De la calle al teatro con Marco Castillo
Conversamos con Marco Castillo, quien es un comediante que inició sus prácticas artísticas en las calle de Centro de Lima.
Marco Castillo es un comediante que inició sus prácticas artísticas en las calle de Centro de Lima. Actualmente realiza sus presentaciones en el Teatro Universitario de San Marcos (TUSM) y es fundador del grupo de actuación Teatro Blanco. Conversamos con este artista sobre su historia y sus últimos proyectos.
¿Qué representa para usted ser mimo en el Perú?
Como actor he trabajado de forma casual porque en la escuela no te enseñan a ser mimo ni clown, pero fui invitado con una beca y empezaron mis comienzos en el mimo en diferentes espacios alternativos, convencionales también. Me dio mucha gratificación porque comencé a sustentar los conocimientos que durante los 7 años en la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático nos dieron. Creo que el mimo me ayudó a fortalecer mis conocimientos. Hoy ingresó con un nuevo personaje que es el clown. Es otro código lógicamente, pero lo hago con mucho esfuerzo, mucha valentía. Presto de repente a algunas críticas porque el clown tiene más tentáculos que otras artes y como mencioné voy al payaso, pero esto no me quita ser actor de texto, actor de drama o ser actor de cualquier otro género.
¿Cuáles son las mayores dificultades a lo largo del desarrollo de su profesión?
Se encuentran muchas dificultades, pero suelo decir que la técnica ayuda a sustentar la emoción. Cuando trabajas en un espacio alternativo el público es diferente, vienen con diferentes ánimos como ahora que esta función es de ingreso libre. Cuando es con libre ingreso las personas vienen predispuestas a ver la obra y uno solo ejecuta. Entonces la mayor dificultad es para mí, de manera personal, estar con buenos ánimos. Yo antes me tomaba mucho a pecho todo, era muy sentimental, pero he logrado poder tener una frescura. Entonces el trabajo del actor es cuerpo, mente y su voz que suma toda la creatividad. Las dificultades no las puedo mencionar quizás una por una, pero sí existen dificultades. Para mí una dificultad es presentarme y arriesgarme con otro tipo de personajes, pero así nacen los retos, sino no encuentras un resultado.
¿Desde cuándo se desempeña como clown y comediante, y qué fue lo que lo impulsó a serlo?
En el año 1996 ingresé a la ENSAD y me invitan a formar parte de un grupo de teatro. Uno nace con esa semillita dentro, con esa energía que se le llama histriónico, que son las personas que tienen la capacidad de estar en un escenario para representar. Pero como yo dije en una entrevista en México, en mi vida de la pubertad hasta la adolescencia sucedieron cosas que en vez de hacer chispas, quizás me pudieron llevar a las drogas o al alcohol, pero yo no había nacido para eso. Mi perseverancia de querer, mi decisión y mi sueño de ser actor me impulsó a ver que no eran justas ciertas cosas que ahora se entienden de otra manera, y todo eso no me derrumbó. Mencioné una frase que es “Yo no nací para hacer teatro, pero me iré de esta vida haciendo teatro”.
¿Se le facilita más la improvisación o tener una estructura previa de sus presentaciones?
Toda improvisación está en base a una estructura. La improvisación en sí misma también tiene una estructura o sea todo jugador tiene una técnica, en el fútbol nadie entra a hacer lo que quiere. Entonces la improvisación no es que yo hable o haga cualquier cosa sino lo utilizo para poder recordar algunas cosas o acomodar algunas frases que me faltan.
¿Cómo surgió la idea de Teatro Blanco?
Cuando yo dejo de trabajar con algunos grupos, yo quería formar mi propia empresa, pero todo empieza por un grupo después pasa por una asociación, centro culturales, etcétera y tenía que identificarme con un nombre. Como hacía mimo y la máscara es blanca y hacía teatro entonces me dijeron que lo nombrara Teatro White, pero preferí cambiar el nombre y ahí nace Teatro Blanco donde trabajo con niños, adolescentes y adultos todo de una forma limpia y sana.
¿Cómo pasó de hacer presentaciones en la calle a tener eventos más propios de su estilo y con temáticas propias?
Yo cuando trabajé en los espacios públicos trabajé de manera formal, me invitaron y los primeros años fue difícil. No manejaba mucho público, pero hice bastante teatro de calle y es una escuela muy mágica, te da las posibilidades de desplazarse e ir probando cosas que no podrías probar en un teatro convencional y es magnífico, la energía es distinta. He hecho teatro en las calles de forma formal durante mucho tiempo, pero no dejo el escenario. He tenido la pena de tener amigos que no han podido sostener un escenario porque piensan que la gente va a venir sola.
¿Cuáles son sus proyectos a futuro?
Quiero ser un maestro y quiero ser un director, por eso dije que aún tengo cosas que hacer como profesional, como actor. Entonces me voy para la enseñanza, me voy a dedicar a dirigir, producir. Todas esas cosas que son importantes porque falta gente que apueste al teatro. Quiero llegar a sentarme y poder enseñar con toda la tranquilidad del mundo.
¿Cómo considera la situación del Teatro en el Perú?
Sencillamente si el 01 o el 0.0001 apostaran por el arte teatral, sería suficiente. Pero no lo hacen porque están ocupados en un fulano que tiene harta plata o en otras cosas. En la fila de las artes, el arte dramático está hasta el final por una simple razón porque crea conciencia y a los políticos no les conviene que la gente piense.