¿Realmente la vida digital contamina menos?
Aunque la digitalidad fue señalada en un principio como una opción amigable con el medio ambiente, lo cierto es que, a medida que su uso es más frecuente, este se vuelve perjudicial para el ecosistema.
A principios de marzo del año pasado, la NASA y la Agencia Espacial Europea publicaron imágenes satelitales de China, en donde se muestra la disminución de la contaminación atmosférica durante el confinamiento por la crisis sanitaria.
En consecuencia a lo anterior, distintos medios señalaron los beneficios de la cuarentena, y la reducción del consumo de combustibles fósiles. Sin embargo, no mencionaron la contraparte a esto: el excesivo incremento del uso del internet.
El internet está presente en la mayoría de nuestras actividades, sobre todo durante el confinamiento, y este es el que ha impulsado el incremento de la contaminación digital. Pero, para tener una idea más clara sobre cómo se produce la contaminación digital, se debe mencionar los medios por los que se da.
Almacenamiento de datos
Si bien tenemos una idea del internet como un servicio intangible, este presenta una parte material desde la cual se gestiona la información: los centros de datos. Los centros de almacenamiento de datos son los corazones del internet, y también un productor del más del 2% de CO2 que hay en el mundo.
Según un informe de la ONG Greenpeace, el CO2 que produce el mundo digital es superior al del transporte aéreo. Además, The Guardian reveló que las cifras exactas de la emisión de gases invernaderos por el medio digital es de 300 millones de toneladas al año.
Estas cifras se suman al de la creciente utilización de energía eléctrica para la refrigeración de los datos en la nube. Aunque un usuario en particular no presente mayor impacto en la contaminación digital, la cantidad excesiva de estos y el uso desproporcionado del internet contribuyen a la producción desmesurada de agentes contaminantes.
E-mails y redes sociales
Las actividades en redes sociales son una de las más perjudiciales al medio ambiente. Se calcula que la reproducción de videos en línea equivale al 1% de las emisiones de gas de efecto invernadero. Del mismo modo, subir fotos a Instagram, enviar mensajes por Whatsapp o realizar una publicación por Facebook también tiene repercusiones en el ecosistema.
Incluso el uso del correo electrónico es perjudicial en grandes escalas. Según Greenpeace, un e-mail con un archivo adjunto es equivalente en el desgaste energético de dejar una bombilla encendida durante una hora. Teniendo en cuenta que actualmente los e-mails son en su mayoría usados para el traslado de archivos, el resultado en conjunto es alarmante.
Las plataformas de streaming
Los servicios de streaming se encuentran liderando la lista de plataformas digitales más contaminantes, muy por arriba de las redes sociales. Los informes de Greenpeace indican que un 34% de los daños del mundo digital al medio ambiente pertenecen al uso de estas plataformas.
Por su parte, la revista Rolling Stone publicó un artículo en donde señala cómo la aparición de plataformas musicales de streaming fueron las detonadoras de la producción excesiva de gases de efecto invernadero. La producción de los gases oscila anualmente entre los 200 y 350 millones de kilogramos.
Por otro lado, Shift Project, ONG francesa, declaró, que las plataformas de películas como Netflix, Amazon Prime y Hulu son otro gran peligro para el medio ambiente. El informe de la ONG indicó que media hora viendo Netflix genera las mismas emisiones que conducir durante 6 kilómetros.
Desechos tecnológicos
Los aparatos electrónicos se encuentran en constante actualización. Celulares, laptops, computadoras; todos ellos se fabrican cada año, adquiriendo nuevas características o funciones. Sin embargo, la fabricación de los productos y el desecho de los modelos pasados, le pasó factura al ecosistema.
Tan solo para fabricar una computadora se necesitan 240 kilos de combustible fósil, 22 kilos de productos químicos y 1,5 toneladas de agua. Si de por sí los implementos en la elaboración de los aparatos tecnológicos son contaminantes, el desecho de estos es aún más perjudicial.
El Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (PNUMA) calculó cerca de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos al año. Entre ellos se encuentran metales tóxicos como el mercurio, plomo o arsénico, los cuales son nocivos tanto para el ser humano como para el medio ambiente.
¿Qúe podemos hacer?
Empresas como Google, Apple y Facebook han tomado las medidas respectivas, incrementando el uso de energías ‘limpias’ o renovables. Sin embargo, Shift Project aconseja a cada usuario ser responsable con el consumo virtual.
Si bien el confinamiento nos ha obligado a realizar la mayoría de nuestras actividades de forma virtual, aún es posible regularlas y, de este modo, reducir el impacto negativo en la naturaleza.
Estas son alguna de las prácticas que puedes realizar para disminuir la contaminación digital:
- Al usar plataformas de streaming, asegurarse de estar conectado a una red de fibra óptica. No utilizar los datos móviles.
- Limpiar la bandeja de entrada del correo electrónico.
- Gestionar el tiempo de uso de las redes sociales.
- No cambiar de equipos electrónicos frecuentemente. Tener en cuenta el periodo de durabilidad y donar los dispositivos que estén en buen estado..
- Tratar de utilizar webs ecológicas o que presenten beneficios al medio ambiente. Un ejemplo sería el buscador web ‘Ecosia’.
La aparición de la digitalidad ha traído innumerables beneficios a la vida cotidiana. Es responsabilidad tanto de las empresas como de los usuarios ser responsables con su uso, para poder aprovecharlas sin perjuicio alguno.