En el 2014, la Línea 1 del Metro de Lima abrió su segundo tramo que incorporaba a los distritos de San Juan de Lurigancho y El Agustino. Su apertura significó el desarrollo de diversas actividades comerciales en torno al tren. Al ser zonas tan concurridas, las columnas que sostienen los rieles del tren se convirtieron en espacios de publicidad. Así, poco a poco, fueron apareciendo afiches que aseguraban resolver el problema del retraso menstrual, o que promocionaban el trabajo de curanderos y la venta de terrenos.
Sin embargo, en el 2016 eso cambiaría. Los hermanos Noé y Jhoel Mamani Espinoza, directores de la asociación especializada en artes plásticas y visuales Populart, tienen la idea de muralizar estas grandes columnas. Primero se empezó con la estación Los Jardínes para luego ir avanzando con las siguientes estaciones. Su meta es llegar hasta la estación Bayovar.
Desde que comenzaron allá por el 2016 hasta la actualidad, los hermanos Mamani ya llevan más de 300 murales pintados en las columnas de la Línea 1 del Metro de Lima. Jhoel recalcó que todo el trabajo es voluntario y que han participado personas de diferentes profesiones.
“Tenemos arquitectos, artistas plásticos, pintores, docentes. Los principales miembros de esta organización son ellos, quienes están organizados por mi hermano y yo”, añadió Jhoel Mamani.
Las temáticas que abordan los murales son diversos. Pueden ser personajes del Perú prehispánico, como imágenes de un guerrero y un sacerdote de la cultura Chavin, o murales con temática social, como críticas contra la violencia hacia la mujer o murales conmemorativas por todos los fallecidas a causa de la pandemia del COVID-19.
Acerca del apoyo que recibieron, Jhoel resalta en primer el lugar a la Línea 1 del Metro de Lima, quienes aceptaron la idea y les entregaron los murales ya en blanco para que los artistas puedan intervenir fácilmente. Asimismo, resalta la colaboración de diversas organizaciones como “Haz tu mundo verde” y de la Red Cultural de San Juan de Lurigancho. Por último valora la labor de los vecinos de la zona, quienes se encargan de cuidar los muralizar y evitar que sean vandalizados con grafitis.
Con todo el trabajo que llevan realizando desde hace años, los hermanos Mamani esperan que estos murales no solo sirvan para darle un nuevo rostro a San Juan de Lurigancho, sino que su arte impacte positivamente en el vecino.
“Creo que es importante revalorar espacios donde el arte no visto como una acción positivo”, agregó Jhoel Mamani. Por su lado, su hermano Noé espera “que el vecino pueda ponerse a pensar, a reflexionar, que los vecinos se cuestionen por algo que es evidente y que es necesario”
De esta manera, los murales también podría servir para acabar con el estigmatismo con respecto al arte urbano que se realiza en la calles.
“Hay una idea de que el grafiti y el muralismo son actos vandálicos, que carecen de permisos y son improvisados. Sin embargo, queremos dar a entender que, con organización, orden y formalidad, también se puede lograr cosas bellas como estos murales”, sentenció Jhoel Mamani.