya anunciaban sucesor:

Misinformation es la información que es falsa, pero no creada con la intención de causar daño, como ejemplo tenemos las cadenas de WhatsApp y redes sociales generadas por supuestos especialistas que anuncian haber descubierto curas para el nuevo coronavirus. Sobre el tema IJNet establece cuatro tipos de información sobre la Covid-19. Misinformation estaría en el nivel 3:

Tomado de https://ijnet.org

Mal-information es la información basada en la realidad, utilizada para infligir daño a una persona, organización o país. Se puede ver el caso de la advertencia que hizo el presidente de los EE. UU., Donald Trump a China, país al que acusó de haber “diseminado” el virus por todo el mundo.

Tomado de The New York Times. Abril 18, 2020

Sobre estos tres pilares semánticos: misinformation, disinformation, mal-information, se construye la desinformación, que representan una amenaza para el conocimiento y para la salud pública en estos tiempos de pandemia por lo cual es importante hacerles frente. Andrew Pattison, gerente de Soluciones de Negocios Digitales de la OMS, dijo que la información falsa se estaba “propagando más rápido que el virus”. No debemos permitir que la desinformación gane esta lucha.

La propagación de la pandemia exige solidaridad entre todos los ciudadanos y estar en permanente alerta para determinar si la información que recibimos es verídica. Sea consciente, verifique la fuente y piense antes de compartir alguna información. De esta manera también usted estará en la primera línea, ayudando a salvar vidas.

Referencias:

Adhanom, T. y NG, A. (2020, febrero 18). Desinformación frente a medicina: hagamos frente a la ‘infodemia’. El País.  https://bit.ly/2S7VVMf

Fallis, D. y Mathiesen, K. (2019). Fake news is counterfeit news. Consulta , 1-20.

Thomas, Z. (2020, febrero 13). Misinformation on coronavirus causing «infodemic». Recuperado de https://www.bbc.com/news/technology-51497800 

Wardle, C.; Derakhshan, H. (2017), «Information Disorder: Toward an Interdisciplinary Framework for Research and Policymaking», Council of Europe report, DGI (2017), 9.

@Kelly Cárdenas Ortega: kelly.cardenas1(at)unmsm.edu.pe

@MediaLab UNMSM

Lima, 30 de abril del 2020

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Sobre desinformación y sus efectos secundarios

Este artículo forma parte de nuestra serie sobre desinformación en tiempos de pandemia.

#ContraLaDesinformación

Camila enciende el móvil, el pitido de una nueva notificación la alerta, es un mensaje de su tía: “¡Ya hay cura! El coronavirus de Wuhan se puede curar …”. Lo lee con atención y decide compartirlo a todos sus contactos. “Se acabó”, se dice a sí misma, decide salir a comprar, luego va a visitar a sus padres, les lleva algo de alimentos y orgullosa comenta la buena nueva. Regresa justo antes del toque de queda, “qué estupidez”, se dice...

La pasta dental te ayuda a eliminar el coronavirus; inyectar desinfectante al cuerpo puede matar a la Covid-19; y otras ideas que pueden sonar disparatadas y que, de acuerdo con los científicos lo son, protagonizan en medio de escándalos los titulares de los medios de comunicación en muchos países del orbe. Mientras tanto el coronavirus SARS-CoV-2 continúa cobrando miles de vidas alrededor del mundo.

La “infodemia” aumenta exponencialmente en medio de esta crisis sanitaria mundial y las redes sociales actúan como “aliadas”, incluso sin proponérselo. Desde 1993, cuando las redes sociales eran parte de la ciencia ficción, ya la estudiosa Mar de Fontcuberta advertía sobre la proliferación de noticias erróneas o falsas que eran tomadas como “verdaderas”. Actualmente se habla de la “news fabrication”, tipología de las fake news que refiere al conjunto de artículos que “no tienen base factual pero que son publicadas en el estilo de noticias para crear legitimidad” (Tandoc et al, 2017, p. 7).

Así vemos, escuchamos o leemos cada día información acerca de curas milagrosas, avistamiento de ovnis, desclasificación de archivos secretos de reconocidas agencias de inteligencia y hasta teorías de conspiración. Todo circula por redes sociales y forman parte del conjunto de noticias que produce desinformación. A ello se añaden algunos programas de entretenimiento, como el de un conocido presentador aspirante a la presidencia del Perú que afirmaba con determinación que “el bicarbonato no va a dejar que pase el coronavirus”, y para avalar su “información”, presentaba un testimonio “real” de la efectividad del remedio natural. Pero, ¿por qué un medio televisivo comparte este tipo de información?

Uno de los objetivos es desinformar pero otras veces obedece a un instinto de aumentar la sintonía de los programas televisivos o de los clicks en sus páginas sociales (Tandoc et al, 2017, p.12). Esto porque, en muchos casos, los clicks se traducen en ingresos a través de publicidad. Los artículos fabricados se pueden publicar en un sitio web, blog o en las redes sociales, el problema ocurre cuando una organización publica estas historias brindándole respaldo, objetividad y audiencia. (Tandoc et al, 2017, p. 7).

¿Por qué la desinformación continúa en circulación?

La información falsa se esconde bajo una apariencia de legitimidad tratando de aparecer como noticias reales y verificadas. A esto se agrega que la desinformación se vuelve tan viral que la corrección o aclaración no tiene la misma audiencia, como afirman Aruguete y Calvo (2020), y el público termina creyendo que lo que ha visto, leído o escuchado es, finalmente, la verdad.

En tiempos de pandemia la fabricación de noticias ha generado niveles de desinformación nunca antes alcanzados. Esto ocurre porque los ciudadanos se convierten en agentes activos de reproducción y las propagan cual Covid-19 que va en busca de su próxima víctima, un organismo que debe acogerlo para poder seguir multiplicándose.

¿Cómo evitar esto? 

Basta aprender a distinguir las fuentes de información, de dónde procede, quién lo dice y, antes de compartirla, dudar un poco de lo que la noticia dice. Usted, finalmente, decide si se aplica – o no – la vacuna contra la desinformación.

Referencias:

Aruguete, N. & Calvo, E. (2020). Fake news, Trolls y otros encantos. Cómo funcionan (para bien o para mal) las redes sociales. Recuperado de https://bit.ly/3ar0SFX 

International Federation of Journalists. (2018). ¿Qué son las Fake news? Guía para combatir la desinformación en la era de la posverdad. Recuperado de https://bit.ly/2VEXbZi 

Mar de Fontcuberta (1993). La noticia: pistas para percibir el mundo. Barcelona: Paidós.

Tandoc Jr, E. C., Lim, Z. W., & Ling, R. (2018). Defining “fake news” A typology of scholarly definitions. Digital journalism, 6 (2), 137-153. DOI: 10.1080/21670811.2017.1360143 

@Milagros Otárola Ccochachi: milagros.otarola(at)unmsm.edu.pe

@MediaLab UNMSM

Lima, 28 de abril de 2020

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