En 1992, el Grupo Especial de Inteligencia del Perú (GEIN) dio con el paradero de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso. La captura marcó un hito en la historia nacional y un gran precedente para la democracia del nuevo milenio.
El pasado 12 de septiembre se conmemoraron los 28 años de la captura de Abimael Guzmán por obra del GEIN. Luego de dos años de un intenso y minucioso seguimiento, la unidad policial, liderada por el ex general Benedicto Jiménez, llevó a cabo la “Operación Victoria” para intervenir una vivienda de Surquillo donde se sospechaba que guarecía el líder intelectual de Sendero Luminoso. El resultado de la operación, hoy, es un hito histórico.
Origen del GEIN. «Investigar para detener»
La década de los ochentas se había caracterizado por la violencia de las fuerzas armadas en Ayacucho. Estas, en su intención de dar con el enemigo, no tenían un plan en concreto ni sabían cuál era la filosofía del partido ni mucho menos sus métodos de amenazas, reclutamiento y aniquilamiento.
Las pérdidas humanas, por lo tanto, continuaban incrementando con civiles desaparecidos en sus filas y el descontento de muchos miembros del aparato militar también era evidente.
En 1990, para un sector de policías de la Dirección contra el Terrorismo (DIRCOTE), la respuesta tenía que venir de la mano de la inteligencia, una actividad que entonces era poco seria. Fue así como el GEIN decidió “Investigar para detener”, es decir reducir la mayor probabilidad de sospechas para recién capturar. También se inmiscuyó en los textos bases de la ideología senderista para entender su modus operandi.
No obstante, este destacamento no recibía ni atención ni financiamiento por parte de la DIRCOTE, así que prácticamente empezaron con un ambiente y materiales muy precarios. A la medida que sus capturas eran efectivas recién obtuvieron el apoyo de empresas privadas y la embajada de los Estados Unidos. La pérdida es huérfana y la victoria tiene muchos padres.
¡Positivo! Cayó «El Cachetón«
El primer rastro del paradero de Guzmán se descubrió en el allanamiento de una casa en el distrito de Monterrico, donde se encontró material de estudio del partido senderista, su simbología y un elemento revelador. El agente Guillermo Bonilla recuerda que al revisar en un estante, encontró una lista con direcciones y alías de los más altos mandos. Fue la primera pista.
Con aquella lista en manos, el personaje que estuvo en el foco de atención del GEIN fue el mando del Comité de Economía de SL. Como mantener a la presa en la mira pero libre, descubrieron la red de contactos que este tejía. Y fue así que llegaron a la segunda locación con más indicios: una casa en Buenavista (San Borja).
Este lugar, de posición económica alta y muy cerca del Ministerio de Defensa, parecía el escondite ideal. Pero cuando las inquilinas (entre ellas Elena Iparraguirre, segundo mando de la organizción) se percataron del seguimiento, simplemente desaparecieron. Allí se encontró el vídeo que constataba, después de 20 años, la presencia de Guzmán en Lima. El famoso vídeo donde el buró político de SL baila al ritmo de «Zorba El Griego».
Sin embargo, la estocada final ocurrió en el distrito aledaño de Surco. Siguiendo al militante Carlos Inchaústegui, se llegó a la casa que compartía con su esposa Maritza Garrido Lecca, una profesora de ballet. El detalle que alarmó al equipo fue la presencia de una tercera persona en el segundo piso. La información recogida revelaba que era una persona mayor y que padecía de problemas respiratorios.
Fue así como la noche del 12 de septiembre de 1992, los agentes policiales Julio Becerra y Ana Cecilia Garzón (alías Ardilla y Gaviota y, además, esposos), camuflados de una pareja, intervinieron a Inchaustegui y Garrido Lecca en la puerta del umbral. Becerra subió hasta el segundo piso de la casa y pudo decir: ¡Positivo! ¡Cayó «El Cachetón»!
Fue el día que cambió la historia.