El 1 de julio de 1995, se escucharon, por primera vez en Lima, las voces de quienes se cansaron de vivir en silencio; aunque inicialmente fueron 16, con el pasar de las horas sumaron aproximadamente 26, un número bastante reducido, pero fueron estas personas las que representaron a toda una comunidad que había sido discriminada y violentada por años y que, ahora, había decidido salir a las calles para luchar por la igualdad. Fue el primer paso, en la historia del Perú, para lo que años después conoceríamos como la Marcha del Orgullo LGTB+.
Aquella tarde un pequeño grupo de personas, dirigidas por el MHOL (Movimiento Homosexual de Lima), llevaron pancartas en las manos mientras caminaba por el parque Kennedy de Miraflores, este lugar no fue escogido al azar, según sus organizadores indican, Miraflores era el único distrito seguro en el que “las tanquetas policiales no los iban a poder aplastar”. En el plantón, se encontraba Manuel Forno, fundador del MHOL, quien sostenía un cartel celeste en el que se podía leer: “Estamos aquí y queremos igualdad”, a su lado se encontraba Lucía Ueda, integrante de la comunidad, quien visibilizaba al colectivo con estas palabras: “Estamos en todas partes”.
A pesar de que la marcha era una muestra de valentía, ya que, en aquellos años más que ahora, ser homosexual era motivo suficiente para ser rechazado por la sociedad; parte de los manifestantes usaban antifaces porque tenían miedo a ser reconocidos por sus familiares, además, temían que la reacción de la gente y las autoridades sea violenta y peligrosa.
Ángela Benavides, activista lesbiana que participó en el plantón cuando tenía aproximadamente 20 años, menciona: “Por el lado del cine Pacífico, frente a nosotras, había chicos y chicas de nuestra comunidad, pero estaban ocultas, solo mirando”, también recuerda claramente que muchas personas se burlaban, las señalaban y las miraban con desprecio.
Manuel Forno también fue testigo de aquel rechazo, en su memoria se mantiene vivo el recuerdo de uno de los momentos en los que sintió en carne viva la discriminación por ser homosexual. «Dos o tres que pasaron con carro nos gritaron: ‘¡Maricones de mierda!’ Otros miraban como diciendo: ‘Se salieron los enfermos’», sostuvo.
Los representantes de la comunidad se mantuvieron de pie aquel sábado en el parque Kennedy durante 3 horas, logrando ganar la batalla contra la policía, quien se hizo presente para intentar detener el plantón. “Intentaron detenernos, pero no pudieron porque teníamos permiso de la Municipalidad de Miraflores”, menciona Carloandré Céspedes, quien también participó en la protesta de 1995.
La marcha se realizó al siguiente año, pero ya no eran solo 26 personas, ahora eran más las que dejaban sus miedos atrás y decidían luchar. La cantidad de gente que se sumaba a la marcha cada año era una señal de que, en el Perú, el miedo estaba dejando de dominar y ahora eran ellos, la comunidad LGTB+, quienes decidían alzar sus voces en conjunto para decir: “Aquí estamos y no vamos a parar hasta que se reconozca que somos iguales a los demás”.
Declaraciones y entrevistas: http://utero.pe/2019/06/29/a-50-anos-de-la-marcha-lgtb-recordamos-el-primer-planton-en-el-peru/
