Hace casi 200 años se realizaba uno de los hechos que posibilitaron el nacimiento de nuestra nación. Las firmas del acta de independencia en la ciudad de Lima se han consolidado en el imaginario actual como el preciso momento en la liberación del yugo español. Pero eso es una imagen que nos ha legado el tiempo y los muchos discursos que la Republica ha escrito sobre su pasado mismo. Lo cierto es que la derrota de la corona española en nuestros territorios se dio algunos años después y que las firmas en la ciudad capital no fueron un acto masivo ni popular. En realidad, solo la elite limeña fue invitada suscribir el acta: entre los altos funcionarios, mandos militares, el clero secular y representantes de las familias “distinguidas”. El pueblo llano, entusiasta en su mayoría por la nueva libertad, fue excluido del acto.
Teniendo en cuenta este representativo hecho de nuestra fundación republicana, el municipio de Lima ha dispuesto un acta por los 200 años de la independencia del Perú, que podrá ser firmada por cualquier ciudadano. Estos módulos se encuentran disponibles en diversas partes de la ciudad, como en la plaza Neptuno (Cercado), en la Plaza de la Solidaridad (Villa El Salvador), la Plaza Municipal de Comas (Comas), el Parque del Maestro (San Juan de Lurigancho), y la plaza Túpac Amaru (Magdalena del Mar). Además, la municipalidad ha creado una página donde se puede firmar virtualmente el documento.
La iniciativa ha recibido el saludo de muchos ciudadanos entusiasmados en que sus nombres figuren en un documento de la historia de nuestra nación. Personalidades de la cultura y el espectáculo han acudido a estos espacios. Sin embargo, sería necesario también el impulso de figuras representativas de la sociedad, como los dirigentes de partidos históricos, intelectuales, lideres sociales, miembros del clero y lo funcionarios actuales de nuestro gobierno. Recordemos que el acta original fue firmada por ciudadanos notables como Hipólito Unanue, Toribio Rodríguez de Mendoza y José de la Riva Agüero. A veces el ejemplo de esas figuras admiradas por mucha gente hace posible que los ciudadanos se animen a adherirse a esta importante iniciativa municipal.
En julio de 1821, ante la ocupación de las tropas independentistas de San Martin, una parte de la alta clase limeña, quizás la menos entusiasmada con el rompimiento con la corona española, decidió adherirse al acta que impuso el general argentino. Las mujeres y las montoneras indígenas, cruciales guerreros en la lucha contra los realistas, fueron completamente excluidos de que sus nombres queden a la posteridad en el nacimiento de la nación que ayudaron a forjar. 3504 personas firmaron el acta de independencia en ese entonces; ahora ya son más de veinte mil los peruanos que han escrito su rúbrica en el Libro conmemorativo del Bicentenario.
