A pesar de ser espacios ilegales y focos infecciosos para todos los limeños, no hay control ni fiscalización para cerrarlos
Julio Ramón Ribeyro, en Los Gallinazos sin Plumas, narraba la historia de Efraín y Enrique, dos niños que tenían que buscar basura en un muladar de Lima. Más de 60 años después, la historia podría estar repitiéndose en uno de los 48 botaderos de basura que, según datos del 2002 de la Supervisión Municipal de Servicios de Limpieza, operan a cielo abierto en la ciudad poniendo en riesgo la salud de los limeños. Sin embargo, según la ONG Ciudad Sostenible, podría haber más. ¿Qué han hecho las autoridades competentes para cerrar estos espacios ilegales?
Fiscalización solo en el papel
Según lo dispuesto en nuestra legislación, los gobiernos locales son responsables de la gestión de residuos sólidos de origen domiciliario, comercial y de aquellas actividades que generen residuos similares a éstos en todo el ámbito de su jurisdicción. Es decir, la Municipalidad Metropolitana de Lima tiene facultades fiscalizadoras y sancionadoras para cerrar los botaderos. ¿La gestión edil de Jorge Muñoz lo ha hecho? Según el ex regidor de la Municipalidad de Lima, Moisés Rojas, a la fecha no se ha realizado fiscalización y se ha avanzado muy poco.
“A pesar del DL 1278, siguen habiendo botaderos en el Rímac, en el Cercado de Lima, en las riberas de los ríos, sin ningún tipo de fiscalización” manifestó el ex regidor.
¿Hubo algún lineamiento de la misma Municipalidad respecto a la gestión de residuos sólidos? Aquí hay un punto importante: El 2014, la administración de Susana Villarán elaboró un Plan Integral de Gestión Ambiental de Residuos Sólidos (PIGARS Lima). Demás está decir que la elaboración de este instrumento fue financiada por todos los limeños. ¿Qué se hizo con él? Según el ingeniero Alberto Huiman de la ONG Ciudad Sostenible, la gestión del ex alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, “metió el documento al fondo del cajón”.
“No se ha cerrado los botaderos, siguen ahí. Nadie está controlando las riberas de los ríos. ¿Qué asistencia técnica das a las municipalidades distritales para que sepan manejar el tema? La administración de Castañeda archivó el PIGARS, no lo implementó, no hizo nada”, manifestó Alberto Huiman para esta nota.
Para Karin Díaz, ex presidenta de la comisión de medio ambiente de la Municipalidad de Lima, no se ha abordado el tema de los botaderos porque “no estuvo en los planes de acción de la subgerencia de Gestión Ambiental”.
“A través de la Comisión (el 2016) se pudo canalizar y hacer que se cumplan las ordenanzas. Se fue a inspeccionar en diversas zonas, se notificó para que se puedan levantar estos espacios. Así se hizo. Pero en el tema de los botaderos no había mayor información, no hubo interés en abordarlo por parte de la subgerencia” refirió Díaz.
Vale recalcar que no sólo hay ausencia de fiscalización respecto a los botaderos, sino que tampoco se conoce la dimensión real del problema. Las cifras oficiales son del 2002. Para el ingeniero Alberto Huiman, actualmente hay solo 22 identificados y ocho son grandes. “Nadie, ni quiera OEFA ha ido distrito por distrito a ver la cantidad de botaderos”, afirmó
Cuando la solución también es un problema
La opción formal a los botaderos son los rellenos sanitarios. De hecho, el DL. 1278, promulgado el 2016, da la opción a que un botadero se pueda convertir en un relleno sanitario. ¿Las municipalidades tomarían esta opción? Alberto Huiman de la ONG Ciudad Sostenible opina que no.
“En el proceso de constituir un relleno sanitario demoras como mínimo 3 años entre armar el proyecto, conseguir el financiamiento y ejecutar. Los alcaldes prefieren destinar su presupuesto a hacer obras que sus electores puedan ver. No invierten en gestión de residuos sólidos”, afirmó
Así mismo, manifestó que las multas que les pondría la OEFA, no cambiarían nada. “La OEFA multa, pero ¿dónde botas los residuos de tu distrito? Fácil, abres otro botadero”
En el caso de Lima, se cuenta actualmente con 2 rellenos sanitarios: Portillo Grande y Zapallal. Pero, según advierte Karin Díaz, en los próximos años solo nos quedaríamos con uno, lo cual haría colapsar el sistema de confinamiento de residuos sólidos.
“En las últimas bases de concurso público para la concesión ya no está Portillo Grande argumentando que la Municipalidad no tiene la titularidad de este predio. Las bases dicen que no tenemos titularidad a pesar de que no hay ninguna demanda judicial de ese tipo”, explicó. Manifestó además que solo para Lima Cercado se necesitaría como mínimo un relleno sanitario más.
Siguiendo la lógica que plantea este escenario, la falta de rellenos sanitarios para Lima hará que, por necesidad, los botaderos se incrementen de manera exponencial. ¿La resignación será el camino? Mientras tanto nuestra ciudad seguirá siendo el escenario de los gallinazos sin plumas.