La decimocuarta película de David Fincher ha sido considerada por muchos como una de las mejores películas del 2020 y no es para menos. Este film construído sobre el guion de Jack Fincher y protagonizado por un inmenso Gary Oldman, nos narra el proceso de creación del guion de «Ciudadano Kane», película de 1941 muy conocida por todo cinéfilo.
La película retrata la
manera de hacer cine en la década de los 30, el Hollywood del star system, los
magnates de los estudios y sus vínculos políticos, desde la perspectiva de un
degradado Herman «Mank» Mankiewicz, interpretado por Oldman. Quien,
en sus tiempos de convalecencia luego de un accidente automovilístico, es
invitado por Orson Welles a ser parte del proceso de creación de su ópera
prima: “El Ciudadano Kane”
Desde los créditos iniciales notamos cómo Fincher
propone una estética muy parecida a las películas de la época. Este estilo
visual no solo queda en los créditos, sino que también se deja ver en la
música, la montaje, el B/N, incluso el diseño de producción. Sin embargo,
también se hace presente la marcada puesta en escena de Fincher y
particularidades arbitrarias como son los rótulos de guion que aparecen en
pantalla.
Esta es una pelicula sin héroes ni redención,
plagada de personajes ácidos y matizados, un film que va más allá de ser una
reivindicación del guionista o un homenaje a «El Ciudadano Kane»,
sino que denota los ambientes de corrupción, colusión, aprovechamiento y cómo
estos círculos de poder pueden manipular todo a su alrdedor.
Cabe señalar que esta no es la primera vez que se habla sobre la autoría de Mankiewicz y se cuestiona el poder casi absoluto de Welles. En el año 1999, “RKO 281”, cinta dirigida por Benjamin Ross, ponía sobre la mesa de manera mucho más directa, aunque con menos calidad técnica, la autoría de Mankiewicz sobre el guion de la primera obra de Wells. Esta crítica directa desmintió la autoría de Welles sobre el guion y revalorizó completamente al desconocido guionista.
A pesar de que el nombre Herman Mankiewicz sea menos conocido que el de Orson Welles, queda plasmado en la historia, ya que “Mank” fue ganador del Óscar a Mejor guion original (el único que ganó la cinta) en los premios de la Academia de ese año. Este fue el último escupitajo de veneno que dejó la carrera del guionista sobre Welles y sobre la historia del cine.