La cobertura informativa mundial es a menudo más parte del problema que de la solución, publicando historias que inadvertidamente promueven la inacción. Esta cobertura puede y debe cambiar, afirma Luba Kassova en un artículo publicado en The Irish Time.

Tomando como base una investigación del Pew Research Center, Kassova, quien cuenta con estudios en Sociología y con una maestría en Estudios Europeos Contemporáneos de la Universidad de Sussex en Brighton, está convencida que la comprensión del público sobre el problema es cada vez mayor: 72 % de las personas de 17 países de Norteamérica, Europa y de la región Asia Pacífico están muy preocupadas o algo preocupadas por que el cambio climático les perjudique personalmente en el futuro.

Sin embargo, este creciente reconocimiento de la gravedad del cambio climático no se traduce en un compromiso efectivo: El 90 % de los encuestados en un estudio reciente de la consultora AKAS en Australia, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos dice que no seguía muy de cerca la historia del cambio climático, mientras que las búsquedas mundiales de «cambio climático» en Google alcanzaron su punto máximo hace 14 años. En los últimos cinco años, la gente ha sido tres veces más propensa a buscar «cómics de Marvel», concluye Kassova.

Esta brecha entre el conocimiento y la acción puede explicarse en parte, a juicio de la consultora, por el sentido de falta de poder y ansiedad. La investigación sostiene que para cambiar de comportamiento, la gente necesita sentirse emocionalmente activada. Sin embargo, la mayor parte de la cobertura informativa evoca «emociones desactivadoras», que conducen a la parálisis.

Así, un reciente análisis reveló que el 79 % de los titulares de las noticias sobre el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU en 25 de los sitios de noticias en línea con más enlaces en todo el mundo evocaban preocupación, miedo, desesperanza o una sensación de agobio; el 10 % tenía un tono neutro; el 6 % evocaba cierta esperanza y sólo el 5 % aludía a una solución.

Para Kassova, el cambio climático también puede activar varios sesgos de comportamiento que agravan la tendencia a la inacción. El sesgo del presente infla el valor de las pequeñas recompensas en el presente mientras descuenta las grandes recompensas o amenazas en el futuro. Cuando se les pidió que clasificaran los temas que les preocupaban en su país, los ciudadanos de todo el mundo dieron prioridad a ocho cuestiones por encima del cambio climático, destacando entre estos: el COVID-19, el desempleo y la desigualdad social. El análisis de la base de datos mundial de noticias en línea (GDELT revela que, desde 2017, los términos «salud», «economía» y «educación» han aparecido con 16, siete y seis veces más frecuencia que «cambio climático», que sólo apareció en el 0,9% de sus 750 millones de noticias.

Frente a esta realidad, ¿qué deberían hacer los periodistas?

  1. Hacer que la cobertura del cambio climático sea relevante para la vida de la audiencia y validar sus emociones. Vincular la cobertura del cambio climático con temas de mayor interés (empleo, bienestar, igualdad social, seguridad, inmigración y salud) ayudará a mitigar el sesgo actual. La audiencia también se siente escuchada cuando los periodistas informan sobre sus preocupaciones y emociones.
  2. Equilibrar el problema con las soluciones para fomentar el compromiso y el empoderamiento. Una cobertura abrumadoramente negativa de la historia del clima corre el riesgo de que el público se desconecte. Es importante intentar combinar los hechos que evocan emociones desactivadoras con las soluciones que evocan esperanza.
  3. Asegúrese de que algunos titulares sean esperanzadores y empoderadores, en lugar de calamitosos. Los titulares calamitosos despojan a las personas de su capacidad de acción, dejándolas abrumadas o apáticas. El público necesita titulares que le hagan creer que puede cambiar las cosas. Algunos ya lo consiguen: «Un futuro más caluroso es seguro, advierte el Grupo de Expertos sobre el Clima, pero el grado de calor depende de nosotros», o «14 maneras de luchar contra la crisis climática tras el informe «Código Rojo» del IPCC».
  4. Pasar de ser guardianes de la verdad a ser artífices del cambio; en palabras de Keith Hammond, presidente de la Red de Periodismo de Soluciones, de ser perros guardianes a perros guía. Para ello es necesario reexaminar lo que significa ser periodista en la era del cambio climático. Utilizar lo que hemos aprendido de la pandemia y la crisis financiera de 2009 para acelerar la acción sobre el clima. Establecer un paralelismo con los daños causados al descartar la amenaza de estas crisis, posiblemente evitables, hasta que fue demasiado tarde.
  5. Formar a los periodistas para que acepten los datos porque pronto la historia del clima impregnará todos los aspectos de nuestras vidas. Una comprensión más profunda de la ciencia del clima es también crucial para que los periodistas generen narrativas independientes que pidan cuentas a los gobernantes. La incapacidad de interrogar a los datos corre el riesgo de bordear la historia, perdiendo gradualmente la credibilidad y la confianza.

Referencia

Kassova, L. (28 de septiembre de 2021). Coverage of climate change is often part of the problem. The Irish Times, 14.