Final de la Copa de Europa. El Atlético Madrid gana 1 a 0. En el banco, un argentino dirige al conjunto colchonero. Al frente, un equipo de vestido de blanco se vuelca al ataque en busca del empate. Último minuto: un central rubio de camiseta blanca remata al arco, el arquero del ‘Atleti’ se estira todo lo posible hacia su palo derecho, pero nada puede hacer. 1 a 1 y se derrumban los sueños de ser campeones por primera vez.
No, no es la final de Champions League del 2014. Esa vez, quizás, fue un déjà vu de lo que había ocurrido 40 años antes. Aquella ocasión, los de blanco eran los del Bayern Múnich vistiendo su camiseta alterna, el técnico argentino era el ‘Toto’ Lorenzo, el gol lo marcaba un defensor llamado Hans-Georg Schwarzenbeck y el arquero que no llegó a atajar el balón era Miguel Reina: el protagonista de la leyenda.
Quizás para los más jóvenes el apellido Reina en el arco les suene a ‘Pepe’, tercer arquero de la España campeona del mundo y conocido por su trayectoria fuera de su país natal. Sin embargo, su padre Miguel Reina es quien sí marcó historia dentro de los clubes españoles, disputando 17 temporadas de la liga y ganando 2 veces el Trofeo Zamora como portero menos batido de España.
Reina surgió de las divisiones menores del Córdoba y fue allí donde debutó en la Primera División española. Luego pasaría a formar parte de las filas del Barcelona por 7 temporadas y, finalmente, en la temporada 1973-74 llegaría al Atlético de Madrid, donde colaboraría para que los colchoneros puedan soñar por primera vez con alzar la Orejona.
En su primer año quedó subcampeón de la liga española. Al año siguiente jugaría la Copa de Campeones de Europa y en los 8 partidos que le tomó llegar a la final, a Reina solo le habían encajado dos goles. El ‘Atleti’ quizás no era un club plagado de estrellas, pero tenía en su plantel a jugadores como Javier Irureta, José Eulogio Gárate y Luis Aragonés, conocido en ese entonces como ‘Zapatazo’ por sus exquisitos remates de tiro libre. En tiempos modernos, este crack sería destacado por ser quien cambió el destino del fútbol español.
El rival de aquel partido decisivo serían los bávaros, que tenían en su equipo a la columna vertebral de la Alemania Federal que saldría campeona mundial al año siguiente. Sin embargo, ni Franz Beckenbauer, ni Paul Breitner, ni Gerd Müller, ni Uli Hoeness serían los encargados de desinflar las esperanzas del Atlético Madrid, sino Hans-Georg Schwarzenbeck sería quien pondría su sello en aquella final.
Las cosas iban empatadas a cero hasta el minuto 116, cuando una falta cerca del área alemana sería la oportunidad perfecta para que ‘Zapatazo’ nos demuestre el porqué de su apodo. Aragonés firmaría el 1 a 0 bávaro y los colchoneros saborearían la victoria. No obstante, lo que pasaría en ese minuto 119 sería conocido para la eternidad como ‘los guantes de reina’: una historia narrada por el mismo ‘Toto’ Lorenzo en una entrevista por la revista “El Gráfico”.
“No me hagan acordar. Lo que hizo Reina, el arquero, no tiene perdón. Nos pusimos 1-0 a minutos del final. Faltando uno, tuvimos un tiro libre a favor, lo pateó Gárate y le salió una masita a las manos de Maier. Este sacó fuerte con el pie y ‘Cacho’ Heredia la mandó afuera. Vino el lateral, la tomó Beckenbauer y se la dio a un tal Schwarzenbeck, un zaguero que era muy torpe. Tanto es así que no supo qué hacer y se sacó la pelota de encima pateando al arco. Un tirito. ¿Saben lo que estaba haciendo Reina? Dándole los guantes de recuerdo al fotógrafo de ‘Marca’. Por supuesto, fue gol. Nos agarró una desesperación terrible. Vicente Calderón, el presidente, casi se nos muere en el camarín. Salimos 1-1 y había que jugar un desempate a las 48 horas. A Reina no lo encontrábamos por ningún lado. Estaba refugiado en el vestuario del árbitro. Después apareció y me pidió la revancha. Se la di, pero no nos acompañó la suerte. El Bayern nos bailó y nos ganó 4-0”, contó Lorenzo.
¿Mito o verdad? El relato solo se encuentra en ese pequeño fragmento de entrevista y Lorenzo ya no está entre nosotros para confirmarlo. Por su parte, los jugadores españoles de aquellos años no se han tomado la molestia en confirmarlo ni negarlo. Mientras las precarias imágenes de aquel encuentro no son suficientes para probar lo ocurrido.
Para alegría de los españoles, el Bayern Múnich renunciaría a su derecho a disputar la Copa Intercontinental de ese año y sería el Atlético Madrid el que enfrentaría al rey de América, Independiente de Avellaneda. Un 2 a 1 global coronaría a los ‘colchoneros’ como el primer campeón del mundo sin haber ganado el máximo tornero en su respectiva confederación.
Historias como estas serían difícilmente ignoradas por las miles de cámaras que rodean un estadio de fútbol en esta época, desde las televisivas hasta la de los espectadores. En aquel entonces solo nos alcanzó para ver la clase de Aragonés para pegarle a la pelota parada y para ser testigos del brote de calidad de Schwarzenbeck, dejándonos a todos hambrientos de saber qué pasó con los guantes de Reina.
Foto: Marca.com