A pesar del paso del tiempo y los cambios sociales, el Perú aún sigue siendo un país bastante conservador donde la homofobia y la transfobia son casos de discriminación bastante comunes. A raíz de esto, muchos directores han visto en el cine peruano un espacio para hacer activismo y visibilizar los derechos de la comunidad LGTB+.
Polar (2019) nos dice que los temas abordados en estos filmes suelen ser “la homofobia, los prejuicios de la sociedad, la necesidad de tolerancia y aceptación hacia la comunidad” (p. 20). Si bien es cierto, estos temas muchas veces no han sido los principales en algunas películas, sin embargo, hoy se dará un vistazo a tres películas peruanas donde la temática principal gira alrededor de la comunidad LGTB+.
La primera película de la que hablaremos será “No se lo digas a nadie” (1998) de Francisco Lombardi, la cual fue adaptada de la novela literaria escrita por Jaime Bayly. Empezaremos por este film ya que fue el primero en presentar como personaje principal a un homosexual, interpretado por Santiago Magil. La película narra el despertar sexual de Joaquín, un joven de familia adinerada que descubre la imposibilidad de ser abiertamente homosexual tras encontrarse en una sociedad homofóbica limeña. Un ejemplo de ello en la película, se refleja cuando Gonzalo (amante de Joaquín) le dice: “en este país puedes ser coquero, ladrón, mujeriego o lo que te dé la gana, pero no te puedes dar el lujo de ser maricón”. Este, no termina siendo un largometraje de reivindicación, porque para ocultarse de los prejuicios de la sociedad Joaquín seguirá escondiendo su verdadero «yo». Cabe recalcar que hubieron fuertes criticas de corte conservador, pero eso fue lo que le dio mayor taquilla al film.
Como segundo punto, casi diez años después, Javier Fuentes-León estrena la película “Contracorriente” (2009), la cual fue galardonada con más de 50 premios internacionales. Su debut, según Herrera (2020), se debe a que el film escapa de la zona de confort limeña y se adentra al pueblo de Cabo Blanco en Talara, además que tiene la peculiaridad de presentarse como un cuento onírico y con una dosis de realismo mágico. La película gira alrededor de como Santiago y Miguel, que vive con su esposa, tienen un romance oculto y “representa la tragedia que implica llevar una doble vida a causa de una homofobia enraizada en un cristianismo conservador” (párr. 11). La otra parte de la película, es la que tiene la dosis de realismo mágico, ya que tras la muerte de Santiago, Miguel lo empezará a ver como un fantasma que lo acompaña y lo convence de enfrentar la verdad.
Como tercera y última película, un poco más actual, tenemos a “Retablo” (2017) de Álvaro Delgado Aparicio, la cual fue nominada a un Spirit Award y un BAFTA. La cinta representa la cultura ayacuchana en sus distintas facetas. Se pueden resaltar dos de ellas. La primera, es la cultural, donde vemos a Segundo y su padre tener su taller de retablos ayacuchanos y asistir a eventos donde estos se exhiben. Sin embargo, un hecho romperá este lazo de padre e hijo y es cuando Segundo descubre que su padre es homosexual. Este intenta sacar su lado más “hombre” para no ser igual a él, pero falla en el intento. La segunda faceta, representa la poca tolerancia hacia lo “distinto” y los prejuicios que puede tener una sociedad. Ello, se refleja cuando el pueblo descubre el secreto de la homosexualidad y el padre es golpeado violentamente por ellos. Ante este hecho, su hijo ya no se mostraba indiferente, es más, lo intentaba comprender, sin embargo ya era demasiado tarde.
La sociedad en la que vivimos, aún sigue siendo muy cerrada ante estos temas. Por ello, es agradable encontrar en las películas un espacio donde se refleje esta realidad e identifique a muchas personas. Uno de los objetivos de estas cintas es hacer una crítica a la sociedad y hacer ver la poca empatía que se tiene ante esta comunidad. Se invita a los lectores a ver estas películas y reflexionar sobre ellas.