El método Bullet Journal ha generado una nueva industria que día a día se establece más alrededor del mundo. La práctica del journaling se ha vuelto una opción atractiva y tentadora en cuanto a métodos de organización. Cada día más jóvenes se interesan por este método y sus beneficios, creativos y reflexivos. Esto se debe a que renueva la idea clásica de las agendas físicas permitiendo la personalización de estas.
Este método nació gracias al ingenio de Ryder Carroll, creador del Bullet Journal (BuJo). Un método de originalmente tenía la finalidad de ayudarlo a controlar su trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Carroll comenta en un artículo para Human Parts lo siguiente: “Mi práctica de BuJo me ayuda a aterrizar, en lugar de permitir que esta carga rebote interminablemente en mi mente”.
El desarrollo de este método consiste en el uso de un código que permita mantener un orden dentro de la agenda. Su creador plantea un código de puntos, rayas y flechas para indicar que actividades debemos hacer, posponer, completar o eliminar. Si bien este código es simple y útil, al día de hoy se encuentran diversas variaciones realizadas por los usuarios, todo ello con la finalidad de satisfacer sus necesidades.
Con este método se busca ayudar a amortiguar la carga de datos que adquirimos diariamente. Poco a poco, los usuarios aprender a gestionar su tiempo, actividades, obligaciones y energía. Sin embargo, la organización de las diferentes áreas de nuestra vida no el lo único que nos aporta este sistema. El journaling promueve la reflexión dentro de las páginas de nuestro BuJo permitiéndonos deshacernos de los innecesario para enfocarnos en lo significativo.
En conclusión, el sistema Bullet Journal ha adquirido fama por los beneficios creativos y de organización que otorga a sus usuarios, sin descuidar la parte reflexiva y de autocontrol. Estas prácticas contribuyen a realizarnos con seres humanos más centrados, responsables e innovadores.