¿Puede un lugar o un monumento representar un sentimiento colectivo? ¿Amor? Parece ser que sus creadores lo creyeron así, por ello el nombre. El Parque del amor es uno de los más emblemáticos del distrito de Miraflores y de Lima, no solo por su nombre, sino también por lo que representa o el mensaje que quiere transmitir. Fue inaugurado el 14 de febrero de 1993, es un parque no muy grande con una vista maravillosa hacia el mar, la cual se relacionaría íntimamente con la concepción romántica del amor: es (aparentemente) infinito.
Cada detalle está cuidadosamente diseñado para hacerlo un lugar agradable, desde las áreas verdes que tienen arboles bien podados en formas llamativas, los caminos tanto de ladrillo como de piedritas sueltas que hacen alusión a los parques infantiles, el ondulante muro que recorre el borde del parque, hasta la plazuela escalonada en el centro. Esta última tiene como atracción principal la pileta que tiene en la parte superior la estatua de dos amantes, como legitimando la temática.
Cualquiera creería que un sábado en la noche ese lugar estaría rebosando de parejas, pero no es el caso. Y es aquí que desligamos la imagen de la pareja del monumento con el tipo de público asistente al parque. Diversidad es lo que abunda. Familias de todo tipo pasean y se entretienen allí, los niños aprovechan el ondulante muro para jugar a que es un castillo o un lugar para escalar. Jóvenes pasan caminando, se reúnen para ir a otros lugares o hacen rondas para improvisar; personas de todas las edades pasean con sus mascotas o se sientan en el muro a conversar y apachurrarse por el frío. Un hombre de cabello ya blanco por la edad, de andar calmoso, vestido con un traje antiguo, pero bien conservado, deambula por allí con una libreta en mano, preguntando a las parejas si les puede recitar algo de su autoría “soy un poeta cuyo teatro fue destruido hace mucho… bellas damas, podría recitarles, si ustedes me lo permiten, un poema que escribí para las parejas tan lindas como ustedes”. El Parque del amor deja de ser simple decoración para convertirse en un lugar para todos.
Al lado izquierdo se encuentra la crepería Beso Francés. Que lejos de quitarle encanto al lugar, lo incrementa con su delicada decoración y los pintorescos uniformes de los empleados, la temática del restaurant hace una mezcla de los años 50 con el amor. Complementa la vista sumamente bella: la puesta del sol con sus colores rosáceos y naranjas que transmiten calma y ayudan a crear un ambiente romántico.
En el anfiteatro central se encontraba una mujer adulta vestida con el uniforme de limpieza de la municipalidad, era sábado, las 8:30 aproximadamente. Se le veía cansada, quizá porque tuvo una larga jornada, al sentarse en una de las gradas pude ver en su rostro un leve gesto de dolor, quizá estuvo parada más horas de las que debería por su edad. Aprovechó los minutos de licencia que se dio, sacó de su bolsillo un teléfono antiguo, de teclitas; también un par de lentes, se los puso y marcó pausadamente. Empezó a hablar, se le veía feliz, el rostro se le iluminó el mismo tiempo que duró aquella llamada, es probable que fuera algún familiar o su pareja. La llamada no duró más de 5 min, al terminarla guardó sus lentes y su celular, se incorporó y volvió a su labor, siguió barriendo algunos desperdicios que caían al piso. Caminaba lento, pero sin mucho esfuerzo y así poco a poco salió del anfiteatro para dirigirse a la parte posterior del muro a continuar barriendo. Es probable que aún le faltara para terminar su turno.
Es así como este parque además de ser un centro de entretenimiento sirve como lugar de encuentro para historias relacionadas con el amor, quienes viven de él en el caso del poeta, quienes trabajan por él en el caso de la señora de limpieza, quienes están unidos por él en el caso de las múltiples familias que lo visitan o quienes invierten tiempo y esfuerzo por amor a algo inmaterial como es el amor al freestyle. Cada quién tiene ya sea como motivo o fin el amor y es así que este parque inspira, crea, profesa y promueve que este sentimiento siga vigente más allá de la concepción clásica que suele tener.