S.J. LuriganchoSalud

Autogestionando la lucha contra el hambre

Con la llegada de la pandemia, no solo llegó el coronavirus Sars-Cov-2, también aparecieron otros males que ya aquejaban a nuestra sociedad, pero que ahora se agravaron: el hambre.

Existen muchas zonas de San Juan de Lurigancho donde las personas no tienen qué comer y la situación empeoró con la pandemia. En ese contexto, muchas madres de familia deciden juntarse y formar ollas comunes. Estos espacios sirvieron para satisfacer una de las necesidades básicas del ser humano como es la alimentación. Pero no solo eso, también fue un lugar para que los vecinos de San Juan de Lurigancho pudieron encontrarse, interactuar, conversar y formar lazos.

Así es la olla común “Nueva Esperanza” donde trabaja Abilia Ramos, coordinadora de la Red de Ollas Comunes de San Juan de Lurigancho. Ella señala que, antes de la aparición de ollas comunes, tanto ella como otros vecinos eran muy “individualistas”. Sin embargo, eso cambió ahora.

“En las ollas empezamos a conversar de nuestras familias, de nuestro trabajo, conocernos más de donde veníamos cada vecino. A partir de nuestras necesidades, de nuestra historia, de nuestras carencias nos hemos ido juntando más y más. Ahora hemos logrado ser un equipo sólido”, agrega Ramos.

Así como en la olla común “Nueva Esperanza”, en San Juan de Lurigancho existen aproximadamente otras 450 ollas comunes donde se han formado lazos de unidad y han ayudado a combatir el hambre en el distrito.

Sin embargo, Abilia sostiene que su labor tiene muchos problemas que ellas solas no van a poder solucionar. Por ejemplo, no generan ingresos para pagar otros gastos como la luz o el gas. Incluso, si alguien se enfermara, no tendrían cómo apoyarle con medicamentos. Es por eso que ella vio en la organización la vía para poder pedir ayuda del Estado.

Así, entre todas las ollas comunes de todos los distritos de Lima Metropolitano se organizaron en la Red de Ollas de Lima Metropolitano, con el objetivo de visibilizar este problema de la alimentación ante las autoridades. Entre sus logros está la asignación de un presupuesto que les facilite la compra de alimentos.

Es en este momento donde comienza otra lucha, ya no contra el hambre, sino contra la Municipalidad de San Juan de Lurigancho y sus trabas.

Problemas con la Municipalidad

El pasado 9 de agosto, la Red de Ollas Comunes de San Juan de Lurigancho protestó al frente de la Municipalidad de San Juan de Lurigancho. El motivo era que la municipalidad no estaría cumpliendo varios acuerdos. Por ejemplo, por medio de Qali Warma, el Estado dio un presupuesto a la Municipalidad de San Juan de Lurigancho para que sea entregado a las distintas ollas comunes que hay en el distrito. Sin embargo, esto no habría estado ocurriendo.

Otro problema es el de las “ollas fantasmas”. Abilia Ramos señala que su olla común “Nueva Esperanza” lleva más de 1 año cocinando, pero han recibido poco o nada de apoyo por parte del alcalde. Sin embargo, han aparecido ollas que con menos de 2 meses de trabajo ya llevarían recibiendo apoyo del alcalde. Ramos cree que es porque en esas ollas hay personas llegadas al alcalde.