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La comunicación mediática y Para leer al Pato Donald

Disney. Dominación. Hegemonía. Buen salvaje. Son algunos de los elementos que pueden encontrarse en el libro que aborda problemas políticos a partir de algo tan significativo como lo son las historietas: Para leer al Pato Donald. Dorfman y Mattelard, a partir del fenómeno de Disney en relación con las historietas, describen en esta obra los intereses y mensajes implícitos —y hasta subliminales —difundidos a través de historietas de Disney. Estos evidencian la incidencia del imperialismo cultural que ejercían los medios de comunicación en los países que, con anterioridad, eran colonias. A través de seis capítulos, los autores colocan de manifiesto la importancia política que las historietas del Pato Donald ejercían sobre Latinoamérica, específicamente, tomando el caso de Chile.

Portada del libro Para leer al Pato Donald.

Uno de los principales temas a los que se recurre en las historietas y que es abarcado en el primer capítulo del libro es la ausencia de relaciones familiares directas sin un sexo diferenciado en los personajes de las historietas de Disney. Esto, según los autores, crea una unión de aparente inocencia tomada de los niños para evitar sexualizar las historias. Además de acudir a la desaparición del conflicto generacional, lo que ocasiona que el vínculo familiar se relacione directamente con el autoritarismo, el odio, la explotación y la arbitrariedad entre tíos y sobrinos. Es así como se quiebra la armonía familiar para poder agregar indistintamente personajes sin romper la secuencialidad de la historia.

«El sexo está pero sin su razón de ser, sin el placer, sin el amor, sin la perpetuación de la especie, sin la comunicación»

Dorfman y Mattelard, 1972, p. 37

Por otro lado, se puede observar que el mundo de Disney, al estar compuesto de animales, se infiltra en las mentes de niños y adultos haciendo que se identifiquen con estos personajes al utilizar el cuerpo de los animales con mentalidad de humanos como vehículos para demostrar la tendencia del mundo perverso y culpable que describe Disney en cada una de sus historietas. De esta forma, los niños en estas historietas se caracterizan por tener mucha más responsabilidad que un adulto, sin embargo, esto solo puede visibilizarse en los niños que pertenecen a la ciudad. Esto se debe a que se ejercía un tipo de dominación paternal a los niños y a los adultos de zonas rurales o de lugares alejados a Patolandia, estableciendo, de esta manera, una relación intencional de dominante y dominado.

En parte del segundo y tercer capítulo, se ahonda más en esta temática relacionada a lo urbano y lo rural. Los distintos destinos que se nombran en las historietas de Disney alusivos a la realidad de las culturas existentes antes de la llegada de la conquista son interpretados de una manera en la que cumplan con el modelo de proceso de invasión de la naturaleza. Dicho suceso les colocaba a los habitantes de esos lugares exóticos el molde de un “buen salvaje”. En el que, al comportarse como niños, son ingenuos e intercambian sus riquezas interminables— sobre todo el oro— por objetos llamativos y desconocidos para su naturaleza salvaje que no tienen ninguna clase de valor, imponiendo a la desigualdad como una igualdad y siempre teniendo a un forastero capitalista como el único que es capaz de salvar a la comunidad nativa de los ladrones malos, aunque claro está que el hurto que hacen ellos no es considerado como un acto ilícito, además de resaltar que la cultura estadounidense es la única capaz de traer avances y cosas buenas para el bienestar de los habitantes.

Historieta extraída del libro Para leer al Pato Donald

Asimismo, en el cuarto capítulo se plantea la idea de la existencia de recursos ilimitados— como el oro— en un mundo de abundancia y riqueza sin fin y sin la necesidad de tener las condiciones necesarias para ciertos elementos que usualmente, en la vida cotidiana, no se encuentran de manera fácil. Además, se omite el proceso de extracción de recursos. Lo que evidencia la supresión de un sector poblacional que corresponde a los obreros que realizan todos los procesos de trabajo para obtener materias primas, promoviendo el consumismo.

Otro tópico tratado en el libro y explicado de forma completa en el quinto capítulo son las ideas que surgen de las mentes de los protagonistas de las historietas como golpes de suerte sin requerir algún tipo de esfuerzo. Las historietas plantean que las ideas se dieron por casualidad y estas siempre resultan exitosas para su beneficio individual. Agregado a ello, siempre se escenifica a quien tuvo la gran idea en un ambiente cotidiano y usual de cualquier poblador común y corriente, lo que le otorga una sensación facilista y simple.

Historieta extraída del libro Para leer al Pato Donald

Por último, en el quinto capítulo se puede percibir que en el mundo de Disney todo se mueve y es estático al mismo tiempo. Esto quiere decir que se encierran en un constante ciclo de consumismo, mezclando todos los elementos pertenecientes a una ubicación geográfica determinada. Lo que hace que se homogenice la realidad extravagante de viajes y anécdotas fuera de Patolandia. Además, se resalta que cualquier cambio —así sea uno bueno —no es bien aceptado por los demás personajes, es así como se identifica la característica estática que rodea la realidad en las historietas.

Como conclusión de la obra, se puede identificar que los aspectos consignados según cada capítulo un único modelo económico, político y social impuesto por Disney. Ya que constantemente se impone un pensamiento consumista y lleno de casualidades. En el cual, se impone una cultura única como salvadora y saqueadora al mismo tiempo. Lo que concluye con la aplicación de un estilo colonizador y capitalista en el mundo.