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Antígona: De Sófocles a García Márquez

Los paralelos entre la tragedia Antígona, del dramaturgo griego, y la primera novela del escritor latinoamericano.

Composición propia.

Podría ser que la literatura es escribir lo mismo indefinidas veces. Podría ser que cada libro es una variación de otro anterior. Podría ser, verdaderamente.

¿Pero cómo y por qué? ¿Solamente porque se parecen los argumentos? Hay algo más: los dramas, los grandes temas, el hombre, son lo mismo.

Ejemplo palpable es el de la novela La Hojarasca, aparecida en los estantes de las librerías el año 1955 y de la tragedia Antígona, representada por primera vez en el 441 A.C. La primera, obra de Gabriel García Márquez, la segunda, creación de quien es, quizás, el mejor de entre los tres genios: Sófocles (por encima de Eurípides y Esquilo). En la primera se emplean recursos narrativos, que podríamos llamar modernos: el monólogo interior es el más llamativo. En la segunda se deja ver la literatura arcaica, la que es la partera, de alguna forma, de las más posteriores.

Pero sucede que en ambas se mezclan poéticamente la muerte y el duelo, el dolor y la pérdida, el abrazo y el repudio. Porque comparten un hecho capital: los opuestos, uno bueno y otro malo.

Y diríase que comparten aquello con la vida misma. En la novela de García Márquez tenemos como primera imagen la de un niño en una casa, llevado hasta allí porque alguien ha muerto: será la primera vez que vea un cadáver.

En la tragedia, Antígona se encuentra al lado del cadáver de Polinices, su hermano, quien fue muerto por la mano de Eteocles, un tercer hermano, en la batalla librada en una de las 7 puertas de Tebas.

Sucede que el muerto en García Márquez es un misterioso médico que no quiso curar a la gente cuando más lo necesitaban (allá en ese Macondo que aparece por primera vez en esta novela), mientras que el muerto en Sófocles es quien quiso destruir su propia ciudad por alcanzar el poder.

A los dos los repudian Macondo y Tebas, respectivamente. Y a los dos los debe enterrar alguien, en primer lugar un viejo coronel y en segundo la desdichada Antígona. Gabriel García Márquez también incluye a la contraparte: el hermano del médico, que es, sin embargo, un cura muy querido para el pueblo, equivalente a Eteocles, héroe y defensor de Tebas.

La tragedia de Sófocles tiene un final: Antígona muere, se suicida, la novela de García Márquez, que nos lleva a través del pasado, donde ya se ve aquella magia entremezclada con la realidad, nos deja en suspenso… La lectura de ambas resulta una danza bella, un mirar en los paralelos literarios, un pensar en lo primero que dijimos: podría ser que la literatura solo es variación, repetición, matiz… y nada más.