Salud

De atención al espectador a servicio al paciente

Después de llevarse a cabo los Juegos Panamericanos Lima 2019, se constituyó el Proyecto Legado, cuyo propósito era conservar todo lo que se construyó y formó para los juegos, tanto la infraestructura como el capital humano. Las sedes pasaron a ser administradas por este proyecto para lograr el mayor aprovechamiento de las áreas deportivas. 

Sin embargo, ante la aparición de nuevas necesidades en el contexto de la pandemia, Legado dejó de enfocarse en el deporte. Desde mercados itinerantes y zonas de aislamiento para personas contagiadas a centros de vacunación peatonal y vehicular, Legado buscó muchas formas de darles un nuevo uso a sus instalaciones.

Voluntario en el centro de vacunación ubicado en la Videna. (Foto: Angélica García Vera)

Según la página web oficial del gobierno peruano, la primera etapa de vacunación comenzó el 16 de abril del 2021, con las personas mayores de 80 años. En esta etapa no se contó con la presencia de voluntarios, puesto que la colaboración de Legado en la vacunación aún estaba empezando. Fue el pasado 6 de mayo del 2021 que los voluntarios de los juegos Lima 2019  pasaron de atender al espectador a servir al paciente y de esta forma poner el hombro por el Perú.

Desde ese entonces los voluntarios se dedican a brindarle la mejor experiencia a los pacientes que acuden por sus dosis a los distintos centros de vacunación administrados por Legado. 

Las funciones de los voluntarios se resumen en orientar y apoyar al paciente durante toda su permanencia en la sede; no obstante, la ayuda también se brinda al exterior cuando, por ejemplo, una persona con discapacidad o de tercera edad necesita ser llevado en una silla de ruedas por un voluntario desde la salida hacia el vehículo con el que acudió al centro.

Actualmente los voluntarios toman turnos para apoyar dentro de la sede: mañana, tarde, noche y madrugada, estos dos últimos solo se llevan a cabo en los llamados “VacunaFest”. Evidentemente, la labor de los voluntarios no es remunerada, pero ver sonreír a una persona que ha perdido a un ser querido durante la pandemia y que lucha por seguir adelante es nuestra mejor recompensa. Sigamos poniendo el hombro por el Perú.