AudiovisualCineCultura

Leto, ¿Cómo ser rockero en la URSS?

Esta película nos introduce en la escena del rock subterráneo de Leningrado a inicios de la década del 80′. Muestra con un tono nostálgico el contexto conflictivo existente entre la realidad soviética y la formación de nuevas bandas de rock lideradas por jóvenes que no se sienten representados por su gobierno.

Escena de la película Leto (2018)

Dirigida por el ruso Kirill Serebrenikov, este film del 2018 se introduce en el surgimiento de agrupaciones y de la histeria musical mientras nos narra la historia de un triángulo amoroso poco convencional entre Mike Naumenko (estrella de rock ya consolidada), Natacha (novia de Mike) y Viktor Tsoi (compositor y estrella naciente en la escena under).

“Leto” logra transmitir la pasión y energía de esta nueva oleada de músicos con clara influencia occidental; a su vez contrasta con el papel rígido y restrictivo de la realidad soviética (uno de sus logros más notables). Hace que el espectador entienda este conflicto mientras se sumerge en largos, pero bien ejecutados, planos secuencia, la música envolvente y una atmósfera de videoclip pop ochentero.

Es en esta atmósfera efervescente que disfraza algunas de sus limitaciones narrativas y demás aspectos frágiles; sin embargo, este Biopic tiene grandes puntos a su favor: crea una sensación intimista entre el espectador y las bandas protagonistas, mostrándolas vitales y frescas. La sensación es apreciable cuando los protagonistas estrechan sus lazos afectivos, componen sus canciones o, simplemente, cuando conversan banalmente de Bowie y T. Rex. Es esto lo que hace a Leto una pieza casi compacta, más allá de su gran cinematografía, dirección de arte, coreografía musical y su grandiosa mezcla de sonido.

A pesar de sus limitaciones de proyección debido a oposiciones políticas que sobrepasaban el ambiente artístico del cine, esta obra pudo proyectarse en diversos festivales importantes del mundo, siendo uno de ellos el Festival de Cannes en el 2018 y llegó a nuestro país gracias a las proyecciones promovidas por el festival de cine “Al Este” y el Centro Cultural de la PUCP.