Desde finales del siglo XX hasta la actualidad ha perdurado un debate acerca de la naturaleza de la comunicación: su concepción como ciencia o disciplina. Partiendo desde las universidades que dictan la carrera bajo el rótulo Ciencias de la Comunicación, no obstante, otras la denominan Comunicación Social. Al carecer de objeto de estudio específico y método científico surge el escepticismo de considerarla como tal. Sin embargo, la comunicación es un fenómeno transdisciplinar que para su desarrollo se provee de otras ciencias bajo el mismo objetivo epistemológico: elaborar enunciados verdaderos y universales que expliquen interrogantes de manera clara.
Esta serie de desajustes se deben a la naciente comunicación como ciencia, dado que entendida como un proceso antecede las ciencias, incluso la filosofía, madre de estas. Por ser un nuevo campo de investigación, es necesario seguir impulsando nuevos estudios que absuelvan cada vacío teórico.
Asimismo, la comunicación es una ciencia incipiente, donde los medios de comunicación benefician el desarrollo y progreso de una región. Tomando como referencia el campo de estudio del departamento de Pasco, una de las zonas más marginadas del Perú, lo cual se evidencia en el ámbito económico, político y social.
La aparición de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana ha innovado la propuesta informativa del medio. En aras de buscar la integración digital, esta corriente comenzó a desarrollarse hasta el punto de llegar a una gran revolución tecnológica que se manifiesta en nuestros días. En efecto, estas nuevas herramientas marcan la pauta del desarrollo de las comunicaciones, que incluyen –por ejemplo- periódicos digitales, blogs, comunicación interpersonal con personas de distintas partes del mundo, entre otros. Su presencia resulta importante y necesaria en todos los lugares y niveles, ya que vivimos en un mundo interconectado.
No obstante, uno de los grandes problemas en relación con la conectividad es, justamente, la brecha de acceso entre las personas. Esta tendencia es más notoria es países subdesarrollados, especialmente en África, Asia y parte de América Latina. De hecho, el Perú no es la excepción. Si bien sus indicadores han demostrado un ligero ascenso a la conexión interactiva en los últimos años, todavía casi la mitad de la población no puede acceder a ella. Existen factores que pueden explicar este desbalance, desde económicos hasta geográficos. Sin embargo, la demanda de Internet es algo palpable en la actualidad y el objetivo es tratar de que sus redes lleguen a conectar a la mayor cantidad posible de gente.