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Corsés: Una controversial historia

Existen pocas prendas de ropa que guarden una polémica tan grande como lo hacen los corsés. La representación que estos han tenido en los medios lo han convertido en un objeto odiado por muchos, pero puede que está reputación no sea ni justa ni históricamente precisa.

Imagen de corsés. Fuente: https://esculpetucuerpo.com/fajas-reductoras/

Los corsés han aparecido en innumerables series y películas, en las que, casi de forma unánime, son mostrados como instrumentos de tortura, diseñados únicamente para reducir la cintura de las mujeres, al mismo tiempo que las impedía de respirar o realizar cualquier actividad física medianamente demandante, y, hasta en ocasiones, como los causantes de dramáticos desmayos.

Sin embargo, estas representaciones no han sido muy justas con los corsés. Es importante recordar que el objetivo inicial de esta prenda fue el de aportar un soporte para la espalda y los senos, pues cómo ya se sabe, los sostenes no existieron hasta inicios del siglo 20. Pero también es cierto que los corsés tenían como meta acomodar el cuerpo de sus portadores a las figuras que la moda de su época exigía, además de ayudar a cargar el peso de las enormes y pesadas faldas que se usaban.

Algo que la mayoría de los medios fracasa en reflejar es que los corsés no eran usados exclusivamente por mujeres de alta alcurnia, sino también por algunos hombres que buscaban esconder su sobrepeso y por mujeres de clase baja, las cuales debían usarlos mientras laboraban, cabe recordar que muchas veces estos trabajos podían ser físicamente demandantes.

Además, el haber usado esta prenda de forma tan apretada hubiera significado sin lugar a dudas que el material de estos se gaste y, por ende, la necesidad de conseguir uno nuevo, algo que las mujeres no podían permitirse, ni siquiera las de clases sociales altas.

Entonces queda en duda de donde proviene la idea detrás de los corsés como armas mortales difundido masivamente por los medios. Pues Sarah Woodyard afirma que esto se debe a un repentino movimiento surgido en el siglo 18, en que las mujeres fueron duramente criticadas por los hombres intelectuales de la época por usar corsés, sugiriendo que estos podían causar deformaciones peligrosas en los órganos y tildando a sus portadoras de superficiales y frívolas, muchos de ellos llegaron incluso a acusarlas de someterse a operaciones de extracción de costillas, algo que se comprobó ser falso.

La industria de los corsés fue uno de los pocos negocios dominados por mujeres, que ocupaban desde puestos administrativos hasta peones y, sospechosamente, la ridiculización de estas prendas aumento con los movimientos sufragistas, pues en la mayoría de los casos las criticas no estaban dirigidas directamente a los corsés sino a quienes los usaban. La realidad es que en ningún momento se pudieron comprobar estas acusaciones; sin embargo, un estudio realizado por Rebecca Gilbson llamado Effects of Long Term Corseting, llego a la conclusión de que, si bien los corsés provocaban una diminuta alteración en los órganos y músculos de sus portadores, estos estaban lejos de ser una amenaza para la calidad de sus vidas y que en ningún momento significaron una muerte temprana para ellos.

Es innegable que los corsés han recibido un tratamiento injusto en la actualidad que, sin embargo, no estaría completamente injustificado, pues tenemos como ejemplos más conocidos a Cathie Jung, quien gracias al uso de corsés tiene una cintura de 38 centímetros, además de las declaraciones de todas las actrices que sufrieron al usarlos. Aun así, es importante recordar que estos modelos no son representaciones exactas de las prendas originales y mucho menos de la forma en la que estos fueron usados.