Este miércoles 6 de enero cientos de protestantes ingresaron por la fuerza a la sede del Congreso de los Estados Unidos, el Capitolio, en donde se realizaba la certificación de los votos de las elecciones de noviembre, legitimando la victoria de Joe Biden.
El hecho ocurrió luego de que en reiteradas ocasiones Trump afirmara (sin prueba alguna) la existencia de un supuesto fraude en favor de su rival electoral, Joe Biden. Además, horas antes del ataque, Trump participó de un mitin en el que urgió a sus seguidores a “luchar” y detener lo que calificó como un “robo” de las elecciones. Luego de los disturbios, sin embargo, el presidente pidió a los causantes que retornaran a sus hogares, no sin dejar de insistir en el presunto fraude.
Joe Biden por su parte, calificó de insurrección el asalto y demandó que el presidente apareciera en televisión nacional para instar al fin de esta toma del capitolio. A su reproche hacia los manifestantes, se unieron dirigentes internacionales como Angela Merkel, canciller alemana; Fank-Walter Syeinmeier, presidente de Alemania, Boris Johnson, primer ministro británico; y Emmanuel Macron, presidente de Francia.
Una vez que los protestantes fueron retirados, el Congreso reinició la sesión. Poco después, Trump twitteó un video en el que hablaba a sus seguidores calificándolos de “grandes patriotas” y “reafirmando” su teoría de fraude, lo que ocasionó que Twitter retirara el video y bloqueara por 12 horas su cuenta. En total se llevaron a cabo 52 arrestos. Por ahora la policía hace cumplir un toque de queda por 14 días de 6 pm a 6 am y se han desplegado 1 000 tropas de la Guardia Nacional.