Siglos atrás y a lo largo de la historia, el ser humano ha intentado interpretar los sueños, a los que atribuía un cierto carácter mágico, muy vinculado a la voluntad divina. Se pensaba que podrían tener un significado oculto e incluso premonitorio. Dado que mediante ellos se podía vaticinar eventos futuros.
El psicoanalista Freud aplicó ciencia a la superstición en la interpretación de los sueños. Según él, el sueño es el mecanismo de la mente para dar rienda suelta a nuestros deseos e impulsos, que se ha reprimido durante el día. Sin embargo, el mismo Freud reconoció que no siempre era así. También podrían revelar significados más profundos, ser manifestación de algún problema o incluso de una preocupación.
La ciencia no les da fiabilidad ni validez, ya que la interpretación de los sueños se debe hacer dentro de cada cultura y persona. Cada sueño en cada mente, es algo particular y personal, y existe la posibilidad de que ese mismo sueño, en otra persona signifique una cosa totalmente diferente.
Incluso, muchas veces los sueños son incoherentes, otras nos pueden conducir a resolver conflictos. Ya nos dice la sabiduría popular, que nos recomienda consultar cualquier preocupación o decisión importante con la almohada. Con 8 horas de sueño reparador traerá consigo una mente lúcida capaz de lograr la interpretación de los sueños más complicados y difusos.
Usualmente los sueños se parecen mucho a nuestra propia realidad, son producto de estímulos externos e incluso nuestros propios sentimientos o emociones, marcado por el surrealismo de la ensoñación. En el proceso del sueño nuestra mente y cuerpo se unifican para formar un todo en el que podemos conocer nuestra personalidad. Si entendemos nuestros sueños, nos conoceremos mucho mejor y podremos llegar a conocer para mejorar aspectos de nuestra personalidad. Esto es lo que vislumbra el psicoanálisis moderno.
