La caricatura en México tiene una tradición muy antigua y poderosa, se ha usado como propaganda e instrumento de crítica política y social. Con el uso de imágenes y palabras, hechos y ficción ofrece a espectadores y lectores una opinión.
Existen lugares donde se cuenta, observa y trata de entender la vida de un país a través de la caricatura y su historia. Uno de ellos es el museo de la caricatura en México que reseña de manera gráfica la historia burlándose con momentos políticos, económicos, efemérides, futbol o la farándula. Además, el museo se encarga de preservar, resguardar y difundir las obras realizadas, así como mostrar datos biográficos de sus autores.
Cuenta con un valioso acervo de obras artísticas que forman parte de una exposición permanente donde se exhibe desde la primera caricatura realizada en México, hace más de 170 años, hasta aquellas que dan cuenta del paso del tiempo.
La caricatura en el México Independiente 1826-1867
En 1826 el italiano Claudio Linati introduce la litografía al país, imprime el periódico El Iris, donde se publica la primera caricatura con el título La Tirana, después surgen publicaciones cuya herramienta principal es la sátira caricaturesca: Don Bulle (1847) con caricaturas del primer grabador que firma sus trabajos; Gabriel Vicente Gahona “Picheta”. Años después Porfirio Díaz, presidente en 1876 muestra su intolerancia hacia la crítica y obliga la desaparición del periódico El Ahuizote lo que marcó el fin del periodo en que consolidó la caricatura mexicana.
Otro lugar es el Museo del Estanquillo, fundado en 2006, alberga la colección del escritor Carlos Monsiváis (1939–2009). La muestra principal se compone por más de 400 piezas donadas por él mismo. La gran mayoría de éstas son representativas de la vida de la ciudad de México y de la identidad de sus habitantes.
Aquí mismo fue otorgado el Premio a la Trayectoria de Caricatura Gabriel Vargas 2020 por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y el Museo del Estanquillo Colecciones Carlos Monsiváis a Gonzalo Rocha González Pacheco “Rocha”, en reconocimiento a su labor de cuatro décadas como caricaturista político. El artista tuvo gran influencia de los caricaturistas Abel Quezada, Rogelio Naranjo y Helio Flores, y de Eduardo del Río “Rius” con el mundo que creó en sus historietas.
De acuerdo a mugs noticias: “Se eligió a Gonzalo Rocha por su amplia y destacada trayectoria que, durante más de 30 años, ha contribuido de manera muy importante a la libertad de expresión y a la crítica política, ilustrando temas mediáticos a través de su estilo singular y ácido sentido del humor”.
La caricatura política como arma comunicativa
También, los artistas ven su trabajo como un arma contra los abusos de poder ridiculizando a los implicados. El resultado a veces es divertido y otras, sorprendente. Los caricaturistas utilizan metáforas y referencias culturales conocidas ya que no es una forma directa de comunicación. Para entender una caricatura debemos tener un conocimiento previo del acontecimiento, sin embargo, cada persona interpreta de diferente manera.
Las caricaturas políticas son armas para la comunicación donde se cruzan el periodismo y la cultura popular. Con el uso de imágenes y palabras, hechos y ficción, las caricaturas políticas ofrecen a los lectores y espectadores una opinión, además cumplen funciones sociales.