El contexto social y político por el que pasa el país encontró un punto climático en las marchas realizadas por la ciudadanía, las cuales se pudieron documentar a través de fotografías y videos. Desde un enfoque audiovisual, la perspectiva de los días de protesta adquiere un valor más representativo y, eventualmente, simbólico.
Los días 12, 14 y 17 noviembre sobresalieron en la coyuntura nacional por ser las fechas de las denominadas marchas nacionales, siendo el sábado 14 la fecha con mayor movilización y, a la vez, con mayor represión por parte de la Policía Nacional del Perú. El conjunto de manifestantes asistentes, al notar la falta de difusión real y correspondiente a los sucesos por parte de los medios, se encargó de documentar lo acontecido durante las fechas indicadas. A pesar de que la protesta fue a nivel nacional, se concentró en la capital, resaltando la ubicación del Centro de Lima en lugares como Plaza San Martín, Parque Universitario, entre otros.
En primer lugar, miles de videos grabados por los asistentes fueron difundidos a través de las redes sociales debido a la inmediatez de estas. Las fotografías también formaron parte del espectro audiovisual obtenido en las marchas. Posteriormente, videos recopilatorios se distribuyeron en plataformas digitales como YouTube, con la finalidad de que se puedan presenciar internacionalmente. Asimismo, el trabajo de fotoperiodistas resaltó en demasía; así como las fotos eran compartidas al momento por cientos de peruanos, las fotos también se publicaron con cierto periodo de retraso. Esto debido al proceso de edición fotográfica que tomaban algunos trabajos para poder transmitir un mensaje más contundente, premeditado y significante.
La narración de estos materiales, como fotos y videos, mostraban una coordinación y dirección por parte de los manifestantes, los cuales los medios de comunicación mediáticos no retrataron; en su mayoría, se sumaron a la opinión popular al notar la unión de varios compatriotas con el pasar de los días. Como ejemplificación, las fotografías que denotaban la realidad de la represión eran de contenido explícito y sin censura, por lo que la ciudadanía podía ver reflejada la realidad de manera más personal y visual. De la misma forma, los videos grabados y compartidos generaban conmoción por la naturaleza narrativa de los hechos, los cuales se visualizaban a través de lucha y violencia ejercida por la autoridad. Esta última culminó en el asesinato de dos jóvenes universitarios.
El sentir nacional también fue documentado en los días de protesta, sobre todo en las fotografías. Las constantes paredes con mensajes en rechazo a la política ejercida en paralelo, carteles que comunicaban apreciaciones personales en torno a los sucesos, las distintas actividades culturales que acompañaban las marchas y conjuntos organizacionales que brindaban su apoyo (brigadas, abogados y colectivos sociales). Finalmente, la cobertura audiovisual también se dio en torno a los jóvenes asesinados y sus familiares, donde todo el país mostró su respaldo y la búsqueda de justicia.
En un contexto de pandemia, los asistentes mostraron su compromiso político al acoplarse a las marchas realizadas. Todo material documentado de los días mencionados muestra a la población con el uso de mascarillas y protección de salubridad. Las fotos y videos resaltan bastante el contexto social, como también político; la representación audiovisual adquirió un papel esencial en la protesta nacional al compartir la realidad de miles de peruanos.