Platillo peruano de cau cau. Fuente: mccormick.com
Salud

La dieta peruana abundante en carbohidratos: ¿es buena para la salud?

En contraste con una dieta cetogénica y la tan popular dieta mediterránea, el contexto peruano nos exige tomar un acercamiento de moderación y cultura alimenticia saludable, propone la nutricionista Cindy Córdova; esto es, un cambio en la idiosincrasia peruana.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) declaró en 2019 que el Perú es el tercer país en Latinoamérica en obesidad y sobrepeso: “el 53,8% de peruanos de 15 años a más tiene un exceso de sobrepeso; de ese total 18,3% sufre de obesidad”.

Asimismo, dos años atrás se se dio a conocer que en la dieta peruana predominan los carbohidratos según los resultados del “Estudio latinoamericano de nutrición y salud” (ELANS): “alrededor del 40% del consumo de energía o ingesta calórica de los peruanos proviene del arroz, la papa, los fideos y granos refinados, sobre una dieta regular 2,031 kilocalorías diarias (Kcal/d)”.

Aquellos resultados se reflejan en los platillos peruanos característicos como lo serían el caucau, la carapulca, el lomo saltado con guarnición de papas, el ají de gallina, los cuales suelen ir acompañados de una porción de carbohidrato adicional: arroz. Entre los fideos tenemos a los tallarines verdes, sopa seca, entre otros. Asimismo, cabe rescatar que las entradas que preceden a estos platillos suelen ser caber dentro de esta categoría: causa a la limeña, papa a la huancaína, etc.

Debido a ello, se cuestiona el rol directo que pueden tener los carbohidratos en nuestra salud (los cuales se descomponen en glucosa, es decir, azúcar), especialmente si estos son contrastados con una de las dietas más populares que recorren la Internet cuando se trata de reducir el nivel de grasa corporal: la dieta cetogénica, o mejor conocida como dieta keto, ocupando el tercer puesto este año en la categoría mencionada, según reportan los rankings de la revista U.S. A World Report News.

Se caracteriza por la generación de cetosis (aumento de cetona en la sangre, producida por el hígado) cuando el nivel de carbohidratos ingeridos es bajo y, de esta forma, lo vacan de su puesto como medio de obtener energía; ahora las grasas toman este papel, puesto que la cetona las descompone y las vuelve combustible para el cuerpo.

Del mismo modo durante los últimos tres años, la dieta del Mediterráneo ha sido considerada como la “mejor dieta en general” (best diert overall) por la revista, lo que hace que nos cuestionemos si el modelo de «dieta peruana» debería pasar por un proceso de reformulación.

En este caso, la licenciada Cindy Córdova, encargada del área de Nutrición en el Policlínico Municipal de Pueblo Libre, mencionó que este cambio «sería un ideal» y a largo plazo: «va a llevar mucho tiempo cambiar el chip de las personas […] A veces, el paciente viene con esa idea: sí, quiero hacer una dieta de Mediterráneo […] Entonces al final, cuando uno le explica el paciente, me mira y dice, prefiero ir poco a poco».

Respecto a la diversidad de dietas, añade: «si bien es cierto, es una dieta que tiene distribución diferente a la nuestra, (empero) tampoco hay que endiosar las dietas keto o tal o cual dieta, porque podemos trabajar con lo que decide el paciente. Yo estoy bien segura que si el paciente decide una alimentación balanceada, lo podremos lograr y tener salud».

Para ello, hace hincapié en medir las proporciones de macronutrientes referenciando a la Escuela de Salud Pública de Harvard, la cual propuso el método El plato para comer saludable: «nos dice mitad verduras, la porción de puño de carbohidratos y la otra porción de puño de carnes, obviamente prefiriendo las carnes blancas. Entonces, se le trata de educar al paciente que aprenda a reconocer los grupos «, dijo la nutricionista.

Finalmente, concluye con lo siguiente: «creo que a corto plazo sería el trabajar con lo que el paciente tiene, y siempre les digo: demos pequeños pasos para hacerlo más realista. Si te comías dos panes, empecemos una semana comiendo uno. Si te comías arroz en una taza grande, comencemos a bajar la cantidad, porque esos pequeños pasos hacen que el paciente se vaya adaptando y no sienta que estamos prohibiéndole […] la alimentación no es que te sientes a comer y es todo, tiene un tema emocional, un tema psicológico, familiar, entonces involucra muchas cosas para trabajar».

Si lo comparamos con una dieta cetogénica, resulta poco práctica al momento de mantenerla por largos periodos de tiempo y está más enfocada en acelerar el proceso de pérdida de grasa (déficit calórico) en vez de cambiar las costumbres y manera de vivir de la persona; y con la tan famosa dieta mediterránea, a pesar de tener los carbohidratos en la base, sigue sin asemejarse al excedente consumido por los peruanos. Por ende, el mejor acercamiento para luchar contra los riesgos de la salud sería la moderación y el educar en una cultura alimenticia saludable; es decir, cambiar la idiosincrasia social.