miércoles, 7 mayo 2025
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«Cantos del Ande». Galería fotográfica

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El Coro Nacional de Niños del Perú (CNN) acompañado del Conjunto Musical del Elenco Nacional de Folclore, presentó el espectáculo Cantos del Ande en el Gran Teatro Nacional. El espectáculo estuvo dirigido por Mónica Canales y tuvo como invitado, en su cuarta edición, al reconocido cantautor huanuqueño Gustavo Ratto, “El león de la música andina”, quien encandiló al público. Este elenco logró hacer  resaltar la variedad de ritmos andinos y fomentar la valoración de la cultura musical peruana. EL Club de Jóvenes Críticos participó de los ensayos y  elaboró esta galería de fotos.

 

Ficha técnica: Mónica Canales dirigió el Coro Nacional de Niños con el acompañamiento del Conjunto Musical del Elenco Nacional de Folclore. En su cuarta edición, tuvo como artista invitado a Gustavo Ratto. El espectáculo contó con este repertorio musical:

Primera parte

¿Hasta cuándo? (Arr. Eduardo Javier)
Aromas de Junio (Frank Collazos Arr. Eduardo Javier)
Fuego del amanecer (Gustavo Ratto Arr. Sadiel Cuentas)
Alpaquitay (Sergio de Ambrosio Arr. César Vega)
Adiós pueblo de Ayacucho (Anónimo Arr. César Vega)
Valicha (Miguel Ángel Hurtado Arr. Eduardo Javier)
Cuéntame (Gustavo Ratto Arr. Sadiel Cuentas)
Mariposa de papel (Gianmarco Zignago Arr. Eduardo Javier)

Segunda parte

Cuatro cantos andinos (Sadiel Cuentas)
del cancionero Tinkuy
La Benita (Benigno Ballón Arr. J. Sosaya y E. Sánchez)
Limoncito verde (Arr. Eduardo Javier)
Maicito (Sergio de Ambrosio Arr. César Vega)
Ciudad del lago (Jorge Huirse Arr. M. Carbajal y E. Sánchez)
Cerrito de Huajsapata La Rayuela (J. Huirse Ch. Vásquez y J. L. Ayala Arr. Sadiel Cuentas)
Mi dulce niña (Gustavo Ratto Arr. Sadiel Cuentas)
¿Cómo has hecho? (Diosdado Gaytan Castro Arr. Eduardo Javier)

Fotografia: Claudia Rojas
claudia.rojas2@unmsm.edu.pe

 

 

 

 

 

 

Esta historia merece ser contada

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El director uruguayo José Serebrier dirige la Orquesta Sinfónica Nacional.  Foto: Gran Teatro Nacional

¿Cómo conviertes el amor a tu país en una gran obra de arte? Xiaogang Ye lo logró, y trajo al Perú una vasta colección de composiciones que contaron la historia que él consideró merecedora de ese honor, por su importancia y trascendencia.

El Gran Teatro Nacional, una vez más se hizo con la dicha de recibir a grandes artistas que en una magnífica muestra de intercambio cultural hicieron de una noche de invierno en Perú inolvidable para muchos, presentando “La historia de China”

La Orquesta Sinfónica Nacional, cumpliendo 80 años, el Coro Nacional junto al Coro Nacional de Niños y el director uruguayo José Serebrier, quien fue ganador de un Grammy en 2004, dieron vida a la creación del ya reconocido compositor contemporáneo chino Xiaogang Ye, quien estrenaba en este país su repertorio.

El teatro estuvo lleno, muchas miradas marcadas de experiencia y la mirada curiosa de jóvenes se dirigían hacia un escenario iluminado que brillaba por los grandes instrumentos que la orquesta nos tiene acostumbrados, más otros adicionales provenientes de la región. Pero el verdadero brillo lo dieron los grandes artistas que salieron a escena con vestidos de Gala y ternos, un risueño director extranjero y eventuales invitados que dieron la fórmula necesaria para contarnos una gran historia.

La forma sublime de dirigir de Serebrier fue fundamental para sentir la dulzura de la música que llegaba a nosotros con gran fuerza y energía. La Orquesta se encargó de dar vida a aquellas notas que nos transportaban a China, pues según palabras del propio director «mi historia es parte de la historia China”. Se contó así con una amplia variedad de temas históricos, topográficos y románticos de diversas regiones del lugar.

Por momentos, se sentía una pequeña pérdida de la armonía como la entrada de algunos instrumentos que rompían con esta, u otros que opacaban por sobre encima a los de cuerda. Como si cada instrumento fuera por su parte y luego se unieran nuevamente.

La presentación de artistas como Li Yuhe en el violín y Yuan Jie en el piano, fueron de las más ovacionadas por el público; la frescura, pero a la vez profesionalismo y el gran talento de los jóvenes chinos lograron complementar perfectamente en la función.

A la muestra artística asistieron tanto extranjeros como nacionales, en Perú no se acostumbra a escuchar en vivo un repertorio como ese, eso llamó la atención de los peruanos que vieron el espectáculo como una oportunidad para conocer y acercarse culturalmente al ya mencionado país oriental, y ¿qué mejor que la música y su extraordinario lenguaje para hacerlo?.

Texto:  Sebastian Hidalgo Soria

Fotografía: Gran Teatro Nacional

andrei.sebas.015@gmail.com

Lima, 25 de agosto de 2018

Pablo Sabat. La importancia del trabajo en equipo

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«Mi verdadera educación yo la he recibido en Venezuela y en Estados Unidos, no aquí. En Venezuela  tuve casi que re-aprender un montón de cosas que supuestamente yo sabía». Pablo Sabat Mindreau

Con esta tercera entrega culminamos la entrevista hecha por el Club de Jóvenes Críticos al maestro Sabat en el marco de las actividades de temporada que la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil Bicentenario realiza a propósito de la serie de conciertos dedicados al compositor alemán Ludwig van Beethoven.

Carla Anamaría: ¿Cuál sería una nueva forma de presentar una orquesta para que tenga más llegada al público?

Pablo Sabat: Se han hecho miles de experimentos con orquesta, con proyecciones, con luces, humo y cosas así. Al final, yo creo que todo eso distrae la percepción de la música. Si tú quieres que la gente escuche una sinfonía equis o a un compositor equis, necesitas poner toda esa parafernalia a su alrededor. Al final se pierde y no escuchas lo que importa en verdad. Creo que el problema no está tanto en la música en sí, sino en quienes la oyen.

Claudia: ¿Qué dificultades puede enfrentar un director de música clásica al tener que dirigir otro género musical, jazz, por ejemplo, o el musical Hamilton que es hip hop?

Pablo Sabat: Para mí, todas las dificultades.

El año anterior a Animatissimo hicimos Homenaje al Rock con Charlie Parra. Yo invité a un amigo que también dirige y que ha tocado rock para que dirija. Yo no entiendo nada de eso. De hecho me da un poco de vergüenza contar esto: cuando hemos hecho Retablo Sinfónico, por ejemplo, a mí me costó un poco —ni siquiera un poco, un mundo, ¡un universo!— entender la música peruana.

Brandon Tavara: A mí lo que más me gustó de Fiesta latinoamericana fue la rapsodia Un 28 de julio en Lima. A mí me da risa porque la gente piensa que es el Himno Nacional y se para, y luego se da cuenta que no es y se sienta.

Pablo Sabat: Es otra de las cosas que tiene que ver con la forma. Son de alguna manera variaciones sobre el tema del Himno Nacional.

Brandon Tavara: Para mí, esa es la que más me gusta de toda la Fiesta que escuché porque te pone la piel de gallina.

Pablo Sabat:  Claro, es el himno.

Brandon Tavara: No, la parte del himno es la cerecita pero toda la rapsodia es muy muy bonita.

Claudia Rojas: ¿Ha visto la película La La Land?

Pablo Sabat: Vi la foto de la película y dije no. Cuando vi la postura de los personajes que estaban bailando dije: “no, estos no bailan como la gente de los años 50”.

Claudia Rojas: Sí, es que La La Land habla básicamente del jazz puro, pero en una comparación con la música clásica ¿qué dificultad tiene la música clásica cuando nuevos géneros surgen y hay compositores que quieren mezclarlos: clásica, los géneros modernos y contemporáneos?, ¿qué opina acerca de esos cambios?

Pablo Sabat: Eso se ha hecho toda la vida. Por ejemplo la sinfonía N.º 104 de Haydn tiene 4 movimientos. El cuarto movimiento es una canción popular húngara que se llama Helena… algo. Entonces hasta ahora los musicólogos no se han podido poner de acuerdo en si Haydn compuso eso y después se hizo tan famoso que el pueblo tomó el tema e inventó la canción o si Haydn escuchó esa canción a algunos campesino que trabajaban cerca de donde él vivía y la usó para ponerlo en la sinfonía. Es eso la fusión. La música clásica tiene un origen popular, la verdad muy, muy fuerte. Eso no se sabe, no se nota y no se ve, porque toda la construcción que han logrado hacer estos genios compositores la han llevado a un nivel de sofisticación tan alto que se borra casi por completo eso, pero no es así.

Yo hace varios años —muchos años— tuve una enamorada alemana que no sabía nada de música y yo le empecé a enseñar. Le hice escuchar un montón de cosas entre las que se encontraba una canción de Schubert en piano, y por alguna razón le gustó muchísimo. Me contó que un día en su casa se puso a cantarla y el papá, que era alemán le dijo: «De dónde has sacado esa canción, es una canción popular alemana». «Esa canción es de Schubert», le dijo la hija, y el papá no le creía.

¿Te das cuenta? Las fusiones se han hecho toda la vida. En el siglo XX es brutal la mezcla. Hay una anécdota de Ravel, que estaba en su ventana o en una escalera o algo así, silbando el bolero. Gershwin la mezcla con el jazz. El jazz se ha mezclado mucho con la música en diferentes niveles, en diferentes compositores y en diferentes países. No solamente ha sido en Estados Unidos, Ravel ha escrito música de corte jazz. Mucho público francés han usado el jazz y ahora hay gente que escribe y mezcla todo.

La cuestión sinfónica es más que un estilo como tu puedes llamar al jazz, a la cumbia o a la salsa. La cuestión sinfónica es en realidad un lenguaje. No es una forma exacta de escribir, puedes usar ese lenguaje, es una herramienta para escribir lo que quieras. Por ejemplo hay un compositor peruano, joven, que le está yendo super bien ahora en Estados Unidos. Se llama Jimmy López que escribe música totalmente fusionada. No sé si usa jazz pero usa música negroide. Imagínense la música de otras cosas, muchísimas cosas, las mete en una olla de sinfónica y las mezcla.

Andrei Hidalgo: ¿Y en qué momento esas fusiones arruinan la música original?, ¿o es subjetivo?

Pablo Sabat: Yo no creo que la arruinen, porque más que nada nos llevan a enriquecer más la historia, la cantidad de obras. O sea, si tú fusionas, no vas a manchar el original. De repente ustedes no están de acuerdo con esto, pero —lo dije un poquito ese día (refiriéndose a Sinfonía latinoamericana ) pero muy suave— no quiero que nadie se ponga a gritar, pero esa cuestión de que el Perú es un país andino, inca y todo eso; yo no creo en eso. Yo creo que los españoles no fueron muy simpáticos cuando vinieron, ¿no es cierto? No sé qué tanto favor nos hicieron, no solamente al Perú sino a toda sudamérica, pero también nos trajeron otra cultura que se mezcló con la nuestra y yo considero que el producto es mucho más rico. A veces un poco más rico del que puedan tener ellos. Queramos o no, el Perú es parte de la cultura occidental. Somos parte de todo lo que nos trajo Pizarro, de la mezcla con lo que hay acá, que rechazarlo o negarlo no tiene ningún sentido. Es privarse de cosas maravillosas también.

Claudia Rojas: Va con la onda de decir: «mi cultura es lo mejor», pero en realidad no, porque los conocimientos y la cultura de un lugar se pueden complementarse perfectamente con otras. Como decir que Perú odia a Chile y Chile odia a Perú cuando ambos tienen cosas que pueden compartir y, en realidad, mejorar tales como el conocimiento, la cultura o la calidad de vida de las personas.

Pablo Sabat: Claro.

Claudia Rojas: Entonces, yo creo que eso, del tema de las fusiones, no está mal, sino es para abrir puertas a que más personas estén interesadas en otro tipo de música.

Pablo Sabat: Además es inevitable, no puedes escapar de eso, más ahora en un mundo en el que todo está conectado.

Stiven Mattos: ¿Qué tan necesario es lo técnico en la música? ¿Son importantes las pautas del tiempo, las técnicas o debe ser sentimiento, pasión?

Pablo Sabat: Ese es otro tema, es parte de la historia de la interpretación también. En el tiempo que vivimos, la interpretación de la música se ha visto afectada horriblemente por la cuestión del marketing, la competencia, la venta de los discos, etc. También las grabaciones son muchas veces editadas, arregladas o parchadas para que suenen perfecto. Son muy pocos los músicos que pueden grabar una obra de arriba a abajo sin equivocarse y que no necesiten de parches. Yo, por ejemplo, cuando estudié en Estados Unidos en una universidad que es muy famosa por su coro, hicimos tres o cuatro conciertos y una grabación en disco compacto de una  obra dificilísima con la Filarmónica de Nueva York. Se grabaron todos los conciertos y hubo también una sesión de “parchado” donde los pasajes que no habían salido bien claros, se grabaron de nuevo para usarla en la edición, pegar todo y que la canción salga perfecta.

Entonces, eso te obliga a que a la hora de tocar tienes que ser lo más perfecto posible, porque quien está acostumbrado a que todo sea perfecto —un crítico sobre todo— siempre está atento cuando algo sale mal. Entonces, el avance técnico en los instrumentistas ha sido enorme en el siglo XX por eso, por la necesidad de perfección que no necesariamente va del lado de la impresión. No me entiendas mal, porque no se trata tampoco de no tener técnica, y si bien es cierto, tampoco puro corazón. Si tienes puro corazón y no tienes técnica tampoco funciona. Tienes que tener una técnica. No me acuerdo quién decía que no se puede tener suficiente técnica, pero eso es para un fin. La técnica es solamente un medio para llegar a un fin, no es un fin en sí misma, como muchos músicos creo que piensan ahora. Me hace acordar a un pianista chileno muy famoso del siglo veinte, Claudio Arrau. Arrau era un súper virtuoso, pero cuando tú oyes sus grabaciones, lo que te impresiona no es el virtuosismo, no es la perfección, la velocidad o el volumen; es la música, la emoción.  Él no tenía ningún problema técnico.

Yo recuerdo haber escuchado una serie de obras de Liszt tocadas por él y después tocadas por otro ruso, que también fue un pianista extraordinario muy famoso. Con Arrau, lo que me impresionó fue la música; con el otro, lo que me impresionó fue la velocidad de los dedos, la limpieza… todo eso de la música. Ese balance es bien difícil de conseguir y creo que se ha inclinado muchísimo en los últimos años hacia el lado técnico y en el lado de la expresión se ha perdido un poco. Para que  veas, en los años que estudié, la profesora que tuve me contó que en una escuela muy famosa en Nueva York que se llama Juilliard, encontraron que alguien había puesto hojillas de gillette entre las teclas del piano. Alguien se la puso para que otro se cortara, para frenarlo.

Si tú escuchas las grabaciones de los músicos de la primera mitad de los años veinte, por ejemplo, es muy diferente y hay músicos con una técnica extraordinaria que pocos tienen ahora, pero eso no era lo principal. De hecho, Arrau también decía que en esa época “el equivocarse era el privilegio de los genios”. Entonces no importaba si un pianista salía a tocar y se equivocaba en algunas notas. De hecho yo he escuchado a Arrau en vivo, no solamente equivocándose, sino olvidándose pedazos, y no pasa nada.

Emil Guilels, un pianista famoso, grabó no sé qué concierto de Tchaikovsky y se equivocó. Cuando le dijeron para grabar y parcharlo dijo: «No, déjalo así para que la gente vea que uno es humano y se equivoca». Eso se ha perdido bastante.

Stiven Matos: ¿Entonces debe existir un equilibro entre lo técnico y un poco de lo propio del autor?

Pablo Sabat: Yo creo que el problema es que la cuestión expresiva… me da miedo decir que no se puede aprender, pero casi lo creo. O sea, es un talento que lo puedes o no tener y que tampoco te hace mejor ni peor. Si uno tiene más capacidad expresiva que otro es porque te tocó. La técnica es algo al que cualquiera puede acceder, no tiene más facilidad que otro, pero es cuestión de practicar y practicar. La otra cosa no sé si se aprenda, la verdad.

Carolina Amable: ¿Usted cree importante el trabajo en equipo en la Orquesta?

Pablo Sabat:  Mira, la orquesta es igual que un equipo de fútbol, es la misma cosa: si el equipo de fútbol no funciona como equipo —cada uno hace lo que tiene que hacer— o como una empresa, no va a funcionar y no va a ser bueno. Recién ahora he empezado a escuchar algunos comentarios de Gareca, quien ha logrado que el equipo sea un equipo. A mí me encanta porque lo que él dice es lo mismo que debe pasar en una orquesta, es lo mismo que el equipo. Por ejemplo, el equipo de Portugal comparado con el de Alemania: Portugal es como “Ronaldo y todos los demás”, Alemania no es así. En Alemania no hay una estrella como Ronaldo, creo, pero todos tienen el nivel parejo, no es uno más que el otro. Entonces, en una orquesta también debería ser así. La idea es que todos tengan un gran nivel, y si no tienen un nivelazo pues no es ideal que haya una estrellita o dos estrellitas por ahí que se crean los súper, que todos están por debajo de ellos. Lograr un nivel parejo y trabajo en equipo. En realidad no es un tema solamente de la Sinfónica Nacional, es un tema de muchos años. La mayoría de orquestas que hay aquí, desde los años setenta en adelante, es un montón de gente sentada tocando su instrumento; eso no es una orquesta. Hay una orquesta cuando todos se entrelazan, cuando hay un trabajo.

No sé si saben qué es una música de cámara, es un cuarteto de cuerdas que de paso es súper criticado. Cuando critiquen un cuarteto de cuerdas sean buena gente porque es súper difícil tocar en cuarteto por la cuestión de balance, por lograr la unidad entre cuatro instrumentos. Es difícil porque en el cuarteto de cuerdas no se puede tocar sin escuchar al otro, sin ver a qué velocidad se mueve al hacer el vibrato o cómo mueve el arco. Todos tienen que buscar la unidad. Eso mismo debe pasar en una orquesta. Una orquesta, para mí, es un grupo de cámaras a gran escala. El mismo caso es donde hay un solista. Por ejemplo, si yo toco una sonata de piano en violín con un violinista, tengo que estar tocando y escuchándolo porque lo estoy acompañando. Cuando hay un concierto de violín y orquesta, la orquesta funciona como un solo instrumento que está acompañando al violín, y también tiene que poder escucharse.

Yo hice un concierto una vez con un violinista famosísimo, Gil Shaham. Fue un tipo extraordinario. Es uno de los mejores violinistas del mundo. Hice un concierto de Tchaikovsky que ya lo había hecho otras veces, pero con Shaham hubo una cosa que nunca había visto. Los pasajes en los que el violín no era protagonista, sino la orquesta, él los tocaba suavecito. No dejaban de oírse, pero no hacía cañonazos como todo el mundo, como: “soy solista me tienen que escuchar pase lo que pase”. Shaham bajaba para que se pudieran escuchar las melodías, los temas en la orquesta. Eso fue increíble.

Natali Conde: Dijo en un momento que le costó un poco realizar Retablo Sinfónico; ¿cuál fue la dificultad exacta que llegó a tener?

Pablo Sabat: Lo que pasa —y es lo que me da vergüenza decirte— es que no sé mucho de música peruana. Entonces, no entiendo mucho. Me acuerdo cuando empezamos a trabajar el cuadro limeño que empieza con un vals criollo. Para mí el vals es a tres, pues: “un, dos, tres; un, dos, tres”. Entonces, alguien me dijo: “No, no, no. Es a dos”, y yo me quedé en shock. ¡¿Cómo que a dos?! ¡¿Cómo va a ser un vals a dos?! ¡No puede ser! Y además yo estaba súper estresado, histérico por todo esto. Probé y realmente es a dos, pues es “un, dos tres; un, dos tres; un, dos tres”, funciona perfecto. Yo lo hacía a tres y sentía que esto no estaba bien. No funcionaba, la música se iba más rápido de lo que yo podía controlar con esos tres golpes. Cuando me dijeron que es a dos, perfecto. Ese tipo de cosas yo no sabía.

No está bien. Yo tengo un problema, una laguna con eso por mi formación. Es que yo no he estudiado mucho por acá. Yo estudié piano desde chico en mi casa. Entré al Conservatorio Nacional de Música después de salir del colegio; no, mentira, después de dar varios botes por varias universidades, lo que también es otra historia. Me metí al Conservatorio, estuve un año y medio, creo, y de ahí me fui a Venezuela. Mi verdadera educación yo la he recibido en Venezuela y en Estados Unidos, no aquí. En Venezuela  tuve casi que re-aprender un montón de cosas que supuestamente yo sabía, porque aquí es bastante mala la música.

Natali Conde: ¿A usted le gustaría aprender más de la música peruana?

Pablo Sabat: Sí, claro que me gustaría; claramente no hay tiempo. Estoy programando varias obras peruanas de escritores peruanos, pero no es música popular. O sea, está basada en música popular. Por ejemplo, los retablos sinfónicos de Celso Garrido-LeccaPero no sé, es como el jazz, por ejemplo. El jazz tampoco es algo que yo entienda. Ni entiendo ni comprendo, y algunas cosas que escucho las disfruto mucho sin entender nada. Tengo años queriendo poder disfrutar jazz, pero no tengo tiempo para sentarme a escuchar. De hecho, me he bajado un montón de música, la tengo guardada en la computadora, pero nunca la oigo. Es que tampoco da para todo!  (señala su sien).

Edición:

Johana Perleche: johana.perleche@unmsm.edu.pe

Carla Anamaria: carla.anamaria@unmsm.edu.pe

Elizabeth Condori: elizabeth.condori@unmsm.edu.pe

Fotografía: Johana Perleche

La próxima semana continuaremos con los #JuevesDeCríticas.

Lima, 23 de agosto de 2018

Pablo Sabat. La importancia del silencio

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 «Cada vez es más difícil estar en silencio, solo y en silencio… es cada vez más complicado» nos  dice Pablo Sabat Mindreau, director de la Orquesta Sinfónica Juvenil Bicentenario, cuando preguntamos su opinión acerca de los desafíos de la música clásica para los jóvenes de hoy. «Para este tipo de música tienes que sentarte en silencio a escuchar, que de por sí ya es difícil», opina.

Conozcamos más a la persona y al artista, mediante la segunda entrega, de una serie de tres, de la entrevista que sostuvo el Club de Jóvenes Críticos con el maestro Sabat.

CJC.- ¿Desde cuándo considera que los críticos empezaron a ver el arte, en este caso la música, con parámetros que  determinaban lo que era «bueno» y lo que «no»?

Pablo Sabat.- Desde los años sesenta, más o menos, se empezó a ver a la música de una forma distinta a lo que era común en la primera mitad del siglo XX.  Desde entonces hay muchos críticos, y no críticos también, que han vivido encadenados a sus discos y se saben toda la música que tienen grabada de memoria, pero estas están tocadas y grabadas de cierta manera que probablemente haya sido al estilo de la primera mitad del siglo XX. Así, cuando viene alguien y hace la música de otra forma, por ejemplo toca la  Sinfonía número cinco de Beethoven de una forma que ellos no están acostumbrados a escuchar, les parece una desgracia. Así, la crítica dice: «Es una porquería, es un salvaje, ¿cómo puede hacer eso?, Ha destruido la música».  Una vez un crítico escribió sobre un concierto que yo hice. Él dijo que el tiempo en el que yo había hecho la pieza era mucho más lento de la que todos estábamos acostumbrados. Era una vergüenza que escriba algo así porque ese crítico no tenía idea de que se podía hacer las cosas en otro tiempo. Tampoco tenía idea de que la orquesta no podía tocar a la velocidad de las grabaciones. Entonces, criticar y decir que eso estaba mal no tenía sentido.

El tema de la crítica es un tema de bastante responsabilidad. Yo creo que básicamente el crítico tiene que guiar al oyente. El crítico tiene mucho poder. No sé si hayan visto Ratatouille?, de esa película el crítico  Anton Ego dice que uno puede levantar a alguien o hundirlo, y eso pasa. Hay un director estadounidense muy famoso del siglo XX que se llamó Leonard Bernstein y dirigió la Orquesta Filarmónica de Nueva York en los años sesenta. Siempre tuvo una manera de dirigir muy especial, muy diferente, muy libre, maravillosa; sin embargo, para los ojos de los críticos, este era un payaso, un excéntrico… uno lo ve ahora, y las payasadas que hacen otros son mucho peores. Había un crítico del New York Times que lo tenía en la mira y todo el tiempo intentaba tirarlo abajo. Finalmente fue el genio que fue y nadie logró tirarlo abajo.

Claudia Rojas.- Entonces nos recomendaría escuchar una pieza pero no encasillarnos en ella, sino salir y escuchar otras versiones.

Pablo Sabat.- Todos tenemos una ventaja ahora: el internet, Youtube, Spotify… lo que quieran. Ustedes agarran, buscan “la  quinta de Beethoven” y les sale todo. Cuando yo era chico la música era artículo de lujo, no había importaciones. Recuerdo que una vez fui a un centro comercial conocido  de aquella época y encontré un disco del concierto de piano de Schumann dirigido por Karajan. Yo lo vi y se me hizo agua la boca. Dije «tengo que tener ese disco», junté plata, trabajé… hice un montón de cosas para poder comprármelo. Cuando ya tenía mi plata, fui. Estaba caminando sin apartar la mirada del disco y justo se acerca una señora a la repisa y se lo lleva. ¡En ese momento morí! No había forma humana de conseguirlo de nuevo. Recién me lo pude comprar varios años después en cassette cuando fui de viaje a otro país. Ahora pueden escuchar lo que quieran.

Hay un repertorio central o básico, que son ciertas sinfonías de Mozart, todas de Beethoven… cosas que deberían tenerlas frescas en la cabeza. Así como hay gente que puede cantar “Despacito”, también deberían pensar en el tercer movimiento de la Sinfonía número dos de Beethoven. Yo trataría de lograr ese conocimiento del repertorio que no es tan complicado, no es un sufrimiento, la verdad.

Claudia Rojas.- ¿Qué le diría a esos jóvenes que  cuando uno les dice “música clásica”, se duermen?

Pablo Sabat.- Es complicado, porque cuando me preguntan cuándo empezó a gustarme la música clásica, yo digo “siempre”. En mi casa se escuchaba muy poco, a mi mamá le gustaban The Beatles y eso era lo no clásico que yo escuchaba. Yo creo que hay una gran ventaja si uno escucha música desde chico, mi hija por ejemplo. Mi teoría era que debía meterle toda la música clásica desde chiquita porque iba a llegar un momento en que toda la música popular, como el pop, iba a tratar de invadirla; entonces mejor era que tuviera todo.

CJC.- Las herramientas para defenderse

Pablo Sabat.- Claro. Desgraciadamente no me funcionó muy bien la estrategia. Mi hija de chiquita, se sentaba delante del televisor y solita ponía el video de La flauta mágica, de Mozart. Lo veía todo y lo volvía a ver. También dibujaba al personaje de la ópera, ¡era una cosa de locos! Desgraciadamente llegó al colegio, pero lo bueno es que ahora ella ha sido capaz de apreciar lo que yo no. Ella tiene el abanico muchísimo más grande que sí incluye la música clásica. Ella no la rechaza para nada, dejó de ir a conciertos porque se hartó, pues la llevábamos a todo lo que yo hacía. ¿Ustedes conocen la aplicación Shazam que reconoce canciones? Ella es Shazam. Yo creo que lo que le pongan, escucha 2 o 3 notas, y ya está cantando. Hace poco, por ejemplo, estábamos en el auto con la radio encendida y estaba sonando la Segunda Sinfonía de Sibelius, un  compositor Finlandés, de repente, cuando llegó el momento en que la música es super romántica, mi hija me dijo «¡amo esa música!». Agarré y lo puse en el concierto de Finlandia que tuvimos este año en marzo/abril. Le dije «tienes que ir a ese concierto porque lo he puesto por ti». Luego me dijo que estuvo llorando todo el concierto. (risas)

Entonces, ¿qué se le dice? No lo sé porque es difícil. Así como hay gente que ha tenido esa experiencia, hay otra gente que no la ha tenido, que ha escuchado todo tipo de música.

Debido a que este tipo de música exige compromiso, es que se vuelve aburrida; la otra música es muy fácil, no necesitas nada. Para este tipo de música tienes que sentarte en silencio a escuchar, que de por sí ya es difícil. Yo pensaba que era fácil, pero cada vez es más difícil estar en silencio, solo y en silencio… es cada vez más complicado. El gran cuerpo de la música clásica o de repertorio estándar viene de épocas en que el tiempo era diferente, la gente tenía otro tipo de vida: más tranquila, más silenciosa. Si ustedes escuchan música de la edad media por ejemplo, es como que uno empieza a levantarse, a levitar, qué se yo. No sé si han oído cantos gregorianos, por ejemplo. A veces cuando estoy estresado pongo cantos gregorianos y es una maravilla.

CJC.- Lo interesante es que los jóvenes sí escuchan música clásica sin darse cuenta. Mira la cantidad de películas… Y los padres de estas generaciones sí han escuchado más de lo que se imaginan en las novelas. Te acuerdas de las novelas mexicanas de los 70, 80… que tenían muchísima música porque los mexicanos eran realizadores que realmente sabían darle valor a la música.

Pablo Sabat.- Había una serie para niños que daba cuando yo estaba en el colegio que se llamaba “Los osos revoltosos”. La música de la presentación era música de Carmen, de Bizet. Uno de los problemas con eso es que en los últimos tiempos hemos estado tratando de idear formas nuevas de presentar la música clásica, entonces se ha hablado de poner cosas visuales, escenas o algo así.

CJC.- como Animatissimo?

Pablo Sabat.- No, Animatissimo es una misma cosa con el video, pero la música de concierto sinfónico no está pensada para otra cosa. Por ejemplo, hay una obra inglesa muy famosa que se llama Los Planetas. Alguien aquí me dijo que vio un concierto en México donde habían proyectado fotos de la NASA de los planetas… Para empezar, cuando este señor Gustav Holst escribió Los Planetas que eran 9 planetas, ahora son 8 creo… ni siquiera son 8 planetas, son 7 porque la Tierra tampoco está dentro de los planetas de la composición y encima -para remate- la obra no está basada en los planetas físicos sino en algo de astrología, los símbolos de la psicología… lo demás no me acuerdo. Entonces, proyectas las fotos de Los Planetas. Primero, no tiene nada que ver con la música, segundo -a mí me pasa- en el instante en que me pongo a ver algo, dejo de escuchar. A mí, siendo músico, me parece increíble que cuando vaya a ver una película alguien me pregunte: ¿qué tal la música? No escuché nada; o sea, nada.

CJC.- No lo identificó?

Pablo Sabat.- Hay gente que sale de una película cantando la música

CJC..-  Y dicen hubo pieza tal y compositor tal y …

Pablo Sabat.- Y además no solo de compositor. Así fuera una música original de la película, yo no registro nada del sonido. Me concentro tanto en la cuestión visual que me olvido de la música, ¡siendo músico! Animatissimo no es lo mismo porque es como si fuera la película. La música de películas es linda, espectacular de repente, maravillosa y todo, pero entonces lo tocan una vez y otra vez y otra vez porque no hay más, porque la película no requiere más, ¿no es cierto? La música sinfónica, un compositor sinfónico hubiera hecho una cosa extraordinaria con ese tema; seguramente un edificio sinfónico que no se puede hacer en una película. Entonces yo no sé si John Williams por ejemplo hubiera hecho una sinfonía con el tema de La guerra de las galaxias. A mí me encanta, me encanta La guerra de las galaxias, Indiana Jones, Superman… todos esos temas. Cuando digo temas me refiero a la idea musical, porque ahora todo el mundo dice “tema” entonces, en los mismos músicos, cada vez que me lo dicen en la Orquesta, me estresan. “El tema tal” y se refieren a una sinfonía completa… eso es un disparate porque una sinfonía tiene un montón de temas, pero no es un tema. Es el término mal usado.

Carla Anamaría.- Usted dijo que lo visual a veces distraía un poco de la orquesta…

Pablo Sabat.- A mí, totalmente…

** La próxima semana haremos la tercera y última entrega de la entrevista al maestro Pablo Sabat.

Edición: Johana Perleche

johana.perleche@unmsm.edu.pe

Lima, 16 de julio de 2018

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Docencia e investigación de la comunicación en la era del Big data

Fake news vs. fact check

Narrativas visuales

Periodismo de datos

Narrativas visuales

Innovación en la investigación en comunicaciones

Autores:

Jacqueline Oyarce-Cruz

Jesús Flores Vivar

Elizabeth Salazar Vega

Alonso Estrada Cuzcano

Gloria Rodríguez Garay

M. Patricia Álvarez Chávez

Silvia Husted Ramos

junio 2018

 

III Seminario Científico-Profesional. Docencia e investigación de la comunicación en la era del Big data.

© MediaLab UNMSM

junio de 2018

Calle Germán Amézaga 375, Ciudad Universitaria

Teléfono: +51 964 265 578

Web: http://medialab.unmsm.edu.pe/

Correo electrónico: nit.medialab@unmsm.edu.pe

ISSN: 2663-0230

EditorCarlos Gonzales García

Coordinadores del evento:

Bruno Amoretti Aliaga

Frank Capuñay Laynes

Zabdi Mejía Poma

Fabrizio Peceros García

Lia Peralta Florez

Shirley Ramos Martínez

Shana Taco Loaiza

Diseño:

Dante Alfaro Fontaine

 

NOTA EDITORIAL: Los contenidos de las exposiciones publicados en esta obra son de responsabilidad exclusiva de los autores; asimismo, estos se responsabilizan de obtener el permiso correspondiente para incluir material publicado en otro lugar.

Contenido

Presentación

Carlos Gonzales Garcia

Evolución y desarrollo del Media Lab de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Jacqueline Oyarce-Cruz   

Fake News vs. Fact Checking

Jesús Miguel Flores Vivar    

Narrativas visuales y multimedia para producir historias en la web

Elizabeth Salazar Vega  

Ética de datos

Alonso Estrada-Cuzcano   

El trabajo del laboratorio Digitlab de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez  (UACJ) de México

Gloria Rodríguez, Martha Álvarez, Silvia Husted                 

Ver el texto completo en:

http://revista.letras.unmsm.edu.pe/index.php/itc

Pablo Sabat, un maestro de este tiempo

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«Era un director inglés muy famoso de los años 70, era violonchelista, y una vez en un ensayo parece que algo no funcionaba bien con los cellos, y pidió el primer cello para tocar, para demostrar lo que quería, lo hizo y solucionó el problema; al final del ensayo se le acercó una señora y le dijo: ¡Ay maestro, yo sabía que usted era un gran director pero no sabía que también era músico!»

Pablo Sabat Mindreau nos cuenta esta anécdota, y muchas más, durante la entrevista que sostuvo con nosotros, los miembros del Club de Jóvenes Críticos. Queríamos conocer a la persona y al artista, y esta experiencia nos llevó más allá porque nos acercó al maestro que él es.  Esta es la primera entrega de una serie de tres que haremos a lo largo de agosto en el marco de las actividades de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil Bicentenario que dirige a propósito de la serie de conciertos dedicados a Ludwig van Beethoven durante esta temporada. Conozcamos a la persona y al director.

Kenni Romero.- ¿los niveles de abstracción de un maestro  de música son  propios de un pensamiento lógico racional? ¿cómo logra concebir que eso va a sonar así? porque en la mente tiene que pre configurarse, nos imaginamos, los instrumentos y las notas que van a ingresar y además hay que conocer a cada una de las personas de la orquesta…

Pablo Sabat.- Yo pienso más en el tema de agarrar una partitura de un tema que uno no conoce, escucharla y hacer que suene igual en la cabeza no es algo tan fácil de que pase a nadie en el mundo, hay quienes se sientan y tienen que estudiar la partitura en el piano, hay otros que la leen línea por línea, otros empiezan a sumar en su mente; es una cuestión también de la mente, de la experiencia que uno ha tenido durante toda su vida, también a cuánta música ha tenido acceso. Yo por ejemplo tuve la suerte de escuchar desde niño mucha música “clásica” más que nada en disco, por suerte en mi casa había muchos discos con muy buenas grabaciones, y es algo que por ejemplo yo no veo en estudiantes de música jóvenes. Recuerdo una navidad que me habían regalado un tocadiscos pequeño, portátil, mi mamá tenía una caja con las nueve sinfonías de Beethoven, yo agarraba y empezaba a escuchar las nueve sinfonías una detrás de otra hasta que se me quedaba en la cabeza, ahora ya de grande cuando tuve la oportunidad de hacerlas, no solo escucho lo que está escrito, sino también lo asocio con lo que ya conozco, la primera sinfonía de Beethoven por ejemplo, yo la miro y digo: «sí pues, esto es lo que yo tengo en la cabeza». Hay diferentes formas de llegar a esa imagen, a esa cuestión abstracta y quizás sí es más complicado en ese sentido, es una gran diferencia con un instrumentista, porque un pianista agarra la partitura, la ve y la toca, el director no, tiene que estudiar, a mi no me gusta practicar en el piano, por ejemplo, trato de mirarla, imaginarlo, trato de escuchar todas las grabaciones posibles y no quedarme con una sola grabación metida en la cabeza. Es una cosa muy loca, esto no es como las matemáticas, esto no es 2+2 = 4, hay miles de formas de llegar a lo mismo.

CJC.- ..pero no están puestas en el texto, están seguro en la cabeza.

Pablo Sabat.- No, yo siempre digo, ¿han visto la bella durmiente? recuerdan cuando maléfica rodea el castillo con todos estos árboles y llega el príncipe con la espada y empieza a romper todo?, esa creo es la vida de un director, romper todas esas espinas a lo largo de su vida para poder llegar un día a algo, sin saber el camino, sin saber nada.

CJC.-  hay personas que dicen que los músicos son amigos entre ellos porque en un contexto social más amplio no se entienden con nosotros, solo entienden a los músicos, los músicos tienen otro lenguaje porque ellos ya escuchan la música sin verla, sin escucharla, todo en su cabeza, ¿es así?

Pablo Sabat..- Supongo que sí, pero eso no me hace diferente a nadie (risas), yo creo que mis amigos no tienen ningún problema, ninguno es músico, ninguno entiende nada pero no me importa, a veces prefiero reunirme con gente que no habla de música.

Brandon Tavara.- Pero eso de reunirse con otra gente yo me pregunto ¿cómo hace usted? porque yo lo veo en todas las obras que hay acá en el teatro, por ejemplo en “Fiesta latinoamericana” “Retablo” “Apolo” “La historia del soldado” ¿de dónde saca tiempo? digo yo (muchas risas) porque encima hay que ensayar, no solo son las presentaciones (dinos tu secreto) (risas)

Pablo Sabat..- No sé, es que llega un cierto punto en el que ya he hecho una cierta cantidad de repertorio, normalmente son obras que he hecho antes, hay ya hay un avance.

Brandon Tavara.- Bueno si, pero practicar también ocupará tiempo, yo digo ¿dormirá?

Pablo Sabat..- Si, pero a veces tengo pesadillas con la música (risas) , mi despertador si no es música, yo no pongo despertador, lo pone mi esposa, aunque mi timbre de celular si es una grabación de la sinfónica juvenil.

Brandon Tavara: Bueno, nosotros seremos críticos, y la música clásica, bueno usted dijo que es mal llamada clásica es muy difícil de entender

Pablo Sabat: Sabes por qué ¿no?, es un mal nombre porque “clásico” es un periodo en la historia de la música, desde mitad del siglo XVIII hasta inicios del XIX, tú sabes tienes periodos: renacimiento, edad media, barroco, clásico, romanticismo, es decir llamar música clásica a toda la música no tiene sentido y los demás nombres que hay también son horrendos, “música académica” “música culta” son idiotas, es idiota porque “académico” es lo más aburrido del mundo, toda la música que hay es culta, todo viene de una cultura así que no, es tener otra vez esa cosa elitista, es ridículo.

Brandon Tavara: Es muy difícil de entenderla osea nuestro trabajo es ese, entenderla para poder hablar sobre eso ¿cómo hacerlo?

Pablo Sabat: Mira, yo recuerdo que hace años a un amigo poeta le pregunté lo mismo ¿cómo se entiende la poesía? me dijo que la poesía no había que entenderla, había que leerla, dejarse llevar. ¿Hasta qué punto para disfrutar la música clásica necesitas entenderla? no lo sé, yo creo que es más sano, el sentarte a escuchar y ver si te gustó o no te gustó, a tratar de entender todo como está construido y qué sé yo, siempre hay el riesgo de que por tratar de entender la música, quien toca en el momento por qué suena así y más, te pierdes la música ¿no?, mejor es «siéntate escucha», si te gusta, pues  bestial, sino te gusta es tu propia apreciación. A veces el problema es que tu escuchas algo por primera vez y no sabes si te gusta o no te gusta, quizá por no haber entendido nada, y no quiero decir entender en el sentido de analizar auditivamente, sino que te haya llegado de alguna manera bien o mal, yo he escuchado muchas veces cosas que no me han llegado para nada entonces tengo que escucharla varias veces; ese es mi miedo por ejemplo cuando pongo obras que quizá no son muy conocidas, si las pongo es porque para mi tienen un valor importante, normalmente no pongo música que no me pueda servir a mi, o a la orquesta, o al mismo público, y me da miedo que en la primer audición el público no pueda sentirlo, por ejemplo en el programa “Latinoamericano”

Brandon Tavara: Sí, usted dijo que no todos la íbamos a entender o nos iba a gustar pero que le diéramos una oportunidad.

Pablo Sabat: Y en el ballet de Apolo, yo sabía que esa obra existía pero nunca la había oído, esa sí tuve que estudiarla, y la primera vez que la escuché me pareció tan aburrida que me quedé dormido y después con los ensayos y las sesiones me empezó a gustar más y más y es una maravilla de pieza.

Carolina Amable: Stravinsky es tan complicado, ¿fue la primera vez que hizo «El Lago» o lo había hecho antes?

Pablo Sabat: Yo había hecho la suite de La historia del soldado que es un resumen de la historia completa, la selección de algunas piezas nada más que lo hizo el mismo Stravinsky, el escogió las piezas y la publicaron como la suit, he estudiado obras de él, mas no las he dirigido nunca

Claudia Rojas: ¿Y qué recomendaciones podría dar usted para escapar de ese “me gusta” “no me gusta” sino para entender y llegar a hacer un estudio relevante?

Pablo Sabat: ¿Para qué?

Claudia Rojas: Porque creo que nos estamos formando para eso, para entender un poco más. Para poder escribir sobre eso, el Club de Jóvenes Críticos nace para que las artes escénicas tengan una representación en los medios de comunicación o en medios de internet.

Pablo Sabat: Oh que bueno. A ver yo creo que más allá de lo que dije del hecho de gustar/no gustar, yo creo que la música “clásica” sí presenta dificultades que van más allá que otras músicas, esta requiere de un tipo de compromiso, de querer escucharla, de querer conocerla, involucrarse mucho más en la obra, no es lo mismo ver Bob Esponja que ver Guernica, necesita que haya un esfuerzo intelectual mayor, lo mismo pasa con la música clásica, yo no creo que sea música para divertirse o para entretenerse, salvo algunas pocas cosas, es una música que exige la participación de quien la oye, para poder escribir bien obviamente hay que conocer bastante más, otra cosa, pienso que deberían conocer la historia de la música, la historia del compositor, cómo este se integra a su estilo determinado, qué significa dentro de un contexto histórico, para entrar a hacer análisis más carnales de repente es algo más profundo, no lo sé, tendrían que estudiar un montón de cosas de música; hay una cosa que creo es fundamental para dirigir, en realidad para cualquier músico, es el análisis de la forma, la música tiene formas, estructuras, diferentes modelos o moldes en el que se escribe la música.

CJC.– Cada obra es diferente…

Pablo Sabat.– Si, cada obra es diferente totalmente en comparación. Ustedes ven sinfonías Mozart o de Beethoven uno puede reconocer bloques estructurales en cada movimiento que son comunes en esa época; eso no haría daño pero tendría que ser en un nivel un poco superficial porque entrar más allá implicaría estudiar armonías, contrapuntos y para eso ya mejor dedíquense a la música. Pero sí creo que es necesario la historia y creo que si deben echarle un vistazo al análisis formal de la música, sería interesante. Una cosa que creo si es útil y que creo que muchos críticos han caído en eso es escuchar mucha música, conocer mucha música, el problema es que, así como hay una historia de la composición, una historia de la música, hay una historia de la interpretación también, entonces qué ha pasado, cómo se ha hecho la música durante la historia que aunque no lo crean hay diferentes formas de interpretar la música, hay cosas muy contradictorias y la época en la que estamos viviendo, desde los años 60 más o menos es una especie de época bisagra….

Edición: Andrei Hidalgo, Kenni Romero, Elizabeth Condori, Johana Perleche

La próxima semana haremos la segunda entrega de la entrevista al maestro Pablo Sabat.

Lima, 9 de julio de 2018

 

 

El reto de formar público crítico

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Ana Hernández Sanchiz, (España), vincula su trabajo de actriz con la didáctica musical. Diseña materiales socioeducativos que son puestos en escena en los teatros más importantes de América Latina, entre ellos el Gran Teatro Nacional. En el desarrollo de su labor en la esfera del arte ella se plantea que «a todos les gusta que les cuenten historias, a todo mundo le gusta que le expliquen las cosas y a los niños no les gusta que los traten y les hablen de una manera muy infantil, entonces si unimos estas dos premisas (te das cuenta que) el mensaje se puede dar por igual, respetando la inteligencia de cada uno, entonces habrá contenidos musicales o literarios, didácticos o teóricos, cosas que los pequeños no sepan u otras que los adultos ya sepan y se las estemos repitiendo».

En esta entrevista Hernández nos lleva por los caminos de la didáctica musical, y nos sorprende.

 

¿Cuál es el objetivo al propiciar interacción público-personajes en una obra?

Una es la que habla del concierto en general, por ejemplo, las actividades para poder valorar en silencio la canción, el respeto al trabajo de los músicos, conocer que la orquesta afina, etc; esto permitiría conocer sobre el concierto. Luego hay una segunda parte que especifica sobre el programa o el repertorio sobre ese día; es decir, primero hablar del nexo entre las dos obras que es Romeo y Julieta  y por otra parte guiar de alguna manera la audición del poema de la obra y guiar la audición de West Side Story.

La primera interacción está clara que es que la gente se sienta cómoda y no se sienta ignorante de por qué en la orquesta tocan tal cosa o cuándo tengo que aplaudir, que es una de las cosas que incomodan al público y retrae el mensaje que se quiere dar en el concierto y por otra parte creo que  el hilo de la historia, Romeo y Julieta de Tchaikovski dura veinte minutos más o menos, para una persona que no está acostumbrada a esta música académica, a la sinfónica, es enfrentarse a una obra de veinte minutos sin pausa ninguna simplemente caería en una voz de sentimientos y emociones concretas el ver que en un momento dramático les recuerdo que Romeo  y Julieta estaban siendo perseguidos o que su amor estaba siendo perseguido o en un momento de tranquilidad les hago pensar que se están yendo a descansar y están pensando el uno en el otro y esto hace que de repente sigamos un hilo argumental y nuestra imaginación prácticamente ponga que una música que dura veinte minutos que se puede hacer muy larga para una persona que no conoce este tipo de música, yo creo que entendería porque es como si estuviera haciendo una película pero a través de los oídos, esa es la idea.

Entonces ¿ este tipo de obras estaría dirigido a un público que no es muy cercano al arte de la música, de la orquesta, a diferencia de alguien que va constantemente a una función sinfónica?

No, al contrario yo creo que el público que no conoce este tipo de música se siente retraído a la hora de ir a un concierto, por ejemplo, yo he estado en España, y conozco a personas melómanas que van constantemente a conciertos, pero de vez en cuando les gusta ir a un concierto que  le explique lo que desarrolla y me dicen “ay, ojalá hubiese más conciertos así” porque también les gusta la música y quieren saber de ella; claro que alguien que está acostumbrado y la escucha sin interrupciones, sin palabras,a lo mejor un jurista puede decir que no, eso no es para mí,  pero el público objetivo son esas personas que no están acostumbradas a este tipo de música porque son las personas que nos interesan acercar al teatro y a la música y no tiene nada que ver con los melómanos sobre si les vaya o no a gustar, no creo que este formato sea anti melómanos, para nada, es otra propuesta diferente, para padres que quieren llevar a sus hijos o para familias que nunca han ido a ver un concierto y juntos se quieren introducir y  quieren ver un concierto, así como también de personas mayores que fueron porque era un concierto económico que desarrolla la orquesta y se llevaron la sorpresa de que era también didáctico. Yo creo que depende más del nivel de curiosidad y tolerancia que de reconocimiento musical.

Al respecto, un elemento que sorprendió bastante fue la introducción del trailer de West Side Story, ¿qué se plantearon al introducir el tráiler?

(…) precisamente mi primer concierto se planteó como un concierto multidisciplinario además que una de las maneras de acercar la música de la orquesta al público es darles las referencias que le han servido al compositor o que han motivado la música:  qué ha originado esta música, de dónde viene y adónde ha ido a parar. Entonces,  contextualizar la obra más allá de la sala de conciertos me parecía importante ya que la generación de ustedes no conoce esta película, pero esta es básica en la historia del cine y de la música. En la vertiente didáctica sobre West Side Story, quiera o no quiera , voy a hablar de que esa película existe, pero voy a hablar de algo que ustedes no tienen en la cabeza… y si se dan cuenta la música es una manera de meternos en la estética que la historia nos cuenta, que hemos pasado de la historia de un Romeo y Julieta del siglo XX, y por otra parte se nos va presentando los temas orquestales a través de la película. Eso me da pie para explicar que primero fue música y luego se hizo la película y después se extrajeron los extractos para  hacer una obra sinfónica. (…) hoy en día utilizan muchísimo mas los recursos lumínicos de vídeo, de video-arte, de todo. Ya no hay solamente telones pintados, se utilizan muchas más cosas; en cambio la música no ha cambiado su formato de concierto desde el siglo XIX y estamos en el siglo XXI por lo cual ¿por qué no presentar esa obra con simplemente unas imágenes de video?, es una opción más. Y luego también lo que buscaba, es lo que he visto que conseguí: sorprender al público. Si a ustedes las sorprendí, pues eso quiere decir que lo conseguimos.

 ¿Por qué se escogió West Side Story?

 Bueno primero hubo una propuesta de repertorio por parte del maestro Pablo Sabat, el propuso en un inicio hacer un concierto de Romeo y Julieta de Tchaikovski y el don Juan de de otro compositor que al final no se hizo, y yo le propuse, me pareció un programa un tanto intenso musicalmente y un tanto duro, sin ningún tipo de concesión para la gente que no está acostumbrada en este tipo de música; entonces me pareció que estaba mucho más equilibrado si metemos una obra romántica plenamente orquestal como es el poema sinfónico Romeo y Julieta y luego hacíamos un guiño al público porque West Side Story es un caramelo, o sea te lo comes “así” musicalmente estas deseando que siga, bailas en el asiento, los músicos participan y me parecía que eso es lo que tiene que ver la gente: “ah es que una orquesta sinfónica también toca eso y también hace esto”, ¿cómo es que los músicos sinfónicos también saben hacer eso y también saben bailar con sus instrumentos?, es esa la imagen atractiva que queremos transmitir que no es falsa, es que la música está compuesta así y en la partitura esta puesta que griten “mambo” y que hagan así; entonces  esa es la visión  de la música clásica que queremos ver. Entonces me parecía que así quedaba muy equilibrado, un Romeo y Julieta romántico, mas moderno, una propuesta ceñida a la historia de Shakespeare y una revisión de él en el siglo XX, eso es lo que me interesó plantear.

Y luego me pareció muy interesante que por una parte tenemos Romeo y Julieta europeo y americano pero que dentro de West Side Story, no deja de ser un contexto europeo. Ellos se consideran neoyorquinos puros pero son hijos de inmigrantes irlandeses, polacos, alemanes; entonces eso también intentaba transmitir, o sea, ellos hacen menos a los puertorriqueños porque son inmigrantes, pero no se dan cuenta que ellos también son de segunda generación también que vienen de Europa, son tan inmigrantes. También hay mensajes que pueden llevar a la reflexión si vas mas allá, me pareció muy interesante. Esa fusión de los ritmos latinos y todo mezclado con el ambiente de la música sinfónica de tradición europea.

 ¿Como planteas el formato de Mi primer concierto? ¿como un forma de cambiar lo tradicional e implementar nuevos aspectos?.

Bueno, no exactamente, tiene unas características muy específicas de contacto con el público,no es necesario que haya un presentador o presentadora contándole a la gente algo, pero cada vez se hacen más conciertos en los que la iluminación es importante o conciertos proyección en los que no hay palabra pero se proyectan imágenes que acompañan a la música para servir en el momento o por ejemplo un concierto de música sinfónica con DJ. ¿Son cosas que se hacen no? Entonces creo que es una labor que se tiene que hacer con los melómanos para que no se echen las manos en la cabeza y digan “no” porque resulta  lo mismo que los amantes de la música latina, del jazz, dicen yo no quiero la música clásica, resulta que los de la música clásica también dicen «no nosotros somos puros y no queremos mezclarnos» y creo que es importante que haya mayor interacción, lo mismo que pasa aquí en España es que, por ejemplo, el público de teatro no suele asistir a orquesta sinfónica o el público de ballet, o la gente que va al cine todas las semana no suele ir al teatro y la gente que va a ver danza no va al teatro. ¿Para que tienes que ser de un equipo o del otro?. Creo que lo que tenemos que formar es un público crítico y que sea aficionado a todas las disciplinas artísticas; obviamente le va a gustar una u otra, pero para que te guste una más que otra tienes que conocer todo, tendrás que ir. Si no vas a museos como vas a saber en quien se inspiró determinado director de cine para concebir la estética, creo que es importante la mezcla de disciplinas artísticas de estilos. Entonces estos conceptos ayudan a mostrar las relaciones. La idea es que cada Mi Primer Concierto sea diferente.

Fotografías: Ana Hernández / Gran Teatro Nacional

Entrevista: Elizabeth Condori

elizabeth.condori@unmsm.edu.pe

Carla Anamaria

Lima, 2 de agosto de 2018

 

Desnutrición en el Perú. Un problema crónico

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Oscar Miranda, director ejecutivo de la Dirección de Vigilancia Alimentaria y Nutricional del INS
La anemia, el sobrepeso y la obesidad son el centro de los problemas nutricionales a nivel nacional

La desnutrición infantil se redujo en 13% en los últimos 10 años, sin embargo, la anemia sigue asolando al país, pues cuatro de cada diez niños menores de tres años de edad la padecen. Para enfrentar estos problemas el Estado aprobó la Ley N°30021, aumentó impuestos y desarrolló planes de salud. Sobre el tema Oscar Miranda, director ejecutivo de la Dirección de Vigilancia Alimentaria y Nutricional del Centro Nacional de Alimentación y Nutrición del Instituto Nacional de Salud, nos revela aspectos relacionados con el impacto de esta política pública.

¿De qué manera el Estado enfrenta la anemia y la desnutrición crónica infantil?

Encontramos el Plan Nacional para la Reducción de la Anemia y la Desnutrición Crónico Infantil que se está ejecutando desde hace ya más de dos décadas y cada 4 años se actualiza. Es una política que está abordada para enfrentar problemas de deficiencia en nutrición del país. Actualmente, se tiene pensado abarcar la anemia con nuevos enfoques, esto quiere decir no solo implementar micronutrientes, pero promover el consumo de alimentos ricos en hierro.

¿Cómo encuentran soporte estos planes en las políticas del Estado?

Cada una de las políticas que se ejecutan están en el marco constitucional: todas las personas tenemos derecho a la salud. Entonces todos los planes que de ella demanda están avocados en este principio declarativo del Estado.

La Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para niños, niñas y adolescentes que surge en el 2013, ¿qué problemas busca atacar?

La Ley N°30021 está fundamentada en el sobrepeso y en la obesidad que en los últimos años se viene incrementando en estos grupos. Sin embargo, considero que la ley puede abarcar una mejora en muchos aspectos, es decir, también va a promover que se consuman alimentos más ricos en nutrientes, y se pueda combatir anemia escolar o podamos tener niños que puedan crecer mejor porque su consumo de proteínas es más alto.

Los adultos son quienes están a cargo de la alimentación de los niños, ¿por qué la ley no se dirigió a este sector?

Lo que hace esta ley es proteger a los grupos más vulnerables en los que la toma de decisión es más difícil, mientras que para los adultos la decisión de consumir un alimento es más independiente. Se busca brindar información para que estos grupos tomen decisiones, y promover el cambio de actitud hacia la alimentación saludable para prevenir el exceso de peso y con ello evitar la aparición de enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes, cardiovasculares, cerebrovasculares, dislipidemia, trigliceridemia, etc.

La ley fue promulgada hace 5 años, ¿por qué hemos tenido que esperar tanto tiempo para que se reglamente e implemente una ley como esta?

Existe todo un debate respecto a los parámetros que debe seguir el reglamento. Inicialmente, se presentó la propuesta del Estado que no llegó a cubrir las expectativas de la mayoría. Luego, se proponen los parámetros de la OMS, poco tiempo después la OMS vuelve a sacar un nuevo documento dejando atrás sus propios parámetros, dejando sin fundamento a los propuestos. Después de varios años, ha sido tomar otros parámetros pero esta vez copiados de Chile.

La implementación parece seguir retrasándose a causa de nuevas propuestas respecto al etiquetado de los alimentos, ¿cuándo podremos ver un cambio?

Han pasado 5 años y ya tenemos un reglamento para poder ejecutar; sin embargo, el Congreso de la República por medio de la Comisión de Defensa del Consumidor tiene una propuesta de ley para modificar la 30021, en la que establece el uso de semáforos nutricionales. Esta propuesta ya fue aprobada por la Comisión, fue enviada al Presidente quién la ha observado, pero el Congreso ha solicitado la aprobación por insistencia. En el transcurso del próximo mes, calculo que tendremos un resultado. Si esto ocurre y hay un nuevo cambio en la ley,  el reglamento queda en nada y volvemos a empezar a discutir sobre cómo ejecutar uno nuevo.

Hablando del etiquetado, tenemos las tablas de valores nutricionales al revés del empaque, pero el problema para entenderlas es el lenguaje técnico, ¿cómo esta ley piensa enfrentar esta barrera?

Se ha encontrado evidencia en los países que han aplicado diversos tipos de advertencias, tablas, semáforo nutricional, los octogonales en Chile, Ecuador, Inglaterra, etc. Toda evidencia ha demostrado que ninguno de los etiquetados propuestos funciona si de por medio no hay educación alimentaria nutricional. Tenemos que comenzar por ese punto: educar a la población para que las personas puedan tomar decisiones acertadas.

El Perú está promoviendo cambios en favor de la salud nutricional, tenemos la Ley N°30021 y por otro lado, el aumento del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) a bebidas azucaradas, alcohol y otros productos, ¿podemos decir que se complementan?

El ISC busca sensibilizar en el aspecto económico a las personas que consumen este tipo de productos, es decir, desalentar el consumo al aumentar el precio. Esta experiencia ha tenido relativo éxito en México. Como nutricionista, me queda preguntarme si se tiene preplanificado que la recaudación de impuestos que se obtenga de esto se destine finalmente a abordar aspectos de la promoción de alimentación saludable.

¿Qué otras formas de regulación son necesarias?

En realidad, más que leyes, el Estado necesita cumplir con su rol de educar y proteger la salud de las personas. La población debería estar sirviéndose y yendo al nutricionista para que sea justamente que con la persona que tiene la preparación adecuada la pueda guiar en mejorar su calidad de vida.

¿Por qué considera que no hay una cultura de acudir al nutricionista?

Es básicamente un tema de accesos. El sector salud ha ido cada vez incorporando más nutricionistas a los servicios de salud. Sin embargo, hay muchos lugares que todavía no los tienen. Podemos decir que existen alrededor de 6500 nutricionistas a nivel nacional, los cuales son insuficientes para cubrir los 7800 establecimientos solo del sector salud, faltan cubrir los establecimientos del seguro social, privado, fuerzas policiales, militares.

Entrevista: Kiara Miranda Morales

Curso: Redacción Básica 2018-I

akmirandamo@gmail.com

Lima, 31 de julio de 2018

 

Galería fotográfica: Carmina Burana

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La cantata escénica Carmina Burana, de Carl Orff, tuvo lugar en el Gran Teatro Nacional. Fue una producción del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá, Colombia, y contó con la participación de la  Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro Nacional, el Coro Nacional de Niños y la compañía «L′Explose Danza de Colombia. El programa incluyó las piezas «Fortuna Emperatriz del Mundo», «Primavera», «En el Jardín», «En la Taberna», «La corte del amor», «Blanca Flor y Helena».

El Club de Jóvenes Críticos propone contar, a través de fotos, la puesta en escena.

Carmina Burana: amor, lujuria, sátira y gozo en los placeres mundanos

Escena Fortuna emperatriz del mundo: aquel hombre mira hacia el cielo y clama a la diosa fortuna.
“Oh fortuna! Tu eres perversa…“ exclama el coro mientras ella observa todo desde lo alto.
Escena “Primavera”: los bailarines junto al coro alzan su voz por la primavera
Fernando Valcárcel, director de la Sinfónica Nacional, dirige a los músicos quienes, a oscuras, tocan de manera magistral
“En el jardín”: doncellas que esperan con ansias a su amado
No existe el parpadeo en ellas, mientras dan cada paso con rigidez
Mientras el coro entona, los cuerpos de los bailarines colombianos expresan el sentir de la obra.
¿Quién es ella? Es la reina con nariz de cerdo que saluda a su pueblo, mientras es cargada en hombros por sus vasallos.
«En la taberna»: ¿qué quiere representar ese hombre con los brazos abiertos? ¿Será acaso un ave atrapada por alguien que le arranca las plumas?
Mientras el cazador lo sostiene entre sus brazos, el rostro de aquella ave expresa agonía y desesperación al sentir de cerca su final.
El cazador cumplió su cometido y ello se ve en su mirada de victoria.
La sangre de aquella ave es escupida con ferocidad causando conmoción y terror en el público.
Se abren las bandejas para exhibir a la lujuria personificada en cada fémina que cautiva con sus curvas.
Son ellas quienes hipnotizan a los mortales llevándolos a saborear los vicios que ofrece la vida en la taberna.
«La corte de amor»: la doncella, cual virgen, es rodeada por el coro de niños vestidos de ángeles
El amor vuela por todos los lados, y más sobre aquella doncella con voz de diosa.
A lo lejos, entre las penumbras, unos pequeños ángeles acompañan al amado de la doncella.
El destino, deseoso de verlos juntos, confabula el encuentro de los amados.
«Blancaflor y Helena»: con escasas prendas sobre sus cuerpos ya deslumbran lo que se aproxima. El pudor no puede interrumpir lo que debe suceder en el escenario.
La muchacha sonrojada por la cercanía de su amado… él espera con paciencia que el pudor se aleje de ella
La pasión se desborda en cada caricia, porque el amor ha poseído cada cuerpo.

«Blancaflor y Helena»: el Coro Nacional de Niños está presente en la interpretación de los bailarines de una especie de “orgía”. ¿Mirar esto a tan corta edad es apropiado?
«Fortuna emperatriz del mundo»: toda historia llega a su final con un “O Fortuna”, al igual que en un inicio.
“O Fortuna, como la luna cambiante, siempre creciendo y decreciendo”.

Ficha técnica: Carmina Burana, del compositor alemán Carl Orff, se escenificó con la dirección de Tito Fernández, de España. Contó con la dirección musical de Fernando Valcarcel, de Perú, y a cargo de la dramaturgia estuvo Juliana Reyes de Colombia.

El maestro Fernando Valcárcel dirigió la Orquesta Sinfónica Nacional; Javier Súnico, el Coro Nacional del Perú y Mónica Canales el Coro Nacional de Niños.

Fotografías: Johana Perleche y Natali Conde

Johana.perleche@unmsm.edu.pe

Lima, 26 de julio de 2018

Universidad peruana con enfoque intercultural

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Repensar la universidad peruana desde un enfoque intercultural: la experiencia de San Marcos en la Selva Central del Perú

 Por: Jairo Valqui

jvalquic@unmsm.edu.pe

 Después de casi una década de iniciado un proyecto de formación de docentes en Selva Central, 28 egresados de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos han aplicado su clase modelo para alcanzar el título profesional. Este hecho histórico representa un logro no solo para los jóvenes egresados, sino para toda la comunidad en general: unir esfuerzos entre el proyecto de una organización indígena y la labor de las universidades peruanas sí es posible. Desde la universidad sabemos que no es fácil: tenemos experiencias fallidas, pero tampoco es imposible.

Dentro de nuestra historia, una primera relación que establece la Universidad Nacional Mayor de San Marcos con poblaciones indígenas amazónicas en los procesos de formación universitaria se remonta a 1999 cuando se permite el ingreso directo de postulantes amazónicos a las diferentes carreras universitarias que San Marcos brindaba en ese entonces. Este vínculo, sin embargo, no fue producto de una reflexión académica que haya decantado en una propuesta de formación universitaria para poblaciones indígenas amazónicas del Perú; sino, por el contrario, este contacto tuvo un trasfondo político enmarcado en las contradicciones sociales de reconocimiento a nuestras poblaciones indígenas amazónicas que siempre han estado olvidadas (Cf. Valqui y Salazar, 2014).

San Marcos, al percibir la situación problemática en los 3 primeros años de implementada esta modalidad (Cf. Tejada, 2005), empezó a constreñir su proceso de ingreso hasta reducir el número de vacantes a las carreras que ofrecía. En el primer año se ofertaron en total 118 vacantes a las 45 carreras profesionales en sus 5 áreas académicas. Solo 3 años después, en el 2001, el número de vacantes se redujo considerablemente hasta disminuir al 30% con referencia al primer año y tan solo a 16 carreras profesionales en 2 áreas académicas: Humanidades y Económico Empresariales (ver el Gráfico 1).

 

Fuente: Informe de la Comunidad Nativa de la Amazonía-UNMSM, 2012

Lo que al parecer estaba ocurriendo es que sin el soporte de una propuesta académica sobre lo que significaba y significa formar jóvenes indígenas amazónicos en la universidad peruana, sin conocer cuánto de sus conocimientos y prácticas socioculturales están incluidas en los currículos de las carreras universitarias, con el limitado reconocimiento sobre muchas reflexiones que ya se venían dando, el sistema decidió eliminar esta relación entre la universidad y las poblaciones indígenas amazónicas en procesos de formación universitaria. En 13 años de la aplicación de esta modalidad de ingreso como se observó en el Gráfico 1, el número de postulantes y el número de ingresantes (Gráfico 2) disminuyó considerablemente. En el 2012, solo ingresaron dos jóvenes: uno a Ciencias Políticas y el otro a Odontología (Cf. Valqui, Cosar y Salazar, 2014).

Gráfico 2

Fuente: Informe de la Comunidad Nativa de la Amazonía-UNMSM, 2012

Pese a lo expuesto líneas arriba, la experiencia de San Marcos con el ingreso de estudiantes indígenas amazónicos fue paradigmática, pues permitió iniciar con las primeras reflexiones sobre los límites y posibilidades de la relación entre la universidad peruana y las poblaciones indígenas amazónicas (Burga, 2007). Algunas de estas consideraron llamar la atención sobre “la marginación de los pueblos indígenas dentro de las disciplinas académicas” (Montoya, 2007) o proponer “la presencia de las organizaciones indígenas en las propuestas universitarias” (Cortez y Marrou, 2005).

Parte de estas reflexiones permitieron lo que podría considerarse una segunda relación entre la UNMSM y los jóvenes indígenas amazónicos peruanos. Esta segunda oportunidad, al parecer, mucho más analizada tomó el nombre del Programa Descentralizado en Formación de Profesores en Educación Intercultural Bilingüe en la Selva Central entre los años 2008-2014 y se implementó en la Escuela Profesional de Educación. La estrategia de los convenios con las organizaciones indígenas, la cooperación con diversas instituciones, el Convenio 169 de la OIT y la experiencia alcanzada en los Programas de Bachillerato Diversificado sirvieron como plataforma para formalizar el Convenio Específico de Cooperación Académica y Científica entre la Asociación Regional de Pueblos Indígenas de la Selva Central (ARPI-SC) y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos a través de la Facultad de Educación (RR 05695-R-07).

Este convenio permitió desarrollar e implementar el Programa Descentralizado de Formación de Profesores en Educación Intercultural Bilingüe, Nivel Primaria (RR 00913-R-07) dirigido a la población indígena ashaninka, yanesha, nomatsigenga y kakinte de la selva central. El Programa Descentralizado consideró que el espacio sociocultural donde se desarrollaría la propuesta debía mantener los lazos sociales de los estudiantes con las poblaciones amazónicas de la selva central de las cuales provenían.[1] La sede del Programa Descentralizado se ubicó en la comunidad nativa de Arizona Portillo en el distrito de Río Negro en la provincia de Satipo, Junín (ver Fotografía 1).[2]

 

Fotografía 1. Estudiante asháninka en las instalaciones del Programa Descentralizado en la comunidad nativa Arizona Portillo (Satipo-Junín)

 

 

La dinámica de la formación docente, que se prolongó por un periodo de 10 semestres académicos, incluyó en cada ciclo un trabajo de campo de 3 semanas en comunidades cercanas a las instalaciones del proyecto. Desde la concepción del currículo, se buscó “garantizar que los futuros maestros mantengan su vinculación con sus comunidades, logren reforzar sus conocimientos sobre la herencia cultural de sus pueblos y puedan analizar su problemática actual”. De esta manera, este diseño permitió mantener los lazos sociales entre los estudiantes y sus comunidades de origen, además de iniciar los procesos de investigación sobre sus propias realidades sociales y lingüísticas. La propuesta de formación consideró tres tipos de asignaturas: las asignaturas de  carácter permanente (P), las asignaturas de carácter transitorio (T) que se dictaron en una de las etapas presenciales y las asignaturas de carácter mixto (M) que, además de las actividades en aula, implementaron investigación o prácticas de campo.

Los docentes que trabajaron en el proyecto no solo fueron de la universidad, sino también de otras instituciones aliadas a la organización indígena y a la propuesta sanmarquina. Instituciones como el Programa de Formación de Maestros Bilingües (FORMABIAP), el Centro de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), la Asociación Peruana para la Conservación de la Naturaleza (APECO), entre otras, apoyaron desde la construcción del currículo hasta el dictado de clases con el envío de sus especialistas a la zona del proyecto. Otro aspecto fundamental fue la incorporación de los formadores indígenas en el proceso de formación. El proyecto no solo incluyó la actividad académica de los docentes de la universidad o de instituciones aliadas, sino también la participación de los sabios indígenas pertenecientes a los pueblos atendidos por el Programa Descentralizado.

Fotografía 2. Formadora del pueblo nomatsigenga con estudiantes del Programa Descentralizado

La formación docente en este programa conjugó 5 ejes primordiales: Espiritualidad (atendiendo a la cosmovisión de las comunidades), Ecología y Desarrollo Productivo, Educación, Sociopolítica y Sociolingüística. El total de créditos fue de 227, de los cuales 223 fueron obligatorios y 04, electivos, tal como se precisa en el Currículo Profesional 2006 del Programa Descentralizado.

Un balance  de esta experiencia nos muestra que uno de los principales desafíos que debe enfrentar la universidad peruana es su relación con los pueblos indígenas en los proyectos académicos y científicos. Esta relación no solo debe permitir la construcción de propuestas académicas más cercanas a la población objetivo, sino la creación de un puente que vincule activamente la práctica universitaria con la participación de los pobladores y sabios indígenas. Un eje intercultural debe cruzar por las propuestas de los vicerrectorados académicos y de investigación en nuestras universidades. Los procesos de admisión, por ejemplo, deberían ser diversificados y con similar convocatoria a todas las carreras profesionales que ofrece la universidad, demandando para ello políticas adecuadas como sería la incorporación de una prueba de competencia en una lengua indígena en un examen de admisión. Finalmente, creemos que esta experiencia ha contribuido en afianzar el compromiso que adquieren los jóvenes con sus pueblos y lenguas indígenas en impulsar todo proyecto de mejora en beneficio de  su comunidad y del país.

 Bibliografía

Burga, M. (2009). A propósito de los Estudiantes Indígenas Amazónicos en la UNMSM, 1999–2005. En Inclusión Social y Equidad en la Educación Superior, 3, 104-116. Disponible en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3779620.

Cortez, M. y Marrou, A.  (2007). Facultad de educación de la UNMSM y organizaciones indígenas: una propuesta conjunta para aplicar programas de formación de maestros en EIB.  En Vílchez, Valdez y Rosales (Ed.), Interculturalidad y bilingüismo en la formación de recursos humanos: educación, medicina, derecho y etnodesarrollo. (pp. 57-75). Lima: CILA-UNMSM.

Montoya, R. (2009). Ausencia de culturas indígenas en la educación superior peruana. En Inclusión Social y Equidad en la Educación Superior, 3, 119-132. Disponible en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3779670.

Tejada, L. (2005). Los estudiantes indígenas amazónicos de la UNMSM. Lima: UNMSM.

Valqui, J. y Salazar, K. (2014). Incorporación de la diversidad lingüística y cultural en la universidad peruana: San Marcos y las poblaciones amazónicas. Lengua y Sociedad, 14, 157-174. Lima: CILA-UNMSM.

Valqui, J.; Cosar, R. y Salazar, K. (2014). Desafíos y logros en la relación entre la universidad peruana y las poblaciones indígenas peruanas: el caso del Programa Descentralizado en EIB de la UNMSM y ARPI-SC. Desde el Sur, 6 (2), 45-56.

[1] Análisis anteriores sobre el contacto académico entre poblaciones indígenas amazónicas y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos habían desvelado que el ambiente sociocultural hegemónico limeño incidía en la permanencia en el claustro universitario y en la identidad de los estudiantes (Cf. Tejada, 2005). En el análisis planteado por Burga (2009) sobre San Marcos y el ingreso de estudiantes amazónicos presentado en la introducción, se entiende que los estudiantes hubieran preferido una universidad cercana a su contexto y propone “la creación de una nueva universidad regional peruana, en la periferia de sus mundos geográficos y culturales, como paso intermedio a seguir estudios más avanzados en las universidades metropolitanas de Lima” (Burga, 2009, p. 115).

[2] Uno de los compromisos de ARPI-SC firmado en el Convenio UNMSM-ARPI fue el aporte del terreno para el desarrollo del Programa Descentralizado y su sostenibilidad mediante la cesión de 8 hectáreas de terreno donadas por la comunidad nativa de Arizona a ARPI-SC.

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