Cajamarca, una de las regiones más golpeadas por el COVID – 19, a pesar de en sus inicios ser considerada como región modelo para tratar al coronavirus, puso en marcha la estrategia, realizada por el Minsa, conocida como el Plan Tayta. Ello con la finalidad de evitar que los infectados con coronavirus en fase inicial, lleguen a la hospitalización.
Pasados los 5 meses del inicio de la pandemia en Perú, la situación de Cajamarca empeoró. Los pequeños hospitales de la localidad ya no contaban con la capacidad para atender a la cantidad de contagiados que iban a atenderse diariamente. Los centros de salud en Cajamarca no contaban con especialistas capacitados para tratar las enfermedades, ni con camas UCI para tratar el COVID-19, de manera que el Minsa se vio obligado a improvisar centros médicos en estructuras previstas para diversas actividades, pero no para atención médica.
La aplicación del plan Tayta fue vital para la mejora de la situación de Cajamarca. El plan, consistió en llevar el tratamiento, previamente realizado un tamizaje, de manera temprana a la vivienda de los pobladores para que tengan acceso inmediato a la medicación. La entrega de los kits se encuentró a cargo del Ministerio de Defensa en conjunto con las Fuerzas Armadas.
La presidenta ejecutiva de EsSalud, Fiorella Molinelli, informó que el kit del plan Tayta contenía azitromicina y paracetamol, ambos medicamentos establecidos dentro de los protocolos establecidos por el Minsa prescritos por los médicos de la localidad.
Tras un intento de diálogo por el ex ministro de Defensa, Jorge Chavez Cresta, con los pobladores de Jaén, muchos expresaron su descontento e indignación mencionando lo siguiente “En el hospital, acá nos dejan morir, señor ministro. Queremos que se implementen hospitales para que los enfermos puedan atenderse”.