Según el «Global E-Waste Monitor 2020” de las Naciones Unidas, durante el 2019 se produjo 53,6 millones de toneladas de residuos electrónicos en todo el mundo, siendo dos toneladas más que en 2018 y nueve más que en 2014, significando que cada persona en el mundo generó 7,3 kilos de desechos electrónicos de media durante el 2019.
Como puede leerse, dicha tendencia esta al alza, pues la cantidad de residuos electrónicos ha ido aumentando con el paso de los años y las predicciones de la ONU es que para el 2030 se generaran 74,7 millones de toneladas de residuos electrónicos a nivel mundial, siendo Asia el continente que más residuos genera, seguido de América y Europa. En Perú, durante el 2020 el nivel de e-waste superó las 210 mil toneladas métricas, ubicándolo como el sexto mayor generador de residuos electrónicos en América Latina y el Caribe.
Ante dicha contaminación tecnológica desmedida surge el reciclaje tecnológico como alternativa de buenas prácticas para reutilizar materiales dentro de dispositivos tecnológicos, buscando así reducir el impacto ambiental que causa el uso que se les da a los aparatos electrónicos y aumenta su uso, esta alternativa busca expandirse pues el porcentaje de e-waste que se recicla de forma adecuada es de solo 17,4%.
Así mismo el reciclaje electrónico nos permite recuperar elementos (plástico vidrio, y metales) para que estos vuelvan al ciclo productivo, reduciendo la extracción de materias primas, lo que permite cuidar y preservar los recursos naturales y reduciendo la contaminación del aire, el agua y el suelo; mientras que en los factores sociales previenen los riesgos en la salud de las personas, pues evita que materiales tóxicos vayan a su organismo.
Es por ello que las computadoras, teléfonos móviles y paneles solares son los desechos electrónicos más comunes; la composición de estos equipos suele ser de un 72% de materiales reciclables como vidrios, plásticos, metales ferrosos y preciosos, un 25% de materiales reutilizables entre como motores, fuentes, cables, lectoras e imanes, mientras que un 3% es de residuos peligrosos como tubos de rayos catódicos, gases de refrigeración o PCB.
Un ejemplo de reciclaje electrónico muy común en estos tiempos es de los celulares que se reciclan a través de tratamientos mecánicos donde se recuperan metales valiosos como aluminio, hierro, cobre, plomo, oro y plata. Del cargador se recicla el 100% y del teléfono, el 97%, salvo las baterías, que se separan y son enviadas a una planta de tratamiento o se almacenan en un depósito de seguridad.
Sin embargo, aunque equipos como impresoras láser, módems, impresoras láser, faxes, DVDs, equipos de música y entre otros pueden reciclarse, hay aparatos tecnológicos que no reciclables, entre ellos encontramos a los electrodomésticos, fotocopiadoras, baterías sueltas lámparas, cartuchos tóner sueltos o equipos con vidrios rotos, debido a su alto contenido de residuo peligroso o porque sus piezas suelen estar demasiado dañadas, quedando completamente inservibles.
Es por ello que para darse un correcto tratamiento de reciclado tecnológicos se deberá tener en cuenta los siguientes pasos:
- Pesar el material completo.
- Clasificar por tipo y se retiran componentes contaminantes.
- Procesar el material en un sistema industrial donde se dan complejas técnicas de concentración y separación recuperan materias primas y secundarias para reincorporarlas al sistema productivo.