Las marchas de la generación del bicentenario: Un suceso que no se debe olvidar
La indignación de miles de peruanos se reflejó en una renuncia presidencial.
El pasado martes 10 de noviembre de 2020, mediante la resolución N°001-2020-2021-CR, el pleno del congreso declaró la permanente incapacidad moral del entonces presidente Martín Vizcarra y, por consiguiente, su destitución del cargo como máxima figura del estado peruano. Esto hecho ya se veía venir, pues anteriormente, el hoy expresidente de la república, enfrentó una moción similar en noviembre del mismo año que no llegó a concretarse entonces. Ambas iniciativas venían siendo promovidas tras acusaciones sobre corrupción mientras él ejercía de gobernador de Moquegua que fueron abiertas en varias oportunidades durante aquel gobierno. Tras la vacancia Martín Vizcarra y la renuncia, meses antes, de Mercedes Aráoz a la vicepresidencia de la república, la toma del poder recae sobre el presidente del congreso Manuel Merino.
Estos hechos se llevaron a cabo como la continuación de una grave crisis política que no veía cuando acabar, sumados a la grave crisis económica y social del año 2020 y la pandemia del coronavirus; generó un descontento generalizado en la población. Es así que, la decisión de los parlamentarios causó una indignación entre miles de peruanos que esa misma noche se congregaron en las calles de Lima para manifestar su rechazo.
Será en este punto donde se desarrolla uno de los ejemplos más evidentes del gran poder que cumplen las redes sociales hoy en día. Pues, haciendo uso de ellas diversos colectivos convocados por un mismo tema en común, tomaron las calles con sus similares y alzaron su voz de protesta durante esa aquella semana de noviembre.
Con frases como “Merino no es presidente” o “amo mi Perú me avergüenzan los que gobiernan”, miles de personas hicieron uso de la expresión de su opinión pública a través de protestas, bloqueos de autopistas en zonas limeñas y vigilias a exteriores de la casa parlamentaria durante varios días. Lo sorprendente de este caso fue la cantidad de personas congregadas durante todas esas jornadas, pues el sentimiento de colectividad de los asistentes fue notable y esto no hacía otra cosa más que acrecentarse con los días.
Aquella sensación de contagio entre los grupos asistentes los llevó a hacerle frente, con una temeridad sorprendente, a los efectivos del orden que custodiaban los alrededores del Centro histórico de Lima aquellos días. Lastimosamente, el resultado de aquellos días de tensión fueron dos víctimas mortales por el lado de los protestantes. Por un lado, un joven de veintidós años llegó sin vida al hospital Guillermo Almenara producto de heridas provocadas por impactos de un arma de fuego. La segunda víctima fue otro joven de veinticuatro años que ingresó al hospital de Grau con heridas en el pecho y cabeza a causa de los impactos de las mismas armas.Posterior a estos fatídicos eventos, el entonces nuevo presidente Manuel Merino, presentaría ese mismo domingo, durante un mensaje a la nación en horas de la tarde, su renuncia irrevocable a su cargo como figura máxima de la nación, durando así solo seis días en el poder. Una vez cumplido este propósito, pasaron apenas unas pocas semanas para que aquel grupo denominado “generación del bicentenario” sea un recuerdo de lo que fueron algunas vez masas pasajeras congregadas por un tema en particular.