Crónica

Crónica: Mamá emprendedora

«¿Si dios conmigo, quién contra mí?»

Todos alguna vez han escuchado la típica historia del hombre que nació pobre y con sangre, sudor y lágrimas, pudo llegar a ser un empresario exitoso, o por lo menos de clase acomodada. Algunas películas hasta lo dramatizan. Pero muy pocas veces se habla de la mujer peruana emprendedora ¿por qué? ¿Existe alguna? La respuesta a la última pregunta, sin dudar, es sí, y si aún tienes dudas, déjame contarte.

Actualmente ella tiene 36 años, aunque su cuerpo te diga que tiene 28 y su tamaño se quedó en los 14. No creerías si te dijera que ella es madre de 5 hijos; los dos primeros estudian en la prestigiosa Universidad Nacional Mayor de San Marcos , los dos que siguen estudian la primaria en un colegio privado en Carabayllo, y su ultima y unica hija mujer, reina consentida de la casa, está por culminar el inicial.

Ella no es una mujer casada, solamente está comprometida con un piuranito con ojos de gato, color pardo, que por cierto es padre de sus tres últimos hijos. Ellos están juntos alrededor de 13 años. Se conocieron en el 2006 aproximadamente, casualmente el destino hizo que se conocieran en el trabajo, luego de que ella buscara sin parar ´chamba´ para mantener a sus hijos, ya que la relación con su pareja anterior, mi padre, no funcionó, y éste no pasaba pensiones.

En su adolescencia, tenía como apodo ´Shakira´, sí, como la cantante colombiana; pero no era por la voz que tenía, sino por las curvas que manejaba desde muy temprana edad, y lo linda que era. Podríamos decir que este seudónimo tenía un parecido con el diminutivo de su nombre, Jacky.

Jackeline, solamente era una niña cuando se enteró que estaba embarazada por vez primera, no se lo podía creer, cómo les iba a decir a sus padres que con catorce años estaba embarazada, muy aparte que era la mejor de una familia con 6 hijos. Sabía que la reacción de sus padres no iban a ser las mejores. Trató de ocultarlo lo más que pudo, pero pasaba el tiempo y cada vez la pancita de embarazo era más notable. La primera reacción de sus padres al notar su embarazo fue botarla de su casa.

Desesperada, Jacky, no sabía a dónde ir, puesto que no tenía un rumbo en específico. Algunas de sus amigas les abrieron sus puertas por unos días, otras quisieron pero sus madres no les dejaban, ya que decían que era una mala influencia para sus hijas, ignorando que el mundo da vueltas. A los días, regresa a su hogar donde seguían los gritos y discusiones.

Una noche, su madre se impuso, y le dijo que aborte al hijo que estaba en su vientre. Ella no tenía al aborto como opción, asi que se negó rotundamente. Lastima que solo era una niña, y aún así, a la fuerza la llevaron a una clínica clandestina, con el dinero de unas tías que tenía en los Estados Unidos. De camino a la clínica, ella simplemente llora de la impotencia por no saber qué hacer. Al llegar, el doctor ve cómo ella sigue llorando, y le pregunta si es su decisión, ella opta por quedarse callada mientras que su madre con un tono de autoridad comienza a responderle afirmativamente al doctor. Al verla desesperada, angustiada y triste, el médico decide no hacerle la práctica.

Luego de lo sucedido, solamente esperaron hasta que naciera su primogénito, casualmente nació el 25 de diciembre, por ende, decide nombrarlo Jesús. Los primeros años con su criatura no fueron los mejores; ya que luego del post parto, su madre le dijo que cuidaría de su hijo, mientras que ella tenía que trabajar.

Y así pasó, trabajó de mil oficios, comenzó trabajando para su papá, sin pago alguno, solamente lo necesario para vivir. Luego, por su cuenta, trabajaba en cachuelos. En ocasiones trató de fugarse con su hijo, pero no sabía a dónde ir, ya que tenía muy poco dinero. Pasaron dos años para que casualmente, o no, vuelva a tener otro hijo.

Con lo poco que tenía, y con la ayuda de sus más íntimos, abrió su puesto de frutas en la esquina de su casa, luego pasaron los años y se puso a trabajar vendiendo comida en su barrio, Infantas, en Comas. Todo esto pasaba mientras su madre criaba a sus dos hijos. Jackeline veía cómo su madre se apoderaba de sus hijos, puesto que a la abuela le decían mamá, mientras que a ella solamente les hacía llamar por su nombre.

Esto no era lo que quería Jacky para sus hijos, así que decide mudarse a la casa de su suegra, junto al padre de sus hijos creyendo que todo iba a ser distinto. Y lo fue, al principio todo parecía muy normal, pero pasaron meses y ya comenzaron a tratarla como una sirvienta, mandando a hacer todos los quehaceres del hogar, como si no existiera otra persona en esa casa.

Cansada de los abusos, ella decide irse. Pasó un tiempo y se enteró que su pareja tenía otro hijo, pero no era un recién nacido, sino que había nacido entre los años que nacieron sus dos hijos, así que decide terminar la relación. Ahora se encontraba sola con sus dos hijos. Con lo poco ahorrado que tenía decide alquilar un cuarto, a unos kilómetros de la casa de sus padres.

En una de las tantas búsquedas que hacía para trabajar, un día llegó a un ´comercial´de prendas de vestir, donde fue aceptada de inmediato, ahí conoció a su comprometido. Llegando a trabajar con él por años. 

Al enterarse que iban a tener a su primer hijo juntos, con lo ahorrado por años, deciden comprarse un terreno y construirlo para formar un nuevo hogar. Al adquirirlo él propone a su comprometida que solamente se encargue de los quehaceres de la casa, y que él iba a trabajar solo para mantenerlos. De lo cual ella, a ojos cerrados, no aceptó, y decide pedir un préstamo para invertir, en lo que le daría de comer por muchos años a toda su familia: comercial de prendas Chrisven, el nombre viene de la fusión de los nombres de sus dos primeros hijos.

Los primeros años les fue muy bien, adquirieron muchos muebles, e incluso un par de inmuebles en Lima Norte. Nadie se lo podía creer, la muchacha que quedó embarazada a muy temprana edad, ahora tenía su propia microempresa y casa propia, cosa que muy pocos del barrio lograban.

Pero así como hay tiempo de vacas gordas…también están las de vacas flacas, las malas inversiones y la traición de algunos de sus trabajadores hicieron que su microempresa reduzca sus ingresos; en esos tiempos también se entera que ha quedado otra vez embarazada. Pasan los meses, y concibe a su cuarto hijo.

Ahora los gastos eran más, ya que la familia iba creciendo. Después de pensar muy bien por el futuro de sus hijos, optan por vender uno de los terrenos que tienen. Equilibrandose económicamente, por un tiempo. No pasan ni dos años, y sucede algo inesperado, se entera que va a tener otra criatura.

Esos nueve meses fueron los peores que tuvo en su vida, ya que muchas veces el bebé tenía riesgo de morir, e incluso le dijeron que era probable que naciera con síndromes . Este miedo iba creciendo, al enterarse que el bebé esperado nacería mujer. Sufrió de ansiedad unos meses, por la bebé. Pero al final, el parto salió muy mejor de lo esperado.

Pasaron los años, y sus hijos mayores ingresaron a la universidad pública, ahora tenían menos cosas en las que gastar, entonces empezaron a ahorrar para viajar en las vacaciones familiares que tenían, como las que tuvieron en Piura o Ica.

En el año 2021, en pleno contexto covid, Jackeline Paola Nuñez Gonzales, apuesta por invertir en una heladería para el verano, coronandolo con el nombre de Alalau, palabra que se utiliza en la sierra para expresar el frío. Siguiendo los protocolos adecuados sabe que todo le irá bien, ya que siempre ha estado con Dios de su lado, o al menos eso dice ella. Cuenta que nunca dejó de creer en él, ni en los peores momentos. Y yo le creo, todo irá muy bien. Me siento muy orgulloso, madre.