¿Cómo está afectando la sobreexposición de tecnología a las nuevas generaciones?
A lo largo de la última década la población mundial ha normalizado el uso del internet, aproximadamente un cuarto de los 6.800 millones de habitantes tienen acceso y el 86% puede conectarse a las redes de comunicaciones del mundo a través de aparatos móviles.[1] Según diversos autores los estímulos digitales han generado diferencias abismales entre generación y generación.
El término nativos digitales fue creado por el escritor y conferenciante sobre educación Marc Prensky en su ensayo Nativos e inmigrantes digitales. La diferencia entre los dos términos que el título del ensayo propone es que nativos son quienes nacieron usando la tecnología e inmigrante quien asimiló su uso a través del tiempo. Al igual que en todos los aspectos de la vida, un individuo no nace sabiendo, es decir, independientemente de si nació en un contexto acaparado por la tecnología es necesario que aprenda cómo es que funciona.
A través de aproximaciones basadas en estudios, Prensky afirma lo siguiente: “Más de 10.000 h invertidas en videojuegos; más de 200.000 mensajes de correo electrónico gestionados –tanto recibidos como enviados instantáneamente-; más de 10.000 h empleadas hablando por el teléfono móvil” para caracterizar y estimar el grado de exposición que tienen las nuevas generaciones a la tecnología. No basta solo dispositivos electrónicos o la internet al alcance de la mano, “ciertos tipos de estimulación modifican las estructuras cerebrales y afectan a la forma en que las personas piensan” sostiene el escritor.
El neurocientifico Michel Desmurget ha profundizado también acerca del tema en su libro La fábrica de cretinos digitales. Para él los dispositivos digitales y la proliferación desmesurada de tecnologías está generando un daño en el desarrollo neuronal de los niños.
Desmurget asegura en una entrevista con BBC Mundo que el llamado “efecto Flynn”, constante de aumento del coeficiente intelectual de generación en generación, ha comenzado a invertirse en varios países como Francia, Holanda, Finlandia, Noruega y Dinamarca producto del excesivo uso que los niños y jóvenes dan a la tecnología. El efecto se ha revertido producto de una “disminución en la calidad y cantidad de interacciones intrafamiliares, que son fundamentales para el desarrollo del lenguaje y el desarrollo emocional”[2].
La
tecnología no representa necesariamente el camino hacia una generación de cretinos,
lo que sí hace es predisponer a los niños a elegir el uso recreativo sobre el
educativo, el método de enseñanza respecto a su uso debe ser replanteado. Una
generación con menos CI no evidencia necesariamente menos inteligencia, el
conocimiento ya no se genera a través de la memorización o aspectos matemáticos,
los test de inteligencia y métodos de aprendizaje deben adaptarse a las características
del contexto en el que se desarrollarán las futuras generaciones.
[1] https://www.unicef.org/spanish/sowc2011/pdfs/Los-nativos-digitales.pdf
