De acuerdo con los datos proporcionados por el Ministerio de Educación, solo 42,132 personas con discapacidad están matriculadas en las distintas modalidades y niveles del sistema educativo nacional. Pese a que la legislación peruana establece que los colegios regulares deberían admitir o reservar al menos dos vacantes para los niños que tienen dificultades o discapacidades de todo tipo, según la Adecopa.
La educación es un derecho primordial y fundamental para todos. Sin embargo, en la realidad peruana, el goce del Derecho a la Educación para las personas con discapacidad se ve un tanto impedido debido a que los padres, en la mayoría de casos, no pueden acceder a matricular a sus hijos en los centros de educación que consideren como opción para el período escolar, ya que los centros de Educación Básica Regular (EBR) no los aceptan en el proceso de matrícula y tienen que optar por los centros de Educación Básica Especial.
La Educación inclusiva se caracteriza fundamentalmente por su voluntad de hacer posible una educación común e individualizada mediante la oferta de acciones plurales y diversas en un mismo marco escolar. El enfoque inclusivo reconoce y valora las diferencias individuales y las comprende como una fuente de enriquecimiento y de mejora de la calidad educativa.
La gerenta de la Asociación de Colegios Particulares Amigos (Adecopa), Susana Diaz, manifestó que, dada la legislación actual en el Perú, los colegios y sus autoridades tienen la responsabilidad de implementar estrategias, políticas, recursos y soportes para que la escuela, los maestros y los padres trabajen de manera conjunta en favor de estos niños. Sin embargo, esto no se ve reflejado en la realidad puesto que el 87.1% de niños, niñas y jóvenes con discapacidad en edad escolar se encontrar fuera del sistema educativo, según un informe de la Defensoría de Pueblo.
Es por ello que urge el cumplimiento de las normas establecidas puesto que el desarrollo de las escuelas con orientación inclusiva es el medio más efectivo para mejorar la eficiencia en los procesos educativos, pues favorecen la igualdad de oportunidades, fomentan la participación, solidaridad y cooperación entre los alumnos y se mejora la calidad de la enseñanza y la eficacia de todo el sistema educativo.